La artritis reumatoide es una de las enfermedades inflamatorias articulares más conocidas. Se caracteriza por causar dolor e inflamación en múltiples articulaciones de forma simultánea, y sin una causa concreta conocida, dado que el sistema inmune tiene mucho que decir al respecto.
Los casos de artritis se están disparando en España por compuestos contaminantes que se producen al preparar los alimentos. Sin embargo, no es la única relación que existe entre esta enfermedad autoinmune y la alimentación. Y es que, aunque también influyan otros factores, la dieta que llevemos puede reducir o incrementar el dolor y la inflamación por las que se caracteriza la artritis.
Así es, algunos estudios ya han mostrado que el consumo de vegetales sirve para aliviar el dolor articular que afecta a las 300.000 personas diagnosticadas de artritis reumatoide en España. Pero también hay alimentos que provocan el efecto contrario; es decir, que potencian la hinchazón e inflamación que a largo plazo acaban por dar lugar a daño articular y deformidades permanentes.
Peores alimentos para la artritis
Uno de los primeros alimentos que debemos eliminar de nuestra dieta si queremos evitar el dolor articular es la sal. Una ingesta alta de ésta puede desencadenar inflamación a través de sus efectos sobre las células inmunitarias. "En caso de que fumemos, la interacción entre el consumo de sodio y el tabaquismo contribuye aún más a la inflamación", explica la nutricionista Júlia Farré en su blog.
La ingesta máxima de sal en la población general (mayores de siete años) debe ser de cinco gramos de sal al día, de cuatro gramos al día (en niños y niñas de siete a 10 años), y menor de tres gramos al día, en el caso de los menores de siete años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
[Ésta es la dieta que alivia el dolor y mejora los síntomas de la artritis reumatoide]
Ahora bien, que no le echemos sal a la comida no significa que estemos exentos de su ingesta. Hay algunos productos donde el envase indica "contenido reducido de sodio/sal", lo que supone que se ha disminuido en un 25% el sodio/sal respecto a otro producto similar. "Pero esto no quiere decir que no siga siendo un producto con alto contenido", señala la nutricionista.
Por ejemplo, el consumo de bebidas y productos azucarados puede empeorar los síntomas de la artritis reumatoide. Tal y como expone Farré, la rápida absorción de los monosacáridos glucosa y fructosa del intestino, que derivan del azúcar (sacarosa), podría conducir a una sobreactivación de mTOR, una proteína que desencadena la respuesta inmunitaria.
Las grasas trans son las peores de todas las que existen. Pueden producir un efecto inflamatorio en las articulaciones y aumentar la posibilidad de desarrollar afecciones crónicas. Están presentes en dulces industriales y alimentos fritos. Según el estudio que elaboró por el profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y nutricionista Walter Willett el único hallazgo claro fue que el consumo de patatas fritas aumentó la glucosa en sangre y la secreción de insulina mucho más que las almendras.
En lo que se refiere al gluten, algunos estudios han observado en pacientes con celiaquía —otra enfermedad autoinmune— que seguir una dieta sin gluten bien planificada podría también disminuir la acumulación de líquido articular.
Además de evitar algunos alimentos e incluir otros en nuestra dieta, tenemos que prestarle atención al ritmo circadiano. Éste no sólo tiene que ver con la alimentación, sino que también se relaciona con el ciclo de luz, el ejercicio físico o las interacciones sociales.