Alimentarnos según un patrón suficientemente rico en fibra es esencial para conservar una buena salud general, muy especialmente a nivel intestinal y cardiovascular. Las recomendaciones de consumo de fibra alimentaria diarias actuales rondan los 25-30 gramos en la población general. Para mujeres, el mínimo debería ser de 21 a 25 gramos de fibra, y de entre 30 y 38 gramos de fibra. Sin embargo, la conocida como Dieta Occidental no facilita las cosas para mantener este consumo óptimo.
La mejor forma de garantizar que alcanzamos la ingesta indispensable de fibra en nuestro día a día pasa por enriquecer la dieta con productos de origen vegetal, ya sean frutas, verduras, frutos secos, semillas o cereales integrales. De hecho, estos últimos serían una forma incluso más económica de cumplir nuestras necesidades con productos de cercanía y de calidad. Un buen ejemplo de esto es la sémola de trigo.
Recordemos que la sémola se obtiene al moler el grano de trigo duro para preparar platos como el cuscús, aunque también hay sémolas de otros cereales como el maíz, de donde proviene la polenta. Por su aspecto, es un tipo de harina muy gruesa y de color dorado.
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Se trata de uno de los cereales más antiguos en la historia de la humanidad, y destaca por su riqueza en proteínas vegetales, carbohidratos y fibra. Además, posee otros nutrientes de calidad como el calcio, potasio, magnesio o fósforo, sin olvidar las vitaminas del grupo B y la vitamina K entre otras.
A modo comparativo, un kiwi de alrededor de 100 gramos contiene unos 3 gramos de fibra, mientras que 100 gramos de sémola contienen entre 4 y 7 gramos. Es cierto que a su vez estos 100 gramos de sémola contienen 350 kcal de media pero, peso por peso, la sémola es más rica en fibra. Y se puede adquirir por unos tres euros el kilo, cuando la misma cantidad de kiwis puede llegar a costar el doble.
Por otro lado, la sémola de trigo posee una serie de beneficios y propiedades a tener en cuenta en comparación a otros cereales. Con 12 gramos de proteína vegetal por cada 100 g., se combina con su riqueza en carbohidratos para producir una fuente de energía de fácil y rápido procesado. Además, es un alimento bajo en sodio, algo importante no solo en individuos con algún tipo de enfermedad cardiovascular o renal, sino también para la población general.
Por su parte, la sémola de trigo también destaca por su riqueza en vitamina K, de la misma forma que destacan las verduras de hoja verde. Esta vitamina contribuye a la buena coagulación sanguínea, algo saludable y necesario en población sana. Sin embargo, cabe destacar que no hay que abusar de estos alimentos en especial si se consume algún tipo de fármaco anticoagulante, pudiendo producirse un aumento del riesgo de sangrado al combinar alimentación y farmacología en tal caso.
Otras alternativas
Para finalizar, cabe destacar que la sémola no sería el cereal más rico en fibra, aunque es una alternativa económica que muchos desconocen y desaprovechan. La avena sería el cereal más rico en fibra, con hasta 14 g. por cada 100 de producto. Y también es uno de los más saludables y beneficiosos para la salud: mayor riqueza proteica, mayor beneficio cardiovascular -se ha relacionado el consumo de avena con un menor nivel de colesterol sanguíneo- y mejor control del azúcar en sangre.
Por último, y al contrario que el trigo y su sémola, la avena es un cereal apto para celíacos e intolerantes al gluten, por lo que completa su perfil saludable y recomendable para todos los consumidores.