El SIBO es un trastorno gastrointestinal caracterizado por un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado. Estas bacterias normalmente se encuentran en el intestino grueso pero en el SIBO, proliferan en el intestino delgado, donde su presencia puede causar síntomas incómodos y problemas de absorción de nutrientes. Los síntomas comunes del SIBO incluyen hinchazón, gases, diarrea, estreñimiento, dolor abdominal y fatiga.
Estas dolencias pueden estar asociadas a diferentes problemas intestinales como el síndrome del intestino irritable, pancreatitis, diverticulitis, enfermedad de Crohn, diabetes, cáncer de colon, problemas de riñón o cirrosis, efectos de cirugías en el intestino, problemas inmunológicos, problemas de motilidad del tubo digestivo, así como intolerancias o alergias alimentarias. También el consumo de alcohol, drogas o ciertos medicamentos, como omeprazol y otros protectores de estómago, puede contribuir a su desarrollo.
Entre los síntomas más comunes del SIBO están el dolor de barriga, hinchazón, diarrea, mala digestión, exceso de gases intestinales y cansancio excesivo, pérdida de peso o anemia en casos graves. En cuanto a la prevalencia en mujeres, se ha observado que ciertos factores como la anatomía femenina y las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual pueden influir en la aparición de la enfermedad.
Para reducir el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado y la inflamación, los médicos suelen recomendar una dieta baja en carbohidratos fermentables (FODMAP). Esta consiste en eliminar o reducir alimentos ricos en carbohidratos fermentables, que alimentan a las bacterias intestinales.
Proteínas y grasas saludables
Las proteínas presentes en carnes magras, pescado, huevos y tofu son fundamentales en la dieta para SIBO debido a su bajo contenido de carbohidratos fermentables. Estos alimentos son ricos en aminoácidos esenciales, que son los bloques constructores de las proteínas, y son esenciales para la reparación y crecimiento celular. Además, las grasas saludables, como el aceite de oliva, aguacates, nueces y semillas, proporcionan una fuente concentrada de energía y ácidos grasos esenciales, que son vitales para la salud cardiovascular, la función cerebral y la regulación hormonal.
Vegetales
"En la dieta para SIBO se deben evitar alimentos como cebollas, ajos, brócoli, coliflor, espárragos y alcachofas, ya que son ricos en carbohidratos fermentables que pueden desencadenar síntomas gastrointestinales. En cambio, se recomienda consumir zanahorias, calabacines, berenjenas y calabazas en cantidades moderadas", señala José Luis Rodríguez, tecnólogo de alimentos. Estos vegetales son más bajos en carbohidratos fermentables y proporcionan vitaminas, minerales y antioxidantes que respaldan la salud del sistema inmunológico, la piel y la digestión.
Frutas
En una dieta diseñada para aliviar los síntomas del SIBO es importante evitar frutas altas en fructosa como manzanas, peras, sandía y mangos, ya que pueden ser difíciles de digerir y contribuir al crecimiento bacteriano no deseado en el intestino delgado. En su lugar, se recomienda consumir bayas, kiwis y plátanos maduros en pequeñas cantidades. Estas frutas son más bajas en fructosa y proporcionan vitaminas, antioxidantes y fibra, lo que favorece una digestión más suave y una menor fermentación intestinal.
[Así es el reinicio intestinal: la dieta de tres días que es buena para la salud si la haces 30]
Lácteos sin lactosa
Para aquellos con intolerancia a la lactosa, común en el SIBO, los lácteos sin lactosa como la leche, el yogur y los quesos bajos en lactosa, son opciones más seguras. Estos productos lácteos proporcionan calcio, proteínas y grasas beneficiosas sin los efectos incómodos asociados con la lactosa. Además, el calcio es esencial para la salud ósea y la función nerviosa, mientras que las proteínas son fundamentales para la reparación y el mantenimiento de los tejidos.
Carbohidratos bien tolerados
Los carbohidratos bien tolerados como el arroz, la quinoa, las patatas, las batatas y la calabaza, son una fuente de energía importante para personas que sufren de SIBO. Estos alimentos generalmente son bien tolerados por el sistema digestivo, ya que son bajos en carbohidratos fermentables. Además, proporcionan nutrientes importantes, como vitaminas del complejo B y minerales, que son esenciales para el metabolismo y la salud en general.
Condimentos
El jengibre, la cúrcuma y el perejil son ingredientes que se destacan en la dieta para SIBO debido a sus propiedades antiinflamatorias y digestivas. Estas hierbas y especias pueden ayudar a reducir la inflamación intestinal y mejorar la función digestiva, lo que proporciona alivio a personas con SIBO.
Caldo de huesos
El caldo de huesos es altamente beneficioso en personas que tienen esta patología debido a su capacidad para sanar y calmar el revestimiento intestinal. Además, es una excelente fuente de colágeno, que es beneficioso para la salud de las articulaciones, la piel, el cabello y las uñas. También proporciona minerales y nutrientes esenciales que ayudan en la reparación y el mantenimiento de la mucosa intestinal.
Probióticos y fermentados
Los probióticos y alimentos fermentados pueden ser aliados importantes en la dieta para SIBO, ya que ayudan a restaurar y equilibrar la microbiota intestinal. Estos microorganismos beneficiosos mejoran la digestión y la absorción de nutrientes, fortalecen el sistema inmunológico y reducen la inflamación. Sin embargo, su uso debe ser supervisado por un profesional de la salud, ya que algunas cepas pueden no ser adecuadas para ciertas personas con SIBO y podrían agravar los síntomas.