El pescado es uno de los alimentos más saludables. Además, hay una variedad muy amplia donde escoger, con distintos matices en cuanto al sabor y la textura. Si este alimento forma parte de la dieta diaria, es mucho más probable obtener las vitaminas y minerales necesarios para el correcto funcionamiento del organismo, pero para algunos adultos y la mayoría de niños, hay un hándicap a la hora de introducirlo en su día a día: las espinas.
La anatomía de los peces está determinada por el hábitat en el que viven, el agua. Las espinas pueden servir como defensa contra depredadores, además de ser fundamental en las aletas para dar movilidad al pez.
"Todas las semanas atendemos en urgencias a personas mayores que presentan algún tipo de malestar al tragar por culpa de una espina. Alguno de ellos nos explica que intentando expulsarla mientras comía estuvo a punto de ahogarse. El problema es que, a cierta edad, la vista ya no es la misma y hay un mayor riesgo de tragar sin querer una espina. Por eso, suelo recomendar que en el súper pidan las variedades que menos espinas tienen y que les den los cortes lo más limpios posibles", explica José María Ballón, médico de urgencias en la Comunidad de Madrid.
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La compra de pescado supone más de un 13% del total del gasto de los hogares en alimentación y bebidas, llegando a consumirse unos 23 kilos por persona al año, según el Informe de Consumo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. La mayor parte del consumo de pescado se produce en casa, por lo que lo habitual es que cada uno tenga que lidiar con su preparación. Se suele preferir fresco, pero eso incluye las molestas espinas. No obstante, existen variedades que apenas incluyen estos molestos elementos:
Merluza
Este pescado es el rey de los segundos platos en restaurantes y de las comidas familiares estivales. No sólo influye su sabor y su carne tierna, los lomos y la cola tienen muy pocas espinas. Además, se puede comprar congelado en lomos que ya están perfectamente limpios y listos para cocinar. Este pescado es muy fácil de digerir y además, su sabor suave suele gustar a los más pequeños.
Es una fuente excelente de proteínas y de ácidos grasos omegas - 3, aunque hay que tener cuidado con la forma en la que se prepara, ya que algunos estudios han analizado como ciertas técnicas de cocinado afectan a la concentración de ácidos grasos del producto final. Señalando en concreto que preparado al horno o hervido mantiene mejor las propiedades de los ácidos grasos omegas - 3.
Rape
Este pescado, cuyo aspecto no hace que sea de lo más apetecible, es sin embargo muy popular en la alimentación. Suele venderse en cola o en cubos y es de los que menos espinas tiene. Además, las pocas que tiene son fácilmente reconocibles y sencillas de separar, ya que su carne es compacta. De cada 100 gramos, tan solo tiene 82 calorías, siendo muy bajo en grasas y rico en proteínas de alto valor biológico, con 18,7 gramos por cada 100. También destaca su contenido en potasio, fósforo y magnesio.
Bacalao
Ya sea fresco o salado, el bacalao apenas tiene espinas. De igual modo, se puede indicar al pescadero que se quiere un corte suprema, que consiste en un corte central que se realiza precisamente para evitar las espinas. También tiene pocas calorías y grasas, como el rape.
Entre las vitaminas que contiene destacan cantidades discretas de vitaminas E y A. Estas vitaminas (como todas las liposolubles) son almacenadas en el hígado de todos los animales, lo que convierte a este órgano en su principal fuente. En relación con los minerales, destaca la presencia de potasio, fósforo, yodo y selenio. Si es salado, su cantidad de sodio puede suponer un inconveniente, aunque poniéndolo en remojo ésta se rebaja significativamente.
Fletán
El pez mantequilla, un habitual del sushi, también llamado fletán, es muy conocido en la gastronomía tanto japonesa como española. Este pescado sólo tiene una gran espina dorsal que es muy fácil de separar y se aprecia bien visualmente. De igual modo, es bajo en grasa, por eso es muy recomendado por nutricionistas, y contiene vitaminas del grupo B, además de potasio, que como señala la Fundación Española del Corazón (FEN) tiene un papel importante en el mantenimiento de la tensión arterial.
Gallo
Aunque el gallo sí tenga espinas, la forma en la que las tiene distribuidas favorece su retirada con un sólo movimiento, ya que ramifican gruesas desde la espina dorsal. De esta forma, quedarán los lomos lisos y sin espinas.
Tiene un precio asequible. Además, al ser un pescado blanco, tiene poco contenido en grasa, menos de dos gramos de cada 100 de producto. Entre los nutrientes que aporta, destaca la presencia de la B3, B6, B9 y B12.