El consumo regular de frutos secos, con las nueces como principales protagonistas de la mayoría de los estudios, aumenta tanto la esperanza de vida como su calidad, reduciendo el riesgo de muerte en general y por accidentes cardiovasculares en particular. En España son un aperitivo popular, que se puede complementar con la pérdida de peso si realizamos un control calórico del resto comidas del día.
Ahora, un nuevo trabajo publicado en Frontiers in Nutrition se enfoca en su relación con el ejercicio físico. Según han determinado, el consumo de frutos secos, concretamente de almendras, funcionaría como un "recuperador" tras ejercitarnos.
Así lo sugiere un nuevo ensayo clínico controlado y aleatorizado, donde participaron 38 hombres y 26 mujeres de entre 30 y 65 años. El consumo de almendras de forma diaria aumentaría la producción del ácido graso 12,13-dihidroxi-9Z-octadenoico (12,13-DiHOME) de forma inmediata tras el ejercicio intenso.
[Esto es lo que le pasa a tu cuerpo y a tu cerebro si tomas almendras cada día]
La molécula, un tipo de oxilipina -grasa oxidada-, se sintetiza a partir del ácido linoleico en el tejido adiposo pardo o "grasa parda", con conocidos efectos beneficiosos sobre la salud metabólica y la regulación energética.
Para el ensayo, se organizaron dos grupos. La mitad de los participantes fueron asignados al azar al grupo de dieta rica en almendras (57 g de forma diaria), y la otra mitad sería el grupo control, el cual consumiría diariamente una barra de cereales con un nivel calórico similar.
Se fueron tomando muestras de sangre y orina antes y después del periodo de cuatro semanas de suplementación con almendras. También se realizaron pruebas de rendimiento, incluyendo una prueba anaeróbica de Wingate de 30 segundos, una prueba de carrera de ida y vuelta de 50 metros y ejercicios de fuerza de salto vertical, press de banca y piernas hacia atrás.
Así mismo, se tomaron muestras de sangre y orina adicionales inmediatamente después de esta sesión de 90 minutos de "ejercicio excéntrico", y diariamente durante los 4 días posteriores. Durante el estudio tan solo se realizó una única sesión de ejercicio intenso.
Tras cada extracción sanguínea, los participantes completaron el cuestionario de Perfil de Estados de Ánimo (POMS) para calificar su estado emocional. También calificaron su dolor muscular de aparición tardía, es decir, el dolor y la rigidez posterior a un ejercicio extenuante o no acostumbrado, en una escala del 1 al 10.
Como era esperable, el ejercicio de 90 minutos dio lugar a un aumento de la sensacion de daño muscular y un dolor muscular autoinformado por los voluntarios. También a un aumento en la puntuación POMS, indicando un aumento de fatiga, ansiedad y depresión autoinformados.
A nivel analítico también se detectaron niveles elevados transitorios de citocinas proinflamatorias, como IL-6, IL-8, IL-10 y MCP-1 en sangre, consecuente con un daño muscular menor. Pero estos cambios en las citocinas fueron iguales tanto en el grupo suplementado con almendras como en el grupo control.
Sin embargo, lo que sí se objetivó es que, inmediatamente después del ejercicio, la concentración de 12,13-DiHOME fue un 69% mayor en sangre en el grupo de participantes que consumieron almendras. Se sabe que esta molécula aumenta el transporte de ácidos grasos y su absorción por parte del músculo esquelético, dando lugar a una estimulación de la recuperación metabólica tras el ejercicio.
Por su parte, se encontró un patrón inverso en otra oxilipina, la molécula levemente tóxica 9,10-DiHOME, que fue un 40% más elevado inmediatamente tras el ejercicio en el grupo control respecto al grupo suplementado con almendras. A diferencia de 12,13-DiHOME, se ha demostrado que 9,10-DiHOME tiene efectos negativos sobre la salud general y la recuperación tras el ejercicio.
Según los investigadores, dirigidos por el Dr. David C. Nieman, profesor y director del Laboratorio de Rendimiento Humano en la Universidad Estatal de Los Apalaches en el Campus de Investigación de Carolina del Norte, el consumo de almendras tendría potencial para dar lugar a cambios en el metabolismo, reducir la inflamación y el estrés oxidativo del ejercicio, y acelerar la recuperación tras el ejercicio.
Las almendras, explican, poseerían una mezcla única y compleja de nutrientes que pueden ayudar a esta recuperación metabólica tras el estrés controlado del ejercicio. Son ricas en proteínas, grasas saludables, vitamina E, minerales y fibra. Además, la piel marrón de las almendras contiene polifenoles que terminan en el intestino grueso y ayudan a controlar la inflamación y el estrés oxidativo.
[Elisa Blázquez, la sabia de la dieta antiinflamatoria: cinco claves para cambiar tus hábitos]