La dieta mediterránea es reconocida en el mundo entero como una de las más saludables y esto se debe, en buena parte, al estudio PREDIMED cuyas conclusiones fueron publicadas hace justo una década. Se trata del mayor estudio sobre la dieta mediterránea que jamás se ha hecho en el mundo y cuya realización tuvo lugar aquí, en España. Tras hacer un seguimiento durante diez años a 7.500 personas, esta investigación concluyó que la dieta mediterránea con aceite de oliva o frutos secos reducía un 30% los infartos, los ictus o, incluso, las muertes por enfermedad cardiovascular comparada con una dieta baja en grasa.
Al frente de este estudio se encontraba Ramón Estruch, que actualmente es consultor senior del servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona y miembro del Comité Directivo del estudio PREDIMED PLUS. El experto, que también ha sido criticado por sus vínculos con la industria del alcohol, ha participado este jueves en el desayuno informativo de Europa Press y Aceites de Oliva de España Cuando la agricultura y la salud conectan... por algo será, donde ha expuesto los beneficios observados de nuestro aceite de oliva en los estudios científicos. "Los resultados que aporta el aceite de oliva a la salud son tan buenos, que al principio hay quien pensaba que sólo queríamos venderlo. Pero realmente es una joya que tenemos que mantener", ha explicado.
Estruch ha recordado que el estudio PREDIMED fue una manera de demostrar que nuestros padres y abuelos tenían razón al reivindicar nuestra dieta tradicional para la salud. "En el mundo anglosajón nos tienen manía", ha expresado el médico. "Y ahí hay listos y no listos, los primeros se dieron cuenta de estos beneficios". El papel de los vegetales en la dieta mediterránea es fundamental para entenderla: es rica en aceite de oliva, frutas, verduras, frutos secos y legumbres, y reduce las carnes, los dulces y los lácteos. ¿Y qué pasa con el vino tinto? Esta bebida que en España llevamos por estandarte sigue siendo después de años un gran foco de debate.
Dice que el aceite de oliva debería estar en el centro de la pirámide alimentaria de la dieta mediterránea, ¿a qué se refiere con ello?
En la pirámide alimenticia de la dieta mediterránea —que la OMS ha aprobado como la dieta más saludable— la parte baja está ocupada por el estilo de vida, después el agua y las infusiones. Luego vienen los alimentos fundamentales: la fruta, la verdura, los hidratos de carbono y el aceite de oliva está ahí en medio de la pirámide, porque no hay dieta mediterránea sin aceite de oliva, es uno de los pilares.
El aceite de oliva es la grasa más saludable que conocemos, pero también tiene componentes minoritarios, los polifenoles, que le dan un valor intrínseco: efecto antiinflamatorio y antioxidante que es la base para tratar la mayoría de las enfermedades crónicas. También ayuda al consumo de verduras porque con este aceite el sabor al paladar es diferente. Eso sí, no podemos decir que un alimento es bueno, si te tomas 10 litros de aceite de oliva, no va a ser bueno. La clave está en las proporciones y en la frecuencia de consumo, el patrón alimentario. Pero sí, si la dieta mediterránea fuera un equipo de fútbol, el aceite de oliva sería el delantero centro que mete goles.
[Los siete mandamientos de Harvard para bajar de peso en España y reducir la inflamación]
¿Piensa que los españoles consumimos poco aceite de oliva?
En los estudios que hemos hecho hemos regalado a la población el aceite de oliva que nos daba la interprofesional y esto daba lugar a un mejor consumo. En España hay que tomar más aceite, pero también mejor: no tanta fritura, más para ensaladas y, si quieres cocinar, también es el ideal. Sí que hay espacio para tomar un poco más, pero lo que tenemos que defender es el patrón de alimentación, que lo estamos perdiendo.
Algunos estudios dicen que incluso una copa de vino es mala para la salud, pero sigue siendo una parte importante de esta dieta.
En el estudio PREDIMED vimos que en el tema del alcohol el punto clave es el cáncer, especialmente el de mama en mujeres, pero a nivel cardiovascular el alcohol es bueno con moderación. En PREDIMED hemos visto que en las personas que tomaban vino y comían mal, aumentaba el riesgo de cáncer de mama; pero si tomabas vino y comías bien —el patrón de dieta mediterránea con fruta, aceite de oliva…—, se reducía. La clave está en cumplir el paquete completo, donde el alcohol juega un papel importante. Pero si tomamos alcohol o vino fuera de las comidas y comemos encima mal, aquí nos estamos equivocando.
De los estudios que hablan de los beneficios del alcohol se ha dicho en ocasiones que pueden tener intereses económicos detrás...
Hay millones de estudios independientes sobre el tema porque son estudios tan amplios que no los pueden pagar las empresas. Son grandes cohortes que se han realizado como el PREDIMED, el Estudio de la Salud de las Enfermeras o las cohortes de Dinamarca que se han financiado con dinero público, y después se hacen análisis. Yo no digo que alguna empresa no haya pagado algún análisis concreto, pero la gran mayoría de estudios han sido limpios de polvo y paja en este sentido. Esto son fake news que salen para contrarrestar el efecto. El tema del vino y el alcohol ya lleva años: yo llevo 30 y cuando salí de la carrera ya existía este debate y el tema persiste también a favor. A pesar de todo sigue persistiendo porque el efecto beneficioso está ahí.
