Los fármacos 'anti obesidad' ya no son una novedad. Las evidencias se acumulan a medida que los ensayos clínicos revelan sus beneficios para lograr la pérdida de peso y la mejora de los parámetros metabólicos. En España, estos fármacos solo están indicados en el tratamiento de la diabetes, pero también se ensayan con vistas a ser aprobados para tratar un problema que llega a afectar al 60% de los adultos.
Ahora, un nuevo estudio ha empleado la ya conocida semaglutida, principio activo del ozempic, para tratar a un colectivo especialmente vulnerable: los adolescentes, que han desarrollado en los años previos la dañina obesidad infantil. Su uso ha demostrado ser esperanzadoramente efectivo en pacientes tan jóvenes: en menos de año y medio, la mitad de los intervenidos habían dejado de ser obesos.
Estas son las conclusiones del ensayo STEP TEENS, presentado en el Congreso Europeo sobre Obesidad de 2023 en Dublín y publicado en la revista Obesity. Casi la mitad (45%) de los adolescentes asignados al grupo tratado con semaglutida habían logrado perder suficiente peso en el plazo marcado como para caer por debajo del límite clínico de la obesidad (IMC <30).
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El estudio dirigido por Aaron S. Kelly, codirector del Centro de Medicina de Obesidad Pediátrica en la Universidad de Minessota (Minneapolis), también mostró que hasta un 74% de los adolescentes tratados descendieron al menos una categoría de peso. Es decir, que incluso si seguían padeciendo obesidad, esta se encontraba en un grado de menor gravedad.
El ensayo completo STEP TEENS se publicó originalmente en el New England Journal of Medicine durante el pasado año 2022, mostrando la eficacia de la semaglutida para ayudar a los adolescentes a perder peso. Este nuevo análisis secundario analizó los efectos de la semaglutida en las mejoras de categorías del índice de masa corporal o IMC.
Para este análisis, se incluyeron datos de 201 adolescentes de entre 12 y 18 años con un IMC en el 5% más alto. Un grupo elegido aleatoriamente recibió 2,4 mg de semaglutida subcutánea una vez a la semana durante 68 semanas. Así mismo, todos los participantes recibieron asesoramiento sobre estilo de vida. La proporción de participantes que lograron mejoras en su IMC se evaluó usando datos del tratamiento.
Las categorías de IMC usadas se basaron en las tablas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU. Se consideró como peso normal un IMC entre el 5 y el 85 del percentil; sobrepeso, un IMC entre el percentil 85 y 95; y obesidad clase I o OCI cuando era superior al percentil 95.
La obesidad grave clase II (OCII) y clase III (OCIII) se basan en un porcentaje por encima del umbral del percentil 95 para la obesidad. OCII se define como un 20% superior, y OCIII equivale a estar un 40% por encima de este umbral.
De los 201 adolescentes aleatorizados, 61 de ellos (31%), 69 (34%) y otros 69 (34%) se encontraban en grados de IMC de OCIII, OCII y OCI respectivamente. Solo un participante (0.5%) tenía sobrepeso y fue excluido de este análisis secundario. En la aleatorización, el peso corporal medio fue de 107,5 kg.
Tras las 68 semanas de tratamiento, el 74% de los participantes del grupo tratado con semaglutida mejoraron en una o más categorías de IMC frente al 19% del grupo placebo. Es decir, bajaron de OCIII a OCII o OCI. De hecho, hasta un 45% de los participantes llegaron a mejorar 2 o más categorías de su IMC en comparación con el 3% del grupo placebo.
El tratamiento con semaglutida redujo la proporción de participantes con el grado más grave de obesidad del 37% al 14%. Por el contrario, únicamente un 12% del grupo placebo logró salir del rango de obesidad mediante la práctica de hábitos saludables y ejercicio.
Como conclusión, los autores del estudio sugieren que el uso de semaglutida de forma semanal se asociaría con mejoras clínicamente significativas en las categorías de IMC en adolescentes con cualquier grado de obesidad. Algo que, según explican, no se había podido lograr hasta el momento con ningún otro tratamiento diferente a la cirugía bariátrica.