El consenso nutricional es claro: cuanto antes nos acostumbremos a comer sin tanto azúcar, incluso desde pequeños, mejor. Pero no es tan sencillo como parece, ya que muchos alimentos considerados tradicionalmente como 'sanos' contienen en realidad grandes cantidades de azúcares añadidos para mejorar su sabor que acaban anulando sus beneficios. Los yogures son un claro ejemplo, especialmente aquellos con sabor artificial a frutas o dulces.
Como respuesta, la industria alimentaria ha innovado en los últimos años con productos endulzados con edulcorantes no calóricos. No es la panacea, sin embargo: si el exceso de azúcar se relaciona con la obesidad y los problemas metabólicos, el abuso de estos productos 'cero' también puede conducir a alteraciones de la salud intestinal y cardíaca.
La respuesta, como en tantos otros aspectos de nuestra alimentación, pasa por optar por lo que se ha venido a denominar 'comida real', es decir, con el mínimo grado de procesamiento. En este caso se trataría del yogur natural y sus 'primos' -yogur griego, skyr, requesón- que contengan a ser posible únicamente leche y fermentos lácticos. Estos se pueden combinar con fruta cortada -no triturada- o cereales integrales para añadir fibra a una comida que ya es rica en proteínas y minerales.
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También es fuente las 'grasas sanas': aunque la leche entera ha tenido mala fama durante años por tratarse de grasa saturada, ahora sabemos que no es tan perjudicial como la que procede de alimentos como la carne roja. En lugar de aumentar el riesgo cardiovascular, de hecho, lo prevendría. En definitiva, el criterio principal para elegir un postre lácteo será optar por aquél que no incorpore azúcar más allá de la lactosa natural de la leche.
Elegir el menos procesado sería la siguiente opción. Pero la falta de variedad es motivo de pérdida de adhesión a una dieta saludable, y resulta interesante contar con alternativas cuando se trata de satisfacer ocasionalmente un antojo de dulce - y muy concretamente de chocolate, indispensable para muchos. Con esto en mente, Mercadona ha incorporado en las últimas semanas una 'copa de chocolate y nata' a su gama '+proteínas' de Hacendado.
Estos lácteos se caracterizan por prescindir de los azúcares añadidos para mejorar su perfil nutricional en comparación con los mismos postres habituales, ofreciendo una experiencia organoléptica similar y elevando la proporción de proteína: del 4% presente en los lácteos convencionales hasta un 10%. Esto se consigue, según explicaba a EL ESPAÑOL Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos y dietista-nutricionista, añadiendo un concentrado de nutrientes a la leche.
Sin embargo, como ya tuvimos ocasión de plantear con las 'natillas' de '+proteínas', no todos los postres de esta gama son igual de recomendables. Mientras que algunos pueden tomarse a diario, otros hay que considerarlos alternativas más saludables a otros postres más calóricos que se toman de vez en cuando.
Así, 100 gramos de la copa de nata y chocolate aportarán 82 kilocalorías y 10 gramos de proteínas a cambio de solo cuatro gramos de azúcar, correspondientes a la lactosa natural, y apenas 2,4 gramos de grasa. Esto lo convierte en un alimento interesante para la práctica deportiva por su aporte energético, y los especialistas en entrenamiento intensivo lo han reseñado positivamente en las redes sociales.
Sin embargo, como hemos visto, el azúcar no lo es todo. En el apartado de los aditivos aparecen los edulcorantes artificiales sobre los que hemos advertido antes, el acesulfamo K y la sucralosa, además de aromatizantes y espesantes varios. Lo preferible, por tanto, sería considerar este nuevo producto como un 'capricho' para ocasiones especiales en lugar de un sustitutivo de los lácteos naturales y frescos. Estos siguen siendo la primera y mejor opción para el consumo diario.
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