La vitamina D, más conocida como "vitamina del Sol", sigue dando de qué hablar últimamente. Si bien es cierto que anteriormente se creía que su papel estaba centrado en la salud ósea y el metabolismo del calcio, hoy en día se sabe que más allá de ser una vitamina, esta sustancia tendría funciones de hormona. De hecho, ya en algunos congresos sanitarios se habla de ella como "hormona D", dado su papel en patologías cardiovasculares, ginecológicas, reumatológicas (más allá de la osteoporosis) e incluso dentro del sistema inmune.
Sufrir déficit de vitamina D se ha relacionado con diversos tipos de patologías, aunque la causa-efecto de estas relaciones, en muchos casos, aún está pendiente de esclarecerse en estudios más específicos. Dentro de dichas relaciones, un reciente trabajo sugiere que la vitamina D no sólo es crucial en el sistema inmune, sino también frente al cáncer: la toma de vitamina D de forma regular reduciría la mortalidad por cáncer, según un estudio publicado en la revista Ageing Research Reviews.
El déficit de vitamina D sigue siendo frecuente en todo el mundo. Solo en Estados Unidos, el 42% de los adultos, el 50% de los niños de menos de 5 años y el 70% de los niños de entre 6 y 11 años sufren déficit de vitamina D. Además, dicho déficit es más común si cabe en pacientes diagnosticados con cáncer y en tratamiento, en comparación a la población general.
Cabe destacar que sigue habiendo controversia respecto a qué cifras pueden catalogarse como déficit de vitamina D y cuáles no, dado que las guías clínicas siguen sin ponerse de acuerdo. De media, podríamos decir que un valor superior a 20 ng/ml sería lo adecuado, aunque la mayoría de las sociedades científicas establecen que los "valores óptimos" rondarían los 30 ng/ml.
Teniendo en cuenta su potencial relación con el cáncer, e incluso con el riesgo de mortalidad por el mismo, los investigadores del Centro Alemán de Investigación del Cáncer evaluaron 14 estudios de alta calidad con un total de 105.000 participantes. Y, según sus hallazgos, tomar vitamina D de forma diaria puede llegar a reducir la mortalidad por cáncer hasta un 12%.
Por su parte, Ben Schöttker, epidemiólogo del Centro Alemán de Investigación del Cáncer y coautor del presente estudio, recuerda que, según la evidencia actual, "es probable que la suplementación con vitamina D3 no proteja contra el desarrollo de cáncer, pero sí podría reducir la probabilidad de morir por cáncer. Sin embargo, estudios previos sobre mortalidad por cáncer han arrojado estudiis dispares, motivo por el cual estábamos interesados en analizar el caso".
De hecho, durante el estudio, se observó tan solo una reducción del 6% de mortalidad por cáncer con suplementación con vitamina D3; no era estadísticamente significativo. Sin embargo, si la ingesta de vitamina D era regular, el estudio sí objetivó una reducción de la mortalidad por cáncer de hasta un 12%.
En este caso, los investigadores sugerirían que la toma diaria de vitamina D3 marcaría la diferencia, dado que produce un agente activo, la hormona 1.25-dihidroxivitamina D, la cual parece inhibir el crecimiento tumoral. Y estos efectos se producirían con la administración de vitamina D3 a personas con y sin déficit, lo que sugeriría que el efecto podría ser incluso mayor en personas que sí sufren déficit. La clave del tratamiento es que la suplementación sea diaria.
Por su parte, la edad también importa: las personas de 70 años o más serían las más beneficiadas con la terapia de vitamina D3 diaria. Y su efecto fue más evidente cuando los pacientes habían empezado a tomar el suplemento incluso antes del diagnóstico de cáncer.
Otro de los coautores del estudio, Hermann Brenner, concluye el estudio sugiriendo que la administración de vitamina D3 tendría un gran potencial en la prevención de mortalidad por cáncer, a un coste muy bajo.