El desayuno es la comida en la que, sin duda, más veces repetimos alimentos a lo largo de la semana los españoles: no puede faltar un café y algo para mojarlo. En realidad, no es necesario que nuestros desayunos sean siempre variados —o nuestra dieta en general, como dice el nutricionista Julio Basulto en este artículo de EL ESPAÑOL—, pero si elegimos para empezar el día alimentos insanos, es muy probable que arrastraremos su consumo durante toda la semana. Y, por lo general, no elegimos bien nuestros desayunos.
La sección del supermercado con productos para el desayuno se encuentra abarrotada de productos insanos: galletas de todos los tipos —aunque recordemos que ninguna se puede considerar saludable—, cereales muy azucarados y mucha bollería industrial. Además, los zumos de fruta sin pulpa y los cacaos en polvo que son casi todo azúcar ponen la guinda a estos desayunos. Al final, estas comidas están muy dominadas por los hidratos de carbono más simples, que tienen un índice glucémico alto y se relacionan con enfermedades.
Estos alimentos se han asociado con la diabetes tipo 2, la obesidad o las enfermedades cardiovasculares, pero ¡ojo! porque algunos otros cuando se consumen con demasiada frecuencia pueden aumentar nuestro riesgo de padecer algunos tipos de cáncer. La mayoría de estos alimentos son de los que se consideran de toda la vida y cuentan con fama de ser saludables. Por eso, considerarlos como inofensivos puede resultar especialmente peligroso. A continuación, tres alimentos habituales en el desayuno en España que aumentan el riesgo de cáncer.
Los tostadas quemadas
El pan blanco es un alimento simple y básico, pero que nos encanta. Lo devoramos a pellizcos durante las comidas y en el desayuno solemos darle un papel protagonista: lo tostamos y untamos para acompañar el café. Ahora bien, los amantes de la comida tostada y bien crujiente deben prestar atención al punto que le dan a este alimento. El pan puede generar acrilamidas, que se han considerado una sustancia potencialmente cancerígena.
[El error que cometemos con las tostadas del desayuno en España y que dispara tu riesgo de cáncer]
No sólo puede originarse la acrilamida en el pan, sino también en otros alimentos con una buena proporción de almidones, como las patatas. Cuando las tostadas están demasiado oscuras, consumimos acrilamida y esta se metaboliza en los órganos; como resultado se produce la glicidamida y este es el compuesto que los científicos asocian a los posibles efectos cancerígenos de esta sustancia. Por eso, debemos tostar nuestros alimentos hasta que adquieran una tonalidad dorada.
Los embutidos
El fiambre de pavo es uno de esos alimentos que desayunamos pensando que es saludable e, incluso, lo utilizamos cuando nos ponemos a dieta de adelgazamiento. Sin embargo, las carnes procesadas —grupo al que pertenece el fiambre de pavo, el jamón de York e, incluso, el serrano— fueron declaradas en 2015 como alimentos carcinogénicos si se consumen de manera habitual. Ahora bien, algunas carnes procesadas son peor que otras.
Los paquetes de lonchas de pavo, en concreto, son algunas de las peores y esto se debe a que su porcentaje total de carne es menor al esperado. Si lo normal es pensar que todo el producto está hecho de pavo, en realidad en muchos casos sólo el 50% de la composición está formada por ese producto y el resto son ingredientes de relleno. Estos suelen ser almidones, azúcares, féculas de patata, jarabes de glucosa, entre otros productos.
El zumo de naranja
Otro de los grandes mitos del desayuno en España es que el zumo de naranja es saludable y que te pone tan fuerte como al primo de Zumosol. Sin embargo, en los últimos años esta concepción ha cambiado radicalmente: ahora el zumo de naranja está considerado como una bebida azucarada más, casi como un refresco. Y, por tanto, sus perjuicios para la salud también se consideran iguales: riesgo de diabetes, obesidad, enfermedades del corazón.
Pero también se ha relacionado con el cáncer. Este estudio francés publicado en la revista científica The British Medical Journal en el verano de 2019 afirma que beber sólo un vaso de zumo de naranja al día aumenta el riesgo de cáncer. Esto se debe, precisamente, a que se trata de una bebida con una alta proporción de azúcares libres: al exprimir las naranjas se pierde la fibra, aumenta el índice glucémico y, además, consumimos más cantidad de naranjas que si las tomáramos enteras. Es decir, nos ponemos morados de azúcar.