Todavía no es de las frutas más populares en nuestra cesta de la compra, pero la chirimoya empieza a hacerse un hueco en España y gran parte de la culpa la tiene Mercadona. La cadena valenciana de supermercados apuesta cada año por esta fruta de invierno, que ahora se despide de nuevo hasta la próxima temporada y lo hace bajando el precio. Este manjar blanco, como la llamaron los primeros españoles que llegaron a América, está lleno de propiedades a tener en cuenta y además nos ayuda a adelgazar.
En realidad se trata de una fruta con trampa. Realmente no es un único fruto, sino un agregado de frutos adheridos sobre un solo receptáculo que es el resultado de que pequeñas flores se fecunden por separado. Proveniente del chirimoyo, tiene forma de corazón, con un tamaño parecido al del pomelo, y está recubierta con una piel de color verde que dibuja escamas. Pulpa blanca, carnosa y dulzona, con semillas negras, su cáscara es delgada y frágil aunque pueda parecer lo contrario a simple vista.
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Es una fruta tropical que crece a gran altura y los estudios sitúan su origen en la cordillera de los Andes peruanos y las montañas de Ecuador. Fuimos los españoles los que trajimos su cultivo a Europa, Asia y África, y las que se venden en Mercadona son 100% nacionales. De hecho, el supermercado adquirió más de 1.500 toneladas de la variedad Fino de Jete al principio de su temporada para distribuirlas en su red de tiendas.
De septiembre a enero
Tal y como los recuerda la Fundación Española de Nutrición (FEN), la chirimoya madura en invierno, y la mejor época para el consumo se produce entre los meses de septiembre y abril. Ahora, ya metidos en el tramo final, las últimas piezas se despiden de sus fruterías bajando el precio de los casi 4 euros a los 2,09 euros por unidad.
Proveedores como Frutas Rafael Manzano de Granada, Frutas H. Fajardo de Molvízar (Granada), Alhóndiga la Unión de El Ejido (Almería) y Frutas Los Cursos de Almuñécar, también en Granada, surten a Mercadona de esta fruta, cuya campaña está enmarcada en el compromiso que firmó con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación Frutas y Verduras de Temporada, así como en las pautas recogidas en la Ley de Medidas para Mejorar el Funcionamiento de la Cadena Alimentaria.
Potasio y vitamina C
Existe medio centenar de variedades de chirimoya, pero son ocho de ellas las que tienen interés comercial y alimenticio. Según la FEN, el valor nutricional por 100 gramos de chirimoya es de 90 calorías, 1 gramo de proteína, 0,2 gramos de grasas totales, 20 gramos de hidratos de carbono, 1,9 gramos de fibra, 30 miligramos de calcio, 382 miligramos de potasio, 21 miligramos de fósforo y 18 miligramos de vitamina C. En comparación con otras frutas, esta tiene una mayor cantidad de carbohidratos (el 20%), formados fundamentalmente por azúcares simples como la fructosa y glucosa (11%) y la sacarosa (9%), por eso es más calórica.
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Calcula la FEN que una ración de chirimoya cubre entre el 13 y el 16% de las ingestas recomendadas de vitamina C y de potasio, siendo una de las 10 frutas con una mayor cantidad de este mineral, contribuyendo al buen funcionamiento de músculos y el sistema nervioso y protegiendo además del daño oxidativo. La nutricionista Concepción Martínez valora de esta fruta que nos ayuda con la "carga rápida de energía después del ejercicio y puede aumentar la densidad energética en la alimentación de las personas con una ingesta inadecuada de alimentos".
Sobran los motivos
Es una fruta que nos ayuda a saciarnos y que mejora el tránsito intestinal gracias a su aporte de fibra, favoreciendo también la absorción del hierro y ayudando a que no tengamos sensación de hambre, por eso nos ayuda con las dietas de adelgazamiento a pesar de ser más calórica que otras frutas. Entre otros beneficios, la chirimoya regula la presión arterial y está indicada en los embarazos por su alto contenido de folatos. Eso sí, las personas diabéticas o con intolerancia a la glucosa no deben pasarse.
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Un estudio de la revista Plos ONE la eligió como el segundo alimento crudo más nutritivo que existe, solo por detrás de las almendras. Por último, podríamos destacar de esta fruta que su fibra soluble absorbe el exceso de grasas, azúcares y colesterol, sirviendo de alimento para la flora intestinal. Sin duda, sobran los motivos para no dejarse llevar por los prejuicios y darle una oportunidad a la chirimoya aunque sea a estas alturas, cuando ya van quedando muy pocas en los supermercados.