Cada mañana, miles de españoles comienzan el día con una taza de café. Eso sí, más grande, de media, que la de los expreso italianos. La cafeína puede suponer un chute de energía extra, energía que podría obtenerse añadiendo algunos alimentos al desayuno, pero que sin embargo, por falta de tiempo o apetencia, a veces no llegan. Comenzando así la mañana con un café en ayunas, una costumbre que podría traer consecuencias para el sistema digestivo.
Se calcula que, de media, se consumen alrededor de 14.000 millones de litros de café al año en España, con una media de casi cuatro cafés diarios por cada consumidor. En el ranking mundial de países cafeteros, realizado por la International Coffee Organization (ICO), España se ubica en la posición 19 de las naciones que más consumen la bebida.
El consumo de café no es perjudicial, de hecho existen evidencias de los beneficios para el organismo que lo acompañan. Un reciente trabajo publicado en Nutrients, relaciona el consumo de este líquido color pardo con una menor mortalidad en general, en España. Según explica este artículo de EL ESPAÑOL, existiría una asociación inversa entre el consumo de café y la mortalidad por cualquier causa.
El consumo de una o menos tazas de café al día (con cafeína) se asocia con una reducción del 27% de mortalidad, mientras que el consumo de más de una taza diaria (en un rango de 2 a 6,5 tazas diarias de media) se asociaría con una reducción del 44% de la mortalidad por cualquier causa. Según la misma investigación, consumir más de una taza de café al día también se asociaría con una reducción del 59% de la mortalidad por cáncer tras 18 años de seguimiento que se realizaron para el estudio, aunque no se observó este efecto protector en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares.
El principal motivo parece estar en sus sustancias antioxidantes, cafeína, ácido clorogénico, melanoidinas, cafestol, kahweol y trigonelina; además de compuestos polifenólicos. Algunos de estos componentes tendrían efectos sobre el metabolismo del colesterol, sobre la sensibilidad de la insulina e incluso potencial para producir efectos anticancerígenos.
Problemas gástricos
Tomar café en ayunas puede afectar al bienestar gástrico. Una investigación del Centro Alemán de Investigación de Química Alimentaria de Garching, Alemania, señala el amargor del café con un aumento en la producción del ácido estomacal, empeorando así trastornos intestinales como el síndrome del intestino irritable (SII). Además, al aparecer esta acidez como efecto adverso, es desaconsejable tomar café en ayunas en casos de úlceras estomacales o propensión a las mismas, reflujo ácido o indigestión.
"Aquello del café y cigarro, muñeco de barro, es bastante real para muchas personas. Si bien es cierto que eliminando el tabaco de la ecuación, muchos problemas desaparecen, el café sin desayunar nada más, tiene la capacidad de revolver e irritar el estómago", señala José Gallardo, nutricionista y dietista. Además, existen personas con cierta sensibilidad al café y sus efectos, que llegan a experimentar síntomas como vómitos, indigestión o dispepsia, es decir, sensación de dolor o malestar estomacal recurrente. Una condición que empeora si encima se toma en ayunas, según señala una investigación.
La hormona del estrés
Otro de los problemas que puede acarrear esta costumbre es el aumento de los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esta hormona destinada a la regulación del metabolismo, los niveles de azúcar en sangre y la presión arterial, en niveles excesivos para el organismo, puede acarrear problemas de salud como un aumento de la presión arterial, diabetes tipo 2, pérdida ósea y enfermedades cardiovasculares, como evidencian distintas investigaciones. Teniendo el pico máximo de presencia en el organismo al despertar, es común pensar que puede suponer un riesgo tomar una sustancia que promueva su secreción en ese momento.
Sin embargo, existen estudios que revelan cómo el consumo de café sí aumenta la presencia de esta hormona, siempre y cuando se realice en un momento de abstinencia de cafeína. Por lo que una investigación señala que cuando se consume de forma habitual, la respuesta del cortisol a la cafeína se reduce, por lo que es improbable que presente problemas a largo plazo.