Reemplazar alimentos de origen animal como la carne roja y procesada o el huevo por otros de tipo vegetal y ricos en proteína como los frutos secos, granos enteros y legumbres se relaciona con una reducción de la mortalidad prematura por cualquier causa. Así lo ha determinado una gran revisión sistematizada de estudios que publica la revista BMC Medicine, constatando que los principales beneficios de una 'dieta basada en plantas' consisten en un menor riesgo de sufrir diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
El equipo liderado por los investigadores Sabina Schlesinger y Lukas Schwingshackl del Centro Alemán de Diabetes de Düsseldorf (Alemania) recabaron las conclusiones de 37 estudios, entre ellos 24 de cohorte prospectivos. Todos estos trabajos habían analizado la asociación entre el estado de salud y el hecho de sustituir alimentos de origen animal -carnes rojas y procesadas, carne de ave, pescado, marisco, huevos y leche- por otros de origen vegetal -legumbres, nueces, cereales integrales y refinados, frutas y verduras, y aceites-.
Los efectos sobre la salud que se evaluaron incluyeron el impacto general sobre las enfermedades cardiovasculares en total, tanto en su incidencia y mortalidad genérica como específicamente en los casos de ataques al corazón, enfermedad coronaria e infartos cerebrales. También se evaluó como afectaba a la incidencia de la diabetes de tipo 2 y a la mortalidad por cualquier causa. La información sobre la dieta se recopiló principalmente mediante cuestionarios de frecuencia alimentaria.
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Según los autores, los resultados determinaron que la incidencia de las enfermedades cardiovasculares se podía reducir un 27% de forma general al sustituir cada día simplemente 50 gramos de carne procesada o roja por entre 28 y 50 gramos de frutos secos. Reemplazar esta ración de carne por otros 50 gramos de legumbres se relacionó con una reducción del 23%, y cambiar un huevo diario por entre 23 y 25 gramos de nueves redujo el riesgo cardiovascular un 17%. Sin embargo, no se detectó ninguna mejora significativa al cambiar la carne de ave, el pescado o los mariscos.
Igualmente, cambiar los mismos 50 gramos de carne roja o procesada por entre diez y 28 gramos de nueces se relacionó con una reducción del 22% de la incidencia de la diabetes de tipo 2. Y tomar 30 gramos de cereales integrales o diez de frutos secos en lugar de un huevo diario redujo el riesgo diabético un 21% en el primer caso y un 18% en el segundo. Finalmente, sustituir la ración de 50 gramos de estos dos tipos de carne por entre 28 y 50 gramos de nueces se asoció a una reducción del 21% de la muerte prematura por cualquier causa.
"Es un estudio de buena calidad porque explican muy bien cómo se han seleccionado los estudios incluidos en el metaanálisis y cómo se han recalculado algunos resultados para conseguir homogeneizarlos y resumirlos. Utilizan técnicas modernas y las describen bien", valora Esther López García, profesora de Epidemiología en el departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, en declaraciones a Science Media Centre.
Según explica López García, este tipo de análisis "relativamente reciente" ayuda a complementar lo que sabemos sobre los efectos de un alimento en el desarrollo de enfermedad. "Es decir, que no solo es importante la cantidad de alimento que se consume, sino también lo que se deja de consumir o lo que se consume en su lugar. Además, este trabajo va en línea con lo que actualmente se considera una dieta saludable, con mayor contenido en fuentes proteicas vegetales y menor contenido en fuentes proteicas animales, especialmente carne roja y procesada".
La especialista destaca que las nuevas guías dietéticas españolas, avaladas por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) y que se basan en informes en los que ella misma ha participado, "van en esta dirección". Pese a su utilidad y novedad, no obstante, destaca determinadas limitaciones importantes del trabajo. "Este tipo de sustituciones están basadas en cálculos teóricos, no en cambios reales", explica, comparándolo con una "sustitución".
Además, "algunos tipos de alimentos considerados como un grupo (lácteos, pescados) están compuestos de alimentos con propiedades diferentes, y la mayoría de los estudios examinados no han llegado a examinar las sustituciones a ese nivel de detalle", concluye, subrayando la necesidad de ampliar los estudios.