Una de las aficiones favoritas de los españoles es salir a cenar con amigos y hay pocas semanas en las que renunciemos a ella. Paladear nuevos sabores, conocer sitios de moda o, simplemente, reunirnos con los de siempre donde siempre para ponerse al día. A pesar de que los restaurantes en España deben cumplir normas de seguridad alimentaria muy rigurosas, no siempre podemos evitar una mala pasada. Es posible que alguna vez un plato te haya hecho pasar una mala noche o, incluso, mandarte derecho al hospital.
Algunos alimentos se consideran más arriesgados que otros en cuanto a la posibilidad de sufrir una de estas intoxicaciones. Ya sabemos, por ejemplo, que deberíamos huir de los huevos poco cuajados —y las recetas elaboradas con ellos— especialmente durante el verano, cuando las salmonelosis son más frecuentes. Sin embargo, no siempre tenemos tan claro qué alimentos sí que pueden llegar a albergar con una mayor facilidad esos microorganismos patógenos que tan mal nos lo pueden hacer pasar.
Por esta razón, varios expertos en seguridad alimentaria han explicado a la edición en inglés del periódico Huffington Post cuáles son esos alimentos de los que huyen cuando salen a cenar fuera. De esta manera, podemos tomar algunos consejos de los profesionales para evitar llevarnos una desagradable sorpresa cuando salgamos a cenar con amigos. A continuación, cuatro alimentos que los expertos en seguridad alimentaria nunca piden cuando salen a comer fuera.
El steak tartare
Sin duda, este plato típico de la gastronomía francesa es una delicia, pero no debemos olvidar que se trata de una receta a base de carne cruda y, en muchos casos, se remata con una yema de huevo también cruda. Aunque en el artículo de Huffington Post se dice que la carne suele ser descontaminada previamente a su llegada a la carnicería, algunas bacterias podrían sobrevivir a este proceso y, por lo tanto, debe cocinarse a alta temperatura para evitar riesgos.
Una de estas bacterias es E. coli, un microorganismo fecal que puede llegar a la carne por contacto en la industria cárnica, donde la carne puede mezclarse con los intestinos de los animales que ahí se tratan.
[Soy microbióloga: esto es lo que nunca como y dónde nunca voy a comer]
Los brotes crudos
Las legumbres germinadas, como las judías, o los brotes de alfalfa o trigo se utilizan en ocasiones en la cocina para decorar o para añadir un toque crujiente a un plato. Es posible que pienses que cualquier vegetal se puede consumir de manera cruda sin que origine problemas para la salud. Sin embargo, los expertos consultados por Huffington Post explican que estos brotes se suelen producir en ambientes que pueden implicar cierto riesgo: pueden contener salmonella, listeria y E. coli.
Estos brotes pueden suelen surgir en ambientes húmedos y a una temperatura entre los 20 y los 30 grados centígrados. Como la germinación de estos vegetales dura unos días, las bacterias pueden contarse por miles de millones cuando llega el momento de recolectarlos.
Las ostras
Aunque las ostras tienen fama de románticas e, incluso, de afrodisíacas, los expertos en seguridad alimentaria prefieren rechazarlas cuando se las ofrecen. Sobre todo, si se consumen crudas. De hecho, no es extraño encontrar brotes de intoxicaciones provocados por estos bivalvos a lo largo de los últimos años. Este alimento puede provocar una infección conocida como la vibriosis, que está producida por una bacteria llamada Vibrio.
Mientras viven en el medio marino, las ostras son animales carroñeros y se alimentan de todo aquello que hay en el fondo del mar. Esta es la principal razón por la que son tan propensas a contener virus, bacterias u otros contaminantes.
La leche cruda
El conocimiento sobre los microorganismos que nos rodean y algunos procesos como la pasteurización para esterilizar alimentos han contribuido a un descenso de las infecciones alimentarias en el último siglo. Sin embargo, algunas modas alimentarias han pugnado por volver a tomar los alimentos en su versión más natural. No es frecuente encontrar leche sin pasteurizar en España, pero en algunos estados de Estados Unidos están empezando a verse con más regularidad.
La leche sin tratar puede ser el medio en el que viven una buena colección de bacterias entre las que se encuentran la salmonella, E. coli, Brucella y Campylobacter. La pasteurización no termina con los beneficios de esta bebida, sino que es evita las intoxicaciones y algunas de ellas pueden llegar a ser mortales.