Metales tóxicos y cancerígenos en zumos del 'súper': la nueva alerta sanitaria en España

Decir que tomar la fruta entera es preferible a beber zumos de frutas, incluso cuando se trata de bebidas completamente naturales, no es ninguna novedad. El azúcar intrínseco de la fruta, saludable en su forma original, se descompone en azúcares libres que serán más fáciles de asimilar por las paredes intestinales y provocando un intenso pico de glucemia en sangre, incluso si no tienen azúcares añadidos.

Ahora, un nuevo estudio ha detectado otro potencial riesgo producido por los contaminantes presentes en el suelo y en el agua de cultivo. El trabajo, llevado a cabo por la Universidad de Tulane y publicado en el Journal of Food Composition and Analysis, insta a reforzar los controles a nivel internacional en algunas bebidas de consumo común, como zumos de frutas, bebidas vegetales, refrescos y tés, para controlar el umbral de metales pesados en su composición.

La mayoría de estos contaminantes no se añaden artificialmente, sino que proceden del suelo contaminado. Los metales pesados se producen en parte de forma natural y en parte como subproducto de la actividad humana. Es difícil evitarlos por completo, como también pasa en los frutos secos o en el pescado, y la única manera es evitar tomar estos alimentos en exceso para impedir que estas partículas, que nuestro organismo es incapaz de eliminar, se acumulen y causen toxicidad.

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En cualquier caso, los investigadores explican que estos hallazgos no deben provocar un miedo infundado sino apelar a la prudencia en el consumo. "En toxicidad, es la dosis la que marca la diferencia, por lo que la clave es la moderación. Y se debe concienciar sobre la necesidad de seguir estudiando".

Así se hizo el estudio

Los investigadores dirigidos por Tewodros Godebo, profesor asistente de Ciencias de la Salud Ambiental en la Facultad de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulare, analizaron hasta 60 bebidas diferentes de supermercados y tiendas minoristas diferentes de Nueva Orleans. Las muestras incluyeron bebidas gaseosas y refrescos, zumos de frutas individuales y mixtos, bebidas vegetales y tés.

Se analizaron hasta 25 metales tóxicos y oligoelementos diferentes. Los zumos de frutas mixtos y las bebidas vegetales (como la bebida de avena y bebida de almendras) destacaron por su elevado contenido en metales pesados. En total, destacaron siete elementos sobre el resto por encontrarse en exceso en las bebidas: níquel, manganeso, boro, cadmio, estroncio, arsénico y selenio.

Se detectaron algunos metales pesados conocidos, como el plomo, presente en el 93% de las 60 muestras analizadas. Sin embargo, la mayoría contenía niveles muy bajos, por debajo de 1 parte por billón. El nivel más alto detectado fue de 6,3 microgramos/kg en una bebida deportiva de lima. Aún así, todos estos niveles estarían por debajo de los estándares aconsejables de la EPA y la OMS para el agua potable.

Por otra parte, 5 de las 60 bebidas analizadas teníantenía metales tóxicos por encima de los estándares aconsejables para el agua potable. Se trataba de dos zumos mixtos con niveles de arsénico superiores al estándar de 10 microgramos/litro. Un zumo de arándanos, un zumo mixto de zanahoria y fruta, y una bebida de avena también contenían niveles excesivos de cadmio, superando el estándar de 3 partes por billón.

Godebo destaca el hecho de que este estudio es de los pocos que han examinado el contenido de metales pesados en las bebidas. "En especial, cabe destacar que debería evitarse dar algunas bebidas a bebés y niños pequeños, pensado que se trata de bebidas seguras". El arsénico, plomo y cadmio son carcinógenos conocidos y se sabe que pueden causar daños en los órganos internos y cognitivos a edades tempranas.