No todo el mundo lo sabe, pero una de las bebidas más populares en muchos lugares de España cuando aprieta el calor veraniego es el agua de cebada. Es cierto que hoy no goza de tanta popularidad como antaño, pero sí sigue siendo muy consumida en algunas regiones de España, como el sur de la provincia de Alicante, la Región de Murcia y algunas zonas de Cataluña. En Madrid, aunque a lo largo del siglo XIX era una de las bebidas más pedidas en cafés y otros establecimientos, su consumo se ha convertido en algo residual. Una de sus características era y es su bajo coste de producción, lo que la hacía accesible para todos los bolsillos.
Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando se preparaban las llamadas "aguas olorosas", brebajes típicos del siglo XVIII que podemos considerar los antecedentes de los refrescos. Su preparación es relativamente sencilla y se elabora a partir de una infusión de granos de cebada que se cocinan durante varias horas. El líquido resultante se cuela y se endulza con azúcar, limón o miel. Se sirve fría, acompañada de hielo o granizada.
La popularidad del agua de cebada trascendió las fronteras de España. En países como México, Perú, Costa Rica y Gran Bretaña, esta bebida también es apreciada y consumida. Sin embargo, a pesar de sus cualidades nutricionales y su historia centenaria, su presencia en el mercado se ha visto reducida por la aparición de refrescos industriales.
Minerales y vitamina B
Un vaso de 250 ml de agua de cebada (sin azúcares añadidos) contiene, aproximadamente, 179 calorías, 1 gramo de grasa (de las cuales 0,27 g de grasas saturadas), 37,17 gramos de hidratos de carbono (de los cuales menos de 0,23 g de azúcares), 5,30 gramos de proteínas y 0,01 g de sal. Además, es rica en fibra, manganeso, selenio, fósforo, potasio, calcio o ciertas vitaminas del grupo B. Con todo esto, el agua de cebada es una bebida equilibrada que posee algunos beneficios para nuestra salud.
Control del colesterol. Los beta glucanos presentes en la cebada son un tipo de fibra soluble que puede ayudar a controlar los niveles de colesterol en la sangre. Estudios han demostrado que el consumo de cebada puede contribuir a la reducción del colesterol total y del colesterol LDL o "malo", disminuyendo así el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Pero no es este el único papel que juegan los beta glucanos, también pueden ayudar a regular los niveles de glucosa en sangre, lo que es beneficioso para el control de la diabetes y la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Mejora de la digestión. La fibra soluble presente en el agua de cebada ayuda a mejorar la función digestiva, promoviendo el tránsito intestinal y colaborando en el alivio de problemas digestivos como la diarrea, las náuseas y los cólicos estomacales. Además, al contener almidones y enzimas naturales como la lipasa y la amilasa, evita la formación de gases intestinales, es muy digestiva y respetuosa con la mucosa estomacal.
Formación de glóbulos rojos. La combinación de hierro y cobre presentes en el agua de cebada favorece la formación de glóbulos rojos y asegura un nivel óptimo de oxígeno en la sangre. Además, este cobre es un mineral importante en la producción de energía en el cuerpo, la formación de tejido conectivo y la función del sistema inmunológico.
Prevención de la arteriosclerosis. La niacina, también conocida como vitamina B3, presente en el agua de cebada ayuda a prevenir la arterioesclerosis, que coloquialmente se conoce como “endurecimiento de las arterias”. Pero no es este su único beneficio, ya que, además, la participación de sus formas coenzimáticas es fundamental para la generación de energía metabólica, la síntesis de algunas hormonas y para el crecimiento.
Cuidado con el azúcar añadido
En principio, el agua de cebada es una bebida que puede ser consumida por la mayor parte de las personas. Aunque, eso sí, al contener gluten no deberían tomarla quienes son intolerantes al gluten o sufren celiaquía. Además, hay que tener en cuenta que no es lo mismo la elaboración casera que la industrial, sobre todo porque en esta última no podemos controlar la cantidad de azúcar. En relación con ello, basta señalar un dato: 250 ml de agua de cebada azucarada puede contener unas 330 calorías, casi el doble que la misma cantidad sin azúcares añadidos, una cantidad que invita a tomarla con moderación y que la hace casi incompatible con dietas hipocalóricas o para perder peso.