El consumo de los pescados que llegan al supermercado en España es seguro. Sin embargo, no todos aportan los mismos nutrientes ni tienen los mismos beneficios para la salud. Si nos ponemos quisquillosos incluso, también se puede decir que unos son más sostenibles que otros en cuanto a su cría. Por tanto, evitar el consumo de según qué tipo de pescados puede llegar a beneficiar al medioambiente.
Otra de las realidades sobre la que no hay debate es que una dieta saludable no sólo se basa en pescado. Aun así, sí que se trata de un buen aporte de nutrientes indispensables como los ácidos grasos omega 3. Un tipo de grasa poliinsaturada base en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares. De hecho, la Asociación Americana del Corazón recomienda ingerir al menos dos raciones de pescado como el salmón, la caballa, el atún, la trucha o las sardinas, ricos en este ácido graso.
Un consejo acuñado también por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), que define como óptima la ingesta de tres o cuatro raciones de pescado a la semana, procurando variar las especies entre pescados blancos y azules". Sin embargo, a pesar de todas estas bondades, hay especies de pescado que nutricionistas y médicos recomiendan evitar como la panga, la perca y la tilapia.
Problemas de la panga
La panga es un tipo de pescado de agua dulce que se encuentra comúnmente en el sudeste asiático y se ha vuelto popular en muchos lugares debido a su bajo precio. Sin embargo, los nutricionistas suelen aconsejar que no se consuma con frecuencia por varias razones. En primer lugar, por su concentración de mercurio. Al igual que muchos otros pescados, la panga puede contener niveles significativos de mercurio, que es un metal pesado tóxico para los humanos.
El mercurio se acumula en los tejidos de los pescados. Así, si se consume en grandes cantidades, puede causar problemas de salud a largo plazo, como daño renal y neurológico. Es por este motivo por lo que los nutricionistas recomiendan limitar la ingesta semanal de pescado con alto contenido de mercurio, como es el caso de la panga o la tilapia. Una investigación publicada en la revista Chemosphere, descubrió que algunos ejemplares de panga, sobre todo los que se vendían en adobo, superaban las concentraciones máximas admisibles fijadas por la legislación europea en 0,5 mg/kg.
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"En los casos en los que se supera la concentración máxima, si se consume este pescado de forma continuada, puede haber un riesgo para la salud por la acumulación de este metal pesado, el mercurio, especialmente en los niños, para los que recomiendo sustitutos como la limanda", señala José Luis Rodríguez, tecnólogo de alimentos.
La OCU también analizó estos pescados, denunciando la presencia de pesticidas y mercurio. "En cuatro muestras de panga de las 23 analizadas encontramos un herbicida, la trifluoralina, que ha sido prohibida en Europa", dice el organismo. "También detectamos mercurio, un metal pesado, en 9 de las 29 muestras de panga y perca analizadas. Las cantidades de mercurio no superan el límite legal de 0,5 mg/kg, pero en algunos casos sí alcanzan la mitad de esa cifra", añade el organismo.
Residuos de pesticidas
La cría de este pescado está muy industrializada y alrededor del 90% de la panga que se consume en todo el mundo (1,55 millones de toneladas al año) se cría en el Mekong, el Chao Phraya y otros ríos de Vietnam. Es famoso por ser asequible y en la actualidad España se ha convertido en el primer importador y consumidor de Europa de panga. Su mala fama ha sido potenciada por circunstancias como cuando en 2017, Carrefour decidió dejar de venderlo por la gran contaminación existente en el río Mekong, lugar del que procede el 90% de la panga que se vende en Europa, algo que fue señalado como "motivos ecológicos".
Estos peces suelen ser criados en grandes granjas piscícolas en el sudeste asiático, donde se les alimenta con piensos a base de soja y maíz. Estos piensos pueden contener residuos de pesticidas y otros productos químicos, que pueden ser perjudiciales para la salud humana. Además, este tipo de granjas piscícolas tienen un gran impacto ambiental, ya que generan grandes cantidades de desechos que pueden contaminar los ríos y arroyos cercanos.
Este tipo de crianzas masivas se repiten en el caso de la perca y la tilapia. Las prácticas de pesca insostenibles pueden dañar los ecosistemas acuáticos y agotar las poblaciones de peces. Además, la sobrepoblación y el hacinamiento en las granjas pueden aumentar el riesgo de enfermedades y la necesidad de usar antibióticos y otros medicamentos en la alimentación de los peces.
Bajo valor nutricional
Además, la panga tampoco es una joya nutricionalmente hablando. "Comparado con otro pescado blanco como la merluza, la panga tiene casi un 50% menos de proteína y entre un 60% y un 80% menos de ácidos grasos poliinsaturados. Si lo comparamos nutricionalmente con pescados azules, la panga sale aún peor parado", señala José Manuel López Nicolás, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia, hace un par de años en un artículo.
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En el caso de la perca, aunque es una buena fuente de proteínas, su contenido de ácidos grasos omega 3 es relativamente bajo en comparación con otros tipos de pescado, como el salmón y las sardinas. Un nutriente importante para la salud del cerebro, el corazón y otros órganos, y que puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
En cuanto a la tilapia, este pescado es relativamente bajo en grasas omega 3 y alto en grasas saturadas. A diferencia de las grasas omega 3, las grasas saturadas se han asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y otros problemas de salud. Aunque es importante tener una pequeña cantidad de grasas saturadas en la dieta, el alto contenido de grasas saturadas de la tilapia puede ser un factor a considerar.