El debate ha arreciado durante décadas: ¿qué tipo de dieta es mejor para bajar peso, una baja en carbohidratos o una baja en grasas? Y a nivel de salud general, ¿qué dieta es peor? ¿Cuál aumentaría más la mortalidad y cuál podría retrasar nuestro encuentro con la parca?
En el pasado siglo, la grasa parecía ser la culpable de todos los males, relacionada con enfermedad cardíaca, obesidad y múltiples factores de riesgo. Sin embargo, estudios recientes indicarían que el exceso de azúcar podría ser el verdadero culpable. Ahora, un nuevo estudio publicado en el Journal of Internal Medicine trata de arrojar luz sobre el debate: mejor reducir ciertas grasas, pero no los carbohidratos.
El estudio, llevado a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard, la Universidad de Tulane e investigadores chinos, recopiló datos de 371.159 estadounidenses de entre 50 y 71 años. Los obtuvieron gracias al Estudio de Salud y Dieta NIH-AARP, una encuesta que se remonta a 1995. En total, se realizó un seguimiento promedio de 23,5 años y se registraron 165.698 muertes.
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Durante esta encuesta, se analizaron los vínculos entre la dieta y las enfermedades crónicas durante la mediana edad y la edad adulta avanzada, además de buscar vínculos entre dieta y esperanza de vida. Se preguntó a los participantes sobre la frecuencia con la que consumían hasta 124 alimentos diferentes. Gracias a estos datos, se pudo calcular la frecuencia con la que cada participante consumía carbohidratos y grasas.
Los participantes se dividieron en grupos o quintiles. Un 20% consumía la menor cantidad de carbohidratos como grupo control, y se comparó con el 20% cuyas dietas tenían la mayor cantidad de carbohidratos. Así, se midió el quintil de menor consumo con el quintil de mayor consumo de este macronutriente.
Además, clasificaron a las personas según si llevaban a cabo una dieta baja en grasas o baja en carbohidratos "saludables" o "no saludables". Esto dependía de si procedía, de fuentes alimentarias de "alta" o "baja" calidad, como el grano entero frente al refinado.
Así, si una persona consumía una dieta baja en grasas, pero rica en carne magra y verduras, se catalogaría como "saludable". Pero si se ingerían azúcares refinados y alimentos procesados, la dieta se catalogaría como "poco saludable".
Según sus resultados, las personas que consumían una dieta baja en grasas y alta en carbohidratos, saludable o no saludable, reducían significativamente su probabilidad de muerte prematura en comparación a una dieta alta en grasas. El riesgo de mortalidad por cualquier causa se reducía en un 21% cada año en cualquier dieta baja en grasas. Incluso una dieta baja en grasas poco saludable reducía la mortalidad un 8% en comparación a una dieta alta en grasas.
Por su parte, una dieta baja en carbohidratos aumentaría el riesgo de muerte prematura. Las dietas cetogénicas (keto) aumentarían el riesgo de mortalidad por cualquier causa hasta un 28% en comparación con las dietas altas en carbohidratos y bajas en grasas. na dieta baja en carbohidratos poco saludable aumentaría el riesgo de mortalidad hasta un 38% cada año.
En definitiva, los investigadores sugieren que una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas no saludables sería la "peor" de las opciones, aumentando significativamente la mortalidad. Una dieta baja en carbohidratos, pero saludable, aumentaría la mortalidad pero en menor medida. Finalmente, el reemplazo isocalórico del 3% de energía a partir de grasas saturadas con otros subtipos de macronutrientes reduciría la mortalidad.