Desde hace años, las recomendaciones sobre el consumo de alcohol apuntan a que es preferible evitarlo. Si lo tomamos en exceso, aumenta el riesgo de diversas enfermedades, incluyendo las cardiovasculares, el cáncer y los trastornos mentales. Sin embargo, su consumo moderado es un tema más complejo: podría ser beneficioso o perjudicial en función de la edad del paciente y enfermedades previas.
Así lo señalan expertos como el epidemiólogo Miguel Ángel Martínez-Gonzalez en la Conferencia Anual Stare-Hegsted del Departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard. Los estudios de los últimos años contradicen las tesis que sugerían que el consumo de alcohol moderado contribuye a una reducción del riesgo cardiovascular.
De hecho, sugieren por contra que ninguna cantidad es segura para la salud. Entonces, ¿debería eliminarse el alcohol, como el vino tinto, de los planes de alimentación saludable como la Dieta Mediterránea?
Vino: según para quién
Martínez-González es profesor adjunto de nutrición en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, y profesor de medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Navarra en España. Participa en el estudio PREDIMED-PLUS, un ensayo clínico sobre dieta y estilo de vida mediterráneo centrado en la prevención de enfermedad cardiovascular que coordina Jordi Salas Salvadó.
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Según esta investigación, una Dieta Mediterránea que incluye alcohol reduciría el riesgo de enfermedad cardiovascular en un 30% en comparación con una dieta baja en grasas y abstemia. En otro estudio, se descubrió que aquellas personas que seguían un plan de consumo de alcohol "moderado" -un consumo de vino tinto con las comidas distribuido a lo largo de la semana- tendrían un menor riesgo de mortalidad que las personas que se abstenían por completo de beber alcohol.
Martínez-González también señaló en su conferencia que el consumo de alcohol ligero-moderado también habría dado lugar a una reducción de riesgo relativo de mortalidad prematura por cáncer y enfermedad cardiovascular. Sin embargo, el consumo de alcohol no está exento de riesgos, como señala el propio investigador. Sobre todo para los más jóvenes.
Actualmente, una de cada cuatro muertes de estadounidenses de entre 20 y 34 años pueden atribuirse al consumo de alcohol. Además, puede aumentar el riesgo de mortalidad por otras causas, incrementando el riesgo de cáncer de mama en particular. Otros estudios con imágenes cerebrales apuntan a que el consumo de alcohol en borracheras de fin de semana es especialmente tóxico para las neuronas de los jóvenes.
Ahora bien, ¿quiere decir esto que deba eliminarse el vino tinto de la Dieta Mediterránea? Para Martínez-González la respuesta no es fácil: "Sí, definitivamente, para menores de 35 años". Pero para los adultos más mayores, es más complicado: los investigadores han detectado que la Dieta Mediterránea perdería hasta un 23,5% de su efecto protector si se elimina el consumo de vino.
Aún así, no todo está dicho, y tanto Martínez-González como el resto de investigadores son conscientes dela necesidad de seguir realizando ensayos controlados aleatorizados para garantizar una correcta evaluación de posibles beneficios o riesgos del consumo de alcohol. Aún no está todo dicho.
De momento, el investigador y sus colegas de la Universidad de Navarra han recibido financiación para realizar uno de estos ensayos en el año 2024. Para este proyecto, reclutarán a médicos de entre 50 y 75 años que serán asignados al azar a grupos de abstención o consumo moderado de alcohol durante un periodo de cinco años.
Con este tipo de investigaciones, Martínez-González y sus colegas esperan poder aclarar si el vino tinto debe seguir formando parte del resto de consejos de la Dieta Mediterránea, al menos en los adultos mayores de 35 años, o si bien debe desterrarse definitivamente junto al resto de bebidas alcohólicas.