Los japoneses son reconocidos en el mundo entero por sus altas cifras de esperanza de vida al nacer y, en gran parte, esto se debe a sus buenos hábitos. Y, entre ellos, la dieta de este país es conocida por sus beneficios: en ella, están muy presentes los vegetales y el pescado, como fuente de proteínas saludables. Además, también cuentan con un buen sistema de salud que hace hincapié en el trato a las personas mayores. Si bien España es también un referente global en cuanto a longevidad, podemos aprender mucho de Japón.

No es necesario adoptar por completo la dieta de los japoneses —los alimentos que tenemos en España son igualmente saludables—, pero sí podemos tomar nota de cuánta importancia le dan a según qué grupo de alimentos. Un aspecto que tenemos en común españoles y japoneses es que ambos países se encuentran en la lista de los que consumen más cantidad de pescado. El gusto por este grupo de alimentos es un aspecto que nos conecta a los países mediterráneos, escandinavos y al propio Japón.

En este sentido, la nutricionista japonesa Asako Miyashita ha compartido con la cadena de televisión estadounidense CNBC cuáles son los cinco alimentos que ella, y el resto de los japoneses, toman todos los días. En ellos, Miyashita piensa que se encuentra la clave de la longevidad de este pueblo asiático: en septiembre de 2022, Japón superó la cifra de 90.500 personas que tenían 100 años o más en su país. Miyashita sostiene que la clave está en pensar en la comida como si fuera tu medicina diaria y, por eso, todos los días come estos cinco alimentos.

Boniatos japoneses

Aunque los boniatos son también conocidos en España, a nosotros nos gustan más las patatas. En los últimos años, la fama de los tubérculos ha resultado muy dañada porque contienen muy poca fibra y tienen un índice glucémico alto. Estos alimentos, por tanto, son más saludables cuando los utilizamos en una dieta en la que se realiza ejercicio físico con regularidad. De todas formas, lo mejor es que si tomamos patatas o boniatos los cocinemos al vapor o cocidas, pero nunca fritos. 

Sopa de miso

Este reconfortante plato es un clásico en los restaurantes asiáticos y en los exclusivamente japoneses. No sólo es una receta ligera y que contiene vegetales, sino que el miso es una pasta fermentada que surge a partir de la soja y algunos cereales. Por lo tanto, la sopa de miso es un probiótico que tiene la capacidad de mejorar el estado de nuestra microbiota y, por tanto, tiene efectos sobre nuestro sistema inmune. Un estudio japonés publicado en The BMJ, de hecho, sugiere que las personas que comen alimentos fermentados tienen un 10% menos de riesgo de morir antes. 

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Rábano japonés

Las raíces en general son uno de los ingredientes que los japoneses emplean con más frecuencia en su cocina y Miyashita considera que son portadores de múltiples beneficios para la salud. En concreto, el rábano contiene un 124% de la cantidad diaria recomendada de vitamina C, una sustancia con un potentísimo efecto antioxidante, y que además permite al cuerpo producir colágeno. Es decir, gracias a esta sustancia se pueden cicatrizar las heridas con más celeridad.

Algas

Se trata de uno de los alimentos que más frecuentemente asociamos con la comida japonesa y, si bien hace unos años podía parecernos extraño o incluso desagradable, ahora cada vez es más frecuente ver españoles que las incorporan en su dieta. Al fin y al cabo esta comida es otro tipo más de vegetales y, por eso, comerlas incorpora a nuestra dieta fibra, que se asocia con menos factores de riesgo cardiovasculares, y también minerales importantes como el calcio, el hierro y el magnesio.

Pescado

Por último, la proteína que compartimos españoles y japoneses en nuestra dieta: los pescados. Entre ellos, destacan los pescados azules, como el salmón o el atún, que son aquellos que contienen un porcentaje de grasas más alto. Eso sí, estas grasas son ricas en ácidos grasos insaturados y, por esta razón, son denominados como cardiosaludables. Estos pescados tienen la capacidad de reducir nuestro colesterol, también los triglicéridos y la presión sanguínea. Además, también reducen la inflamación.