'Y de postre un yogur'. Cuántas veces se habrá escuchado esta frase en los hogares españoles. Pensando que están beneficiando a su salud, muchas personas optan por este alimento para complementar desayunos, comidas y/o cenas, pero lo cierto es que pueden estar cometiendo un grave error. Algunos de los yogures que adquirimos en el supermercado hacen más mal que bien.
La principal motivación de que esto ocurra es que algunos vienen cargadísimos de azúcar. Lo advirtió un estudio publicado en 2018 por la revista BMJ Open y que en su momento desveló que la mayoría de los yogures que se vendían en los supermercados británicos superaban los niveles recomendados.
De hecho, no se trataba de un problema local. En lugares del todo el mundo se comercializan variantes de este alimento con cantidades excesivas de azúcar, un ingrediente que puede ser realmente perjudicial para la salud. Cuando una dieta lo incluye en grandes dosis, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, sobrepeso, obesidad, hipertensión, diabetes y/o cáncer.
Por eso, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estableció el máximo de consumo recomendado en 25 g al día. ¿Y si supiera el lector que hay yogures que sobrepasan dicha cantidad con solo una unidad? Otros se le quedan muy cerca. Son los yogures que jamás recomendaría un médico.
Yogur natural con mermelada
El primero en salir a la palestra es el natural con mermelada de fresa. A él nos referíamos cuando hablábamos de que existen algunos yogures que con solo una unidad superan los niveles recomendados por la OMS. Según desvela la página sinazucar.org, un simple bote de este producto (concretamente, el de 125 g de la marca Nutricia) contiene 26 g de azúcar.
El problema que tiene es que la mermelada basa gran parte de su composición en el azúcar. La palabra 'fruta' puede invitar a engaño, pero lo cierto es que la legislación española establece que tan sólo debe contener un 30% de este producto —como mínimo— para ser considerada como tal. Aunque es bastante alto en comparación con otros países, deja un gran margen para el azúcar. En algunos casos, puede ser hasta del 65%.
Yogur 0% grasa
Hay consumidores que se decantan por la versión '0% grasa' porque creen que así estarán evitando un componente perjudicial, pero todo lo contrario. En el caso de los yogures, hay que alejarse de este tipo de reclamos y reparar en la lista de ingredientes, porque en muchos casos lo que se hace es compensar la falta de grasa añadiendo azúcares.
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Así lo cuenta la farmacéutica y dietista-nutricionista Marían García —más conocida como Boticaria García— en su libro El jamón de York no existe (La Esfera de los Libros, 2019). "Los yogures 0% grasa suelen ser el gran truco del almendruco porque a menudo les añaden los 'polvitos mágicos'. O sea, azúcar. En el fondo los yogures tienen que estar buenos para que los sigamos comprando y algo tan sencillo como añadir azúcar puede mejorar el sabor de un yogur sin grasa, aunque, claro, deja de ser un producto saludable".
Yogur griego stracciatella
Por sabor y textura, uno de los más populares es el yogur griego sabor stracciatella. Lamentamos comunicar a sus fans que, cada vez que ingieren una sola unidad de este producto, están poniendo su ingesta diaria de azúcar al límite. Como confirma la web sinazucar.org, un yogur de este tipo contiene 18,8 g de azúcares.
Y no sólo eso, sino que además suele incorporar en su lista de ingredientes algunos nada recomendables, como almidón, espesantes o aromas. Todos ellos alteran cualquier beneficio que se pudiera obtener del yogur, sobre todo del griego.
Porque a pesar de lo dicho, sí que hay yogures de los que se pueden sacar beneficios, como es el caso de éste último -siempre en su versión natural-. El mismo estudio citado de BMJ Open explicaba que aunque tiene una mayor cantidad de grasa presenta menos cantidades de azúcar.
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Y, sí, han leído bien. En el caso del yogur, mejor grasa que azúcares. Miguel Ángel Martínez-González, epidemiólogo y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra lo dejaba muy claro en su libro Salud a ciencia cierta (Planeta, 2018). "Se ha visto en estudios a largo plazo, bien hechos, que su consumo está vinculado a una reducción de la diabetes tipo 2. Además, la ganancia de peso disminuye en las dietas que incluyen yogur. Parece, por tanto, que este alimento tiene un efecto protector frente al sobrepeso y la obesidad".
Según el experto, la clave está en la grasa de este producto. "A pesar de ser saturada, no presenta efectos adversos. Quizá se relacione con la flora bacteriana o con el tipo de ácidos grasos que contiene", detalla.
La investigación en este campo debe avanzar para desentrañar mejor el misterio, pero mientras lo hace, Martínez-González expone dos aspectos clave a la hora de introducir el yogur en nuestra dieta: el yogur siempre natural y nunca como sustituto de la fruta en el postre.