Es uno de los sabores del verano en cualquiera de sus preparaciones más conocidas. La versatilidad del calamar lo convierte en el alimento estrella de un buen arroz o de una ensalada templada, nos permite cortarlo en anillas para rebozarlo a la andaluza o ponerlo a la romana, e incluso es un manjar únicamente pasado por la plancha con un poco de ajo, perejil y limón. Es una opción imprescindible en el recetario de la dieta mediterránea, al ser baja en calorías y aportar proteínas de alta calidad y ácidos grasos omega 3, un fondo de despensa que Mercadona ofrece en varios formatos.
Esta vez nos centraremos en el Calamar Grande Hacendado Congelado que está a la venta en los establecimientos de la cadena valenciana por 3,19 euros la pieza de unos 200 gramos. Está envasado por el Grupo Profand, en Vigo, y en su lista de ingredientes figura el calamar de la India (Loligo duvauceli), agua y sal. Además, advierten que puede contener pescados y crustáceos, y recomiendan que se conserve a -18 grados. En todo caso, precisan, una vez descongelado no debe volverse a congelar y tendrá que consumirse en las primeras 24 horas, previamente cocinado.
Si ponemos el foco en su valor nutricional por 100 gramos de producto, la mitad de su peso, son 59 las calorías que se marcan en la tabla. Su contenido en grasas es de 1,1 gramos, de las que 0,8 gramos son saturadas. Tiene además 0 gramos de hidratos de carbono y 0 gramos de azúcares, 12 gramos de proteína y 0,65 gramos de sal. Al ser un alimento tan poco calórico y bajo en grasa, se perfila como un gran aliado de las dietas de adelgazamiento siempre y cuando lo cocinemos de las formas más sanas, como a la plancha, al horno o a la brasa, evitando en este caso los rebozados y las frituras. Por si fuera poco, es un bocado muy saciante y nos ayuda a no tener hambre antes de tiempo.
El calamar de la India es un molusco cefalópodo marino relativamente corto y robusto, con aletas romboidales y más largas que anchas, que puede llegar a pesar un máximo de kilo y medio midiendo 29 centímetros. Se captura con arrastre en el Índico oeste, el Índico este, el Pacífico noroeste y el Pacífico centro oeste.
La familia de los calamares, la loliginidae, toma su nombre de la concha que, en su caso, está reducida a una lámina transparente que lleva en su interior y de la bolsa de tinta que posee. Viven mar adentro, a más de 200 metros, pero se acercan a la costa en diferentes épocas del año para reproducirse.
[El 'superalimento' español de Mercadona que arrasa en verano: bajo en calorías y antiinflamatorio]
Desde la Fundación Española de Nutrición (FEN) observan que los calamares están disponibles durante todo el año en el mercado aunque los que se capturan en otoño e invierno son de mayor calidad. En este caso, al estar congelado, Mercadona garantiza que podamos encontrarlo en sus tiendas en cualquier momento. Atiendo a sus propiedades y beneficios, destacan sus proteínas de alto valor biológico, los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y minerales como el selenio, el fósforo y el yodo. También es significativo su aporte en niacina, vitamina B12 y vitamina E.
Cómo tomar el calamar
La única pega es que se trata del cefalópodo con más colesterol, por lo que no se recomienda para personas que tengan problemas relacionados, así como tampoco para aquellos con un exceso de ácido úrico. Además de ayudar a adelgazar al ser hipocalórico y saciante, el calamar aporta un extra de energía por sus minerales y proteínas, ayudando al correcto funcionamiento de la glándula tiroides. Asimismo, contribuye a fortalecer el pelo, las uñas y los dientes por sus vitaminas y el colágeno que contiene. Una ración de calamares aporta casi el 100% de las ingestas recomendadas de vitamina B12, destaca la FEN.
Por último, pero no menos importante, los calamares tienen un sabor suave que suele contar con la aceptación de toda la familia: desde niños a personas mayores. Combina prácticamente con todo y tener Calamar Grande Hacendado Congelado en casa nos puede quitar de más de un apuro. En este caso, el cefalópodo no viene limpio, pero al contrario de lo que muchos creen, despojarlo de las partes que hay que desechar es muy fácil y rápido. Así, basta con agarrar los tentáculos y tirar de ellos hacia fuera para retirar la boca antes de recortar las patas que sí son comestibles con una tijera.
Pasaremos estos tentáculos por agua e incluso podremos rascarlas para quitarles sus partes más duras. Después, para limpiar el tubo, meteremos la mano para retirar cualquier resto que pueda quedar, incluyendo esa concha particular que tienen en forma de pluma transparente. Enjuagamos bajo el grifo y, para quien lo desee, se puede retirar la piel con facilidad tirando de ella aunque dejarla nos garantiza un sabor más intenso y el color rojizo característico. Si son grandes y queremos cocinarlos enteros, conviene darles unos cortes para que no se cuezan en vez de asarse.
En este punto, desde Cocinillas son múltiples las recetas que nos proponen para triunfar con calamares en la mesa. Desde los trucos del chef Dani García para que los calamares rebozados queden perfectos y al estilo andaluz, hasta las pautas para hacerlos al ajillo sin que seamos unos diestros en los fogones. Nos proponen ideas menos habituales, como los calamares combinados con sobrasada, los que vienen con una deliciosa y sencilla salsa verde, y también compartiendo protagonismo con mejillones y espaguetis.