Si para alguien el aspecto es fundamental a la hora de elegir un pescado, seguro que no escogería el cabracho. El motivo es que, probablemente, es uno de los pescados menos atractivos que podemos encontrar en estos establecimientos. Sin embargo, y a pesar de ello, este animal marino es una auténtica joya nutricional que es más que adecuado para incorporar a la dieta.
El cabracho (Scorpaena scrofa), también denominado escorpena, escorpión rojo, gallineta o rascasote, es un pez de la familia scorpaenidae de color rojo y cubierto de espinas, que se encuentra tanto en el Mediterráneo como en el Cantábrico, donde habita a una profundidad que va desde los 10 hasta los 500 metros.
Lo más habitual es que pese entre 1,5 y 2 kilogramos, aunque algunos ejemplares pueden superar los 3 kilos. Tiene la particularidad de que las espinas que tiene distribuidas a lo largo de su cabeza y aletas son muy afiladas y venenosas, pues pueden ocasionar hinchazón y dolor agudo, por lo que es conveniente usar guantes para limpiarlo.
Este pescado es utilizado en diferentes partes de España, pero, sobre todo, en Cataluña, donde suele prepararse cocido con patatas, en un plato muy popular que se conoce con el suquet de peix. Consiste en un guiso de cocción lenta que puede llevar patatas, verduras y una salsa de ajo, pimentón y tomate. También es popular en Cantabria, donde una de las recetas más típicas es el conocido como pastel de cabracho, elaborado con pan, huevos, ajo, cebolla, tomate y pimiento.
Poca grasa y rico en proteínas
Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), de cada ejemplar es comestible, aproximadamente, el cincuenta por ciento. Además, es un pescado magro, de forma que aporta sólo 91 calorías por cada porción de 100 g, además de 19 g de proteínas, 1 g de hidratos de carbono, 1,7 g de grasas. También tiene diferentes vitaminas y minerales. Entre las primeras, destacan la vitamina B12 y la niacina. A ello se le une una buena cantidad de selenio, fósforo y potasio y ácidos grasos poliinsaturados (Omega-3 y Omega-6). Con estos valores, el cabracho puede aportar una serie de propiedades y beneficios para nuestro organismo.
Beneficios para corazón y cerebro
La vitamina B12, también conocida como cobalamina, es esencial para el funcionamiento adecuado del sistema nervioso, corazón y cerebro. Además, es crucial para la conversión de ácidos grasos en energía y ayuda a mantener la reserva energética de los músculos. Asimismo, juega un papel importante en el sistema inmunitario y está estrechamente relacionada con la vitamina B9 en el metabolismo del ácido fólico. Además, la cobalamina participa en la formación de glóbulos rojos y en la síntesis de ADN, ARN y proteínas.
Cuida de los músculos y la piel
Las proteínas son un macronutriente esencial que se encuentra en todas las células de nuestro cuerpo y son fundamentales para el crecimiento y desarrollo del organismo. Están compuestas por cadenas de aminoácidos, que son los bloques de construcción de estas moléculas. Precisamente, el cabracho es una buena fuente de proteínas que proporciona una gran cantidad de estos bloques de construcción importantes para el crecimiento y desarrollo del cuerpo, así como para la función estructural, inmunológica, enzimática y protectora. Por este motivo, puede ayudar a mantener en buen estado de salud los músculos, la piel y el cabello y potenciar la función inmunológica.
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Sistema inmunológico fuerte
La presencia de selenio es otra ventaja en este pescado. Este oligoelemento refuerza la protección contra enfermedades cardiovasculares, estimula el sistema inmunológico, previene el envejecimiento celular, ayuda a mantener la elasticidad de los tejidos y retarda el envejecimiento. Ello sin olvidar la acción antioxidante, que es fundamental para minimizar el riesgo de sufrir determinadas enfermedades degenerativas y crónicas. Además, este mineral ayuda a potenciar los efectos de la vitamina E, mejorando sus efectos antioxidantes.
Sistema nervioso protegido
Finalmente, cabe destacar la importancia del potasio en nuestro organismo. También presente en el cabracho, es un mineral fundamental en la regulación del equilibrio ácido-base y la concentración de agua en el cuerpo. Además, el potasio y el sodio presentes en las células de nuestro organismo generan un potencial eléctrico que favorece las contracciones musculares y el impulso nervioso, siendo crucial para el correcto funcionamiento del corazón.