La trigonelina (TG), un alcaloide vegetal que se encuentra en alimentos como el café, las semillas de fenogreco y el rábano, posee propiedades que permiten preservar la función cognitiva y la memoria a medida que envejecemos. Así lo afirma un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Tsukuba (Japón), que ha puesto a prueba en laboratorio sus efectos sobre la capacidad para recordar y para el aprendizaje espacial.
Las conclusiones del ensayo recogen que la trigonelina ayuda a adquirir, retener, estructurar y aplicar información relacionada con el entorno físico circundante. Esta investigación, publicada en 'Gerociencia' y que recoge Europa Press, se enmarca en la búsqueda de compuestos naturales funcionales que puedan mejorar el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Los investigadores destacan que el campo que busca promover un envejecimiento saludable mediante los hábitos de vida y la alimentación es ahora mismo uno de los más importantes. A medida que la población mundial gana longevidad y una mayor esperanza de vida, envejecer con salud, evitando las enfermedades crónicas y degenerativas como las cardiovasculares, el cáncer y el alzhéimer, no solo garantiza una mayor calidad de vida, sino que alivia el gasto sanitario en sociedades cada vez más envejecidas.
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Para evaluar el efecto de la trigonelina de manera integrada, tanto desde la perspectiva cognitiva como de biología molecular, los investigadores emplearon un modelo de ratón propenso a la senescencia acelerada (SAMP8). Estos roedores modificados genéticamente sufren una tasa de senescencia celular más avanzada, un proceso por el que las células cesan en sus funciones vitales pero no desaparecen. Se transforman así en 'zombis' -como coloquialmente se las conocen- que liberan sustancias nocivas en el organismo relacionadas con el envejecimiento.
Después de la administración oral de TG a ratones SAMP8 durante 30 días, la prueba del laberinto acuático de Morris indicó una mejora significativa en el aprendizaje espacial y el rendimiento de la memoria en comparación con los ratones SAMP8 que no recibieron TG. A continuación, los investigadores realizaron un análisis transcriptómico del genoma completo del hipocampo para explorar los mecanismos moleculares subyacentes.
Descubrieron que las vías de señalización relacionadas con el desarrollo del sistema nervioso, la función mitocondrial, la síntesis de ATP, la inflamación, la autofagia -el mecanismo por el que el organismo reabsorbe las células senescentes- y la liberación de neurotransmisores estaban significativamente moduladas en el grupo de TG.
Además, el equipo de investigación descubrió que los TG suprimían la neuroinflamación al regular negativamente la activación del factor de transcripción NF-B mediada por el factor de señalización Traf6. La inflamación del tejido cerebral es un factor desencadenante de la demencia, y estudios previos han demostrado que se puede ver exacerbada por una mala alimentación.
El análisis cuantitativo de proteínas confirmó que los niveles de citocinas inflamatorias TNF-a e IL-6 disminuyeron significativamente y los niveles de los neurotransmisores dopamina, noradrenalina y serotonina aumentaron significativamente en el hipocampo. Estos hallazgos sugieren la eficacia de los TG para prevenir y mejorar el deterioro de la memoria del aprendizaje espacial relacionado con la edad.