Hannibal Lecter solía recomendar viajar en avión con tu propia tartera porque opinaba que lo que se sirve en este transporte no podía llamarse comida. Esta es, probablemente, la única afirmación culinaria del personaje al que dio vida el actor Anthony Hopkins con la que mucha gente puede sentirse identificada. En general, la comida de los aviones arrastra mala fama: que si es insípida, que si es mala directamente o, incluso, poco nutritiva. De todas formas, en los últimos años algunas aerolíneas están trabajando en quitarse ese sambenito.
Aunque en, prácticamente, todos los vuelos se puede pedir algo de comer a la tripulación, los menús para todos los pasajeros se suele reservar para los viajes más largos. Poco después del despegue y antes del aterrizaje suelen salir los carritos con bandejas de comida calentada en la propia aeronave. Estas opciones suelen estar elaboradas por empresas de cátering y, aunque algunas aerolíneas suelen tener en el punto de mira ofrecer opciones saludables, por lo general el objetivo es que las comidas sean deliciosas, como en un restaurante.
De todas formas, no resulta fácil elaborar menús para servir en las alturas. Quienes cocinan estas comidas deben tener en cuenta que sus platos siempre van a estar recalentados, que deben de agradar a un público muy diverso e, incluso, que no tendrán el mismo sabor que en tierra. Por esta razón, no siempre nos ponen delante el menú que nuestro médico o nuestro nutricionista nos recomendaría. En cualquier caso, si nuestra dieta es, por lo general, saludable, estas opciones no tienen por qué suponer un impacto negativo para nuestra salud.
A continuación, tres alimentos típicos de la comida de los aviones que tu médico pide que evites:
Los sándwiches envasados
Uno de los bocados más recurrentes en los aviones son los sándwiches o las empanadas, tanto calientes como fríos, que suelen venir en una cajita y que en muchas ocasiones nos recuerdan a esos que escupen las máquinas de vending. Aunque te sirvan uno de los que se hacen llamar vegetales, estos alimentos no se consideran saludables, sino más bien ultraprocesados. Al igual que el resto de los sándwiches envasados, éstos contienen panes con harinas y aceites refinados e, incluso, azúcares.
En realidad, estos sándwiches se parecen más a la comida rápida que a un plato saludable. Esto se debe a que el pan representa una gran proporción del producto y, además, contienen salsas, fiambres que en sí mismos son otros ultraprocesados y una cantidad de vegetales anecdótica. Son, en definitiva, alimentos con un alto valor energético que fomentan el aumento de peso y no son la opción más nutritiva.
[El drama de la comida de los hospitales: de las natillas a los zumos industriales]
Los postres azucarados
Las comidas de los aviones suelen estar rematadas por un postre que hace las delicias de los más golosos: pedazos de tartas o mousses muy azucarados. No es ningún secreto que ningún médico nos recomendaría hincarle el diente a uno de estos, aunque de vez en cuando no nos amarguen. Estos postres son muy calóricos y, por lo tanto, favorecen que aumentemos nuestro peso corporal. Pero, además, no aportan gran cosa al organismo.
El componente mayoritario suele ser el azúcar y otros carbohidratos simples. Es decir, que según llegan a nuestro sistema digestivo estos azúcares se absorben rápidamente en el torrente sanguíneo. Este pico de glucosa fuerza al cuerpo a liberar una gran cantidad de insulina para contrarrestarlo. Esta acción aumenta el riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2 debido a que se produzcan resistencias a la insulina.
Las salsas
Aunque suene increíble, la comida no sabe igual en el suelo que en el cielo. Y esto lo saben las empresas de cátering que preparan los menús del avión. Existen varios estudios que apuntan a que con la altitud y el cambio de presión se altera nuestra percepción del sabor hasta el punto de que la sal se percibe un 30% menos y el azúcar, un 20% menos. Esto es lo que dice el Instituto Fraunhofer de Física de la Construcción. Esta es la razón por la que a veces la comida del avión parece insulsa.
¿Cómo solucionar este inconveniente? Pues en muchas ocasiones se emplean más salsas e, incluso, algunas de ellas con más grasa, que aporta sabor. Si bien esto compensa la sensación en la boca, estos ingredientes no suelen sentar demasiado bien al organismo. En cualquier caso, la presión del avión también puede favorecer a otros alimentos, como por ejemplo el zumo de tomate. Esta bebida suele ser más popular en los aviones que en tierra firme.