La inflamación de bajo grado es un fenómeno conocido en los adultos. Se trata de una de las principales causas de las enfermedades circulatorias, musculoesqueléticas, gastrointestinales y del sistema nervioso. Se asocia habitualmente a un estilo de vida sedentario y al envejecimiento, pero un preocupante nuevo trabajo señala que puede presentarse desde la adolescencia a raíz de una mala alimentación.
El estudio ha sido publicado en el Journal of Applied Physiology por investigadores de la Universidad de la Columbia Británica (Canadá), la Universidad de Bristol y la Universidad de Exeter (Reino Unido), junto con la Universidad de Illinois (EEUU) y la Universidad del Este de Finlandia. Su conclusión es que la inflamación de bajo grado ya produciría indicios de aterosclerosis en los adolescentes.
Así lo explica el Dr. Andrew Agbaje, epidemiólogo clínico de la Universidad del Este de Finlandia. "Contradiciendo algunos hallazgos anteriores, ahora sabemos que el daño vascular inducido por la inflamación prematura en adolescentes, como una mayor rigidez arterial [aterosclerosis], puede causar tensión arterial elevada, resistencia a la insulina, obesidad y aumento de la frecuencia cardíaca".
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Para llegar a estas conclusiones, este estudio internacional analizó a 3.862 adolescentes de 17 años, que fueron seguidos durante 7 años hasta que cumplieron los 24. Y se alcanzaron algunas conclusiones interesantes:
- Hasta 1 de cada 3 varones y 1 de cada 2 mujeres estaban en riesgo de inflamación -mayor y menor- a los 24 años.
- El aumento de la inflamación corporal en los hombres puede aumentar el grosor de la pared de las arterias carótidas, un signo de aterosclerosis preclínica.
- El aumento de la inflamación corporal en las mujeres puede causar una mayor rigidez arterial generalizada.
- Tener sobrepeso u obesidad no influía de forma negativa en la inflamación sobre el daño vascular prematuro.
Según los investigadores, estos efectos negativos específicos del sexo en cuanto a inflamación se refieren son un hallazgo novedoso, y podría ayudar a comprender la patogenia de la enfermedad cardiovascular en los primeros años de vida. Igualmente, ayudarán a mejorar y optimizar su enfoque basándose en el sexo del paciente. Un IMC elevado, por otra parte, no parecía influir negativamente en estos daños vasculares prematuros, un dato que les sorprendió.
A continuación se preguntaron qué podría causar inflamación de bajo grado en niños y adolescentes sanos, y la respuesta les pareció obvia y lógica: la mala alimentación generalizada por el patrón de la 'Dieta Occidental'. Los principales culpables figuran a continuación:
- Alimentos ricos en grasas saturadas y grasas trans.
- Alimentos salados y fritos.
- Carnes rojas y carnes procesadas.
- Bebidas azucaradas.
- Bollería y dulces en general.
Por otro lado, los investigadores recuerdan que otros alimentos ricos en fibra -frutas, verduras, frutos secos, semillas y granos integrales- han demostrado poseer importantes propiedades antiinflamatorias a todos los niveles. Su consumo, concluyen, debería fomentarse mucho más en los países más desarrollados.
Para terminar, los investigadores sugieren que estos hallazgos deberían ayudar a fortalecer el enfoque preventivo por parte de los responsables de salud pública, los pediatras y el resto de encargados de formular políticas de salud. Es posible prevenir el daño vascular prematuro en los adolescentes optando por opciones dietéticas frescas y saludables. Una de las posibles fórmulas, explican, sería reducir el precio de frutas y verduras mediante ayudas o exenciones de impuestos.