La acedera (Rumex Acetosa), conocida como vinagrera o agrilla, debe su nombre al distintivo sabor ácido que la caracteriza. Se trata de una planta que alcanza una altura de medio metro y cuenta con hojas grandes. Su origen se encuentra en Asia y Europa, y prefiere crecer en ambientes húmedos como pastizales y áreas cercanas a pantanos.
Esta hierba es especialmente popular en Europa del Este y forma parte de platos típicos en gastronomías rusas, ucranianas y polacas. En Francia es utilizada para caldos, cremas y como acompañamiento para pescados. Sus hojas también se pueden cocinar al vapor. En España, el plato más popular es la sopa de acedera.
Además, se puede incorporar de manera excelente en ensaladas de verano y platos frescos, agregando un toque de originalidad y frescura. Eso sí, para sacarles el máximo partido, es importante emplear siempre hojas tiernas y frescas, ya que las hojas maduras y colgantes pueden resultar difíciles de digerir y ocasionar problemas estomacales.
[El 'superalimento' del campo español que pocos conocen: con vitaminas, sin calorías y antioxidante]
Muchos siglos de historia
La acedera ha sido utilizada como planta comestible y medicinal desde la antigüedad. Los antiguos griegos y romanos la usaban para tratar problemas digestivos, anemia y problemas de la piel. Incluso se llegó a utilizar como tinte y como repelente de insectos. En la Edad Media, fue una planta muy popular en toda Europa, sobre todo como remedio natural para tratar una variedad de problemas de salud, incluyendo la ictericia y la gota.
A lo largo de los siglos XVIII y XIX se fue dejando atrás algunos de estos usos y la acedera se convirtió en una planta ornamental. Se plantaba en jardines y parques por sus bonitas hojas y flores. También se utilizaba como planta forrajera para los animales.
Al tratarse de una planta muy resistente, es fácil encontrarla en muchos lugares del mundo. En España, se encuentra sobre todo en la zona norte. Y es cada vez más frecuente que las personas la cultiven en su casa, ya que no necesita de mucho espacio ni de ningún entorno especial.
Rica en vitamina C y antioxidantes
La acedera ha sido muy valorada históricamente. Y, sin duda, sus valores nutricionales han tenido mucho que ver. Su composición es de un 92% agua. De tal forma, en 100 gramos encontramos 18 calorías, 2,20 g de carbohidratos y 2,50 g de proteínas. Todo ello acompañado de sodio, potasio, calcio y retinol.
Con estos datos, podemos afirmar que la acedera no solo destaca por su sabor agrio y fresco en la gastronomía, sino también por sus múltiples propiedades para la salud. Esta planta silvestre es una valiosa fuente de antioxidantes que ayudan a proteger nuestras células del daño causado por los radicales libres, contribuyendo a prevenir enfermedades crónicas como las afecciones cardíacas, el cáncer y la diabetes tipo 2.
Además, gracias a su alto contenido de hierro, la acedera es ideal para tratar la anemia ferropénica y otras deficiencias de este mineral. Además, su abundante contenido de vitamina C fortalece el sistema inmunológico. Tiene de 50 a 100 miligramos de esta vitamina por cada 100 gramos, por lo que puede llegar a duplicar la que obtendríamos con una naranja.
Otro de los ámbitos en los que la acedera puede ser de utilidad es el de la salud cardiovascular. Al menos, hacia eso apuntan estudios realizados en animales, que han revelado que el extracto de acedera puede modificar ciertas vías relacionadas con la formación de coágulos sanguíneos, lo que podría ser beneficioso para prevenir problemas cardíacos.
No podemos olvidar su acción digestiva, diurética y laxante. Debido a su contenido de fibra, ayuda a tratar problemas intestinales y el estreñimiento. Además, es un excelente depurador de la sangre y se utiliza para tratar heridas debido a sus propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes y antisépticas.