Está claro que hay personas que son alcohólicas, que beben mucho y que no pueden beber vino; a una mujer embarazada nunca le dirás que beba vino; tampoco a una persona que tenga problemas de hígado; pero a la mayoría de la población saludable tiene un efecto. De hecho, el 20% del efecto de la dieta mediterránea se atribuye al vino, pero porque que en el estómago se crea un biorreactor: por ejemplo, si tú tomas carne con vino, los productos que se forman a nivel del estómago son saludables; también si la tomas con verduras. Si lo tomas fuera de este contexto, como en una barbacoa, entonces no es bueno. Por tanto, el truco está nuevamente en la dieta mediterránea en su conjunto, que es el paraguas para la prevención de la salud.
¿Cómo va el estudio PREDIMED PLUS? ¿Puede avanzar algo?
El PREDIMED PLUS también es un estudio aleatorizado y por lo tanto tiene un diseño de alta calidad científica que pretende analizar si un estilo de vida es mejor que sólo consejos de alimentación. Es un escalón más, sabemos que la dieta mediterránea es la mejor y vamos a ver si dando consejos sobre balancear las calorías, porque va un poco enfocado a obesidad, más un programa de actividad física y uno de disfrute de la vida sería mejor que sólo consejos dietéticos. Nos falta un año para acabar, para ver eventos. Hay resultados positivos, pero de momento no podemos decir nada. De todos modos, yo lo que veo es que dentro de la actividad física, la alimentación y la sociabilidad, el punto clave es la alimentación. También es buena la actividad física, un muy buen complemento, pero la clave está en la alimentación.
¿Qué opinas de la divulgación de la nutrición hoy en día?
El problema que tenemos globalmente es que se dice que la dieta mediterránea es casposa, que es antigua. La gente quiere novedad, como este tipo de proteínas sintéticas. La vida es una maratón, lo que queremos es llegar a la meta lo más lejos posible y con la mejor salud. Estas nuevas modas no van a ayudar en absoluto, tenían razón nuestras madres y nuestros abuelos.
Lo que haría sería modernizar el concepto de dieta mediterránea para que nadie sintiera que unas lentejas son malas. Las lentejas son buenas, pero las puedes pintar un poco de rosa: les pones alguna especia más para darle un aspecto más exótico, porque en lo que es la maratón en el corto plazo puedes disfrutar de experiencias sensoriales. Pero en el fondo la alimentación tradicional sigue siendo la mejor, ponerle unos puntos de exotismo y un poco de modernidad, pero la esencia tienen que ser la misma.
Hay cifras que apuntan a que sólo el 20% de los españoles siguen la dieta mediterránea.
Este dato lo encuentro excesivo, depende de la franja de edad. Estoy seguro de que muy pocos a los 20 años siguen la dieta mediterránea, sobre todo cuando se van de casa. Cuando viven con los padres y los abuelos, sí. En la gente de más edad, como de los 50 en adelante, se mantiene bastante la dieta mediterránea, aunque bueno podría ser mejor. Yo este 20% lo encuentro excesivo, pero igual si lo sumas todo, sí sale ese dato. A mi me preocupa la generación más joven.
El estudio que más me ha abierto los ojos fue el IMPACT Barcelona [un estudio de tres años realizado a más de 1.200 mujeres embarazadas con alto riesgo de tener un bebé demasiado pequeño en el que se aplicó la dieta mediterránea como tratamiento]. Me sorprendió lo más que comían estas mujeres embarazadas con problemas de crecimiento del feto. Tú les preguntabas si pensaban que comían bien y te decían que sí, pero se habían tomado de cena una pizza comprada. Tienen el concepto de que comen buen, pero el resultado final es que no.
¿Os preocupa que esta desafección a la dieta mediterránea junto al envejecimiento de la población aumente la incidencia de enfermedades no transmisibles?
En estos momentos, España es el mejor país del mundo en términos de calidad de vida y longevidad en diferentes rankings, no lo tenemos mal. Lo que preocupa es el futuro si no le damos la vuelta a esto. Con el CNIC hemos hecho formaciones en escuelas para que los niños aprendan a saber lo que tienen que comer y dejar de comer, sobre todo dirigido a la obesidad infantil, y se ve que aquí hay mucho mucho trabajo. Lo que también nos preocupa es que hay mucho profesor vegano, o cosas de este tipo, porque está ahora más de moda, pero desde el punto de vista de la salud no es lo más saludable, ni mucho menos. También, las personas que quieren educar por redes sociales se van a un extremo, que está de moda, y sabemos que no es sano.
Hablaba de que los anglosajones nos tienen manía, ¿nos están ganando la batalla por la cultura de la comida?
Se nos están colando por debajo de la puerta. En Barcelona tú pides lo que sea por teléfono de fast food y te lo traen en un minuto; la cultura de saber cocinar, saber educar, planear los menús que tienes que hacer durante la semana; no llegar, abrir el frigorífico y comer lo que tengas dentro, sino planificar, lo estamos perdiendo y es lo que hacían las madres y abuelas.
Llevamos una vida con un ritmo frenético y cuando llegas del trabajo no te has preocupado de comprar. Lo que aconsejamos en los estudios que hacemos es dar planes semanales adaptados a la época del año para que el producto sea de temporada y si es local, mejor. El tema es que no tenemos tiempo y lo dedicamos a otro tipo de actividades. Hay estudios que confirman que los niños que comen mejor, sacan mejores notas que los niños con alimentaciones deficientes. El tema es que las redes sociales, el impacto de los medios y la fuerza de las multinacionales influyen mucho