Desarrollar la auténtica "píldora adelgazante" no es una tarea fácil. La industria farmacéutica se encuentra inmersa en una carrera para mejorar los tratamientos farmacológicos para la obesidad, un problema de salud prevalente en las sociedades industrializadas. En cualquier caso, será necesario acompañarlos con una mejora del estilo de vida en general, tanto en dieta como en ejercicio.
Ahora, un estudio recientemente publicado en la revista Cell Reports ha logrado avances en laboratorio para inducir una pérdida de peso y mejoras a nivel de salud general incluso en individuos que siguen una mala dieta. La fórmula ha sido ensayada en ratones, que perdieron peso en poco tiempo aunque estuvieran recibiendo deliberadamente una alimentación que les hizo engordar.
El ensayo ha sido llevado a cabo por investigadores del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio (UT Health San Antonio), en colaboración con investigadores de la Universidad de Pensilvania y la Universidad de Cornell. El medicamento que proporcionaron a los animales tuvo éxito al prevenir el aumento de peso y los cambios hepáticos adversos asociados a la dieta occidental, rica en azúcar y grasas procesadas, sobre la que basaron su alimentación.
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Según explica Madesh Muniswamy, profesor de la Facultad de Medicina de la UT San Antonio, "cuando les damos este fármaco a los ratones durante un corto lapso de tiempo, comienzan a perder peso. Todos adelgazan". Algo notable en un hallazgo que, según confiesan, fue "por casualidad". El equipo de investigadores descubrió su potencial al explorar cómo el magnesio afecta al metabolismo celular.
Recordemos que el magnesio es un mineral necesario para la vida, siendo el cuarto elemento más abundante en el organismo tras el calcio, el potasio y el sodio. Desempeña multitud de funciones clave en la salud, colaborando en más de 300 reacciones químicas en el organismo, incluyendo la regulación del azúcar sanguíneo, la presión arterial y la formación de huesos.
Pero, además de todas estas conocidas funciones, los investigadores han determinado que un exceso de magnesio puede ralentizar la producción de energía a nivel mitocondrial, es decir, en las "baterías" que alimentan a las células. Y la eliminación del gen MRS2, el cual promueve el transporte de magnesio hacia la mitocondria, daría lugar a un metabolismo más eficiente del azúcar y la grasa.
Como resultado, los ratones adelgazaron y mejoraron su salud general. Sus tejidos dejaron de mostrar evidencias de enfermedad de hígado graso, una complicación relacionada con la mala alimentación, la obesidad y la diabetes tipo 2. Los ratones fueron monitorizados dentro de un modelo de estrés dietético a largo plazo. La alimentación rica en calorías, azúcar y grasas provocó todos estos efectos adversos, pero se mitigaron tras lograr reducir el magnesio mitocondrial.
La molécula desarrollada por los investigadores en forma de fármaco ha recibido el nombre de CPACC, logrando el mismo resultado que la eliminación del gen MRS2. Restringe la cantidad de transferencia de magnesio hacia las mitocondrias, logrando exactamente el mismo resultado: ratones delgados y saludables. De hecho, ya se ha presentado una solicitud de patente para este nuevo fármaco.
Los investigadores sugieren que este nuevo fármaco sería capaz de reducir el riesgo de enfermedades cardiometabólicas, como ataques cardíacos o ictus, además del mencionado hígado graso y su potencial transformación en cáncer hepático. De momento, eso sí, cabe destacar que el estudio solo se ha llevado a cabo en ratones y no en humanos, por lo que aún será necesario continuar investigando y corroborar estos hallazgos en nuestra especie.