La inflamación en la alimentación se tiende a relacionar con la sensación de hinchazón que puede acompañarnos después de comer. En realidad, es una respuesta del sistema inmune a una agresión externa, y los alimentos ricos en aditivos y grasas insanas, y pobres en fibra alimentaria, se comportan exactamente así con las paredes del intestino. Una dieta inflamatoria perjudica la capacidad de metabolizar la comida y daña la microbiota, la comunidad de bacterias relacionada con la salud general, y eleva el riesgo de problemas metabólicos, obesidad y cáncer, explica el Dietista-Nutricionista Marc Vergés en su libro Desinflámate [Grijalbo].
La fibra, explica Vergés, puede definirse como "el pasto de la microbiota". Según el nutricionista, "es lo que sustenta a nuestros amigos comensales intestinales". Sin un aporte de fibra prebiótica, las bacterias beneficiosas del microbioma "no pueden vivir de forma saludable y equilibrada", lo que hará que "nos pongamos enfermos o perdamos calidad de vida" con mayor facilidad. No obstante, advierte, este nutriente no es recomendable para personas que sufren sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO), síndrome de intestino irritable o dispepsias.
"La microbiota mucoprotectora es básica para que la pared intestinal no se dañe y pueda hospedar a nuestros amigos bacterianos, que, a su vez, producirán ácidos de cadena corta que alimentarán a las células intestinales, completando así un circuito imprescindible: prebiótico, microbiota mucoprotectora, ácidos grasos de cadena corta, salud intestinal". Ente esos ácidos saludables se encuentra el butirato, que alimenta a las células que forman la pared del colon, reduciendo la inflamación y permitiendo que absorban correctamente los nutrientes.
Es aquí donde dos variedades de fruta poco consumidas de forma general en España, el plátano macho o el plátano canario verde, pueden ayudarnos, explica Vergés. Son alimentos ricos en almidones resistentes que se metabolizarán más lentamente que otros azúcares. "Ayudan a proteger nuestra mucosa alimentando a microorganismos como la Akkermansia muciniphila, aunque sus efectos en el intestinos son distintos según su grado de maduración. Cuanto más verdes mejor alimento para nuestras bacterias y menos azúcar en sangre para nosotros. Por el contrario, más maduro no será tan beneficioso para la microbiota, pero nos dará más energía en forma de azúcar que entrará como un cohete en nuestras sangre".
El punto de maduración del plátano lo dará la desaparición de la tonalidad verde de la piel al liberarse el etileno propio de las frutas climatéricas -que maduran tras la cosecha- y la aparición de las pecas o 'motitas' que popularizaron una campaña de plátano de Canarias. Adquiere un sabor más dulce por la mayor concentración de azúcares, pero no por ello hay que considerar que engorda más y que no puede formar parte de una dieta saludable. Como apunta Vergés, "suele recomendarse en los episodios de gastroenteritis (diarrea), ya que el paciente necesita nutrirse y recuperar energía".
No obstante, incluir también plátano macho o plátano de Canarias verde en nuestra alimentación es recomendable, ya que estas variedades sin madurar son "grandes productoras del moco intestinal del colon, ya que al alimentar a las bacterias que protegen la mucosa, contribuyen a reducir la permeabilidad intestinal y la inflamación". Las legumbres, los tubérculos como el boniato, la patata -enfriada después de cocerla-, la yuca o el apio, o los pseudocereales como el trigo sarraceno o alforfón y la quinoa son otras fuentes de las que obtener este efecto prebiótico.
¿Cómo incluir el plátano verde en nuestros menús? Vergés propone prepararlo a la plancha y con canela, pero no es la única opción. El plátano frito se puede freír para conseguir unas chips que se llamarán 'tostones' o 'mariquitas' según su grosor, explican en Cocinillas. Sin embargo, puestos a hacer plátano a la sartén, el plato más emblemático es sin duda el arroz a la cubana: el nombre, como con tantas otras recetas, es engañoso, ya que su origen no está en el Caribe sino en las mismas islas Canarias de las que procede el plátano verde con el que originalmente se prepara.