Es cierto que los frutos secos deberían estar siempre en la dieta diaria, incluso aunque se esté intentando perder peso. Son un alimento cardiosaludable, nutritivo y contienen, en su mayoría, ácidos grasos insaturados hasta en un 85%. Siendo algunos tan importantes como el omega 3, como el que se encuentra en las nueces, que ayuda a reducir los niveles de colesterol en sangre.
Estas pequeñas bombas energéticas, que contienen también fibra, esteroles, ácidos omega 9, calcio, potasio, fósforo, hierro, magnesio, ácido fólico, vitaminas E y B, pueden suponer un exceso de calorías si no se miden bien sus cantidades y sobre todo, si no se miran bien las etiquetas de las bolsas y preparados de frutos secos que venden en el súper.
En los supermercados, los frutos secos pueden encontrarse en la sección de aperitivos y no es un error. "Muchos preparados sí tienen frutos secos en su mayoría, pero estos están aderezados con otros componentes bastante menos sanos como la miel, la sal o el azúcar", destaca Carmen Solís, dietista-nutricionista.
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Según se observa en el último Informe del Consumo de Alimentos: en el año 2021, el volumen de frutos secos consumidos por los hogares españoles ha caído un 6,7 % hasta el 3,55 kilogramos ingeridos por persona y año. La razón que da el documento es económica, ya que los frutos secos han subido de precio durante 2021, una tendencia a la baja que se repetirá para cuando salgan los datos de 2022, ya que la inflación ha tenido un impacto directo sobre la cesta de la compra.
Obesidad y diabetes tipo 2
Este aumento de precio ha hecho que los preparados a base de frutos secos ganen su puesto en la cesta de la compra diaria respecto a los frutos secos crudos, ya que su precio es más barato. Para potenciar el sabor de este alimento o incluso modificarlo, hasta el punto de convertirlos más es una golosina que en un alimento saludable, se le mezcla azúcar en forma de caramelo o de miel, mucho azúcar o son sometidos a procesos de frituras.
Todos estos extras les hacen perder beneficios para el organismo y ganar en calorías. Cuando se combinan con miel, se debe considerar cuidadosamente la cantidad de azúcar y calorías que se están consumiendo. La miel es un edulcorante natural que se compone principalmente de azúcares simples, como la fructosa y la glucosa. Si bien es cierto que la miel puede tener ciertos beneficios para la salud, como antioxidantes y propiedades antimicrobianas, su consumo en exceso puede tener efectos negativos en la salud.
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En primer lugar, la miel es alta en calorías, lo que significa que su consumo en exceso puede conducir al aumento de peso y a problemas de salud asociados, como la obesidad y la diabetes tipo 2. Además, la miel tiene un índice glucémico relativamente alto, lo que significa que puede provocar un aumento rápido en los niveles de azúcar en la sangre. Esto puede ser especialmente problemático para las personas con diabetes o que tienen problemas de regulación del azúcar en la sangre.
Además, cuando se combinan los frutos secos con miel, la cantidad de azúcar y calorías en el alimento resultante aumenta significativamente. Además, la miel puede enmascarar el sabor naturalmente rico y satisfactorio de los frutos secos, lo que puede llevar a las personas a consumir mayores cantidades de esta mezcla que de los frutos secos solos.
Pueden elevar la tensión
Es muy habitual encontrar bolsas de frutos secos salados, pero estos alimentos saludables, cuando se combinan con sal, de nuevo empiezan a perder la etiqueta de saludables. En primer lugar, pueden contener una cantidad significativa de sodio. Este mineral esencial desempeña un papel importante en la regulación del equilibrio de líquidos en el cuerpo y en la transmisión de señales nerviosas. Sin embargo, en cantidades elevadas puede aumentar el riesgo de presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares, derrames cerebrales y otros problemas de salud.
Además, el consumo excesivo de alimentos salados puede contribuir a la retención de líquidos y la hinchazón, lo que puede ser especialmente problemático para las personas con ciertas condiciones de salud, como la insuficiencia cardíaca o la enfermedad renal.
Grasas trans y más calorías
Otra de las modalidades de frutos secos que se venden en los supermercados son los fritos. En primer lugar, estos suelen estar recubiertos de aceite para darles sabor y textura crujiente. Esto significa que los frutos secos fritos contienen más grasas y calorías que los frutos secos crudos o tostados. Además, los aceites utilizados para la fritura suelen ser ricos en grasas saturadas y grasas trans, que se han relacionado con un mayor riesgo de enfermedades del corazón y otros problemas de salud.
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Además, el proceso de fritura puede degradar algunos nutrientes importantes de los frutos secos, como la vitamina E y otros antioxidantes. Unos nutrientes que son importantes porque ayudan a proteger las células del cuerpo de los daños causados por los radicales libres, que pueden contribuir al envejecimiento y al desarrollo de enfermedades crónicas.
La fritura también puede producir acrilamida, un compuesto químico que se forma cuando los alimentos ricos en carbohidratos y proteínas se exponen a altas temperaturas. Esta sustancia se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer y otros problemas de salud. Por lo tanto, lo mejor es consumir frutos secos crudos o tostados en lugar de fritos, ya que de esta forma conservan mejor sus propiedades sin añadidos nocivos.