Con el Año Nuevo llegan los nuevos propósitos. Las mejoras en el estilo de vida y sobre todo en la dieta suelen protagonizar las interminables listas de propósitos. Algunas de estas "mejoras" pueden llegar a ser muy complejas, estrafalarias, y a todas luces inviables. Y la realidad es que todo pueden ser mucho más sencillas.
Pero los beneficios son incomparables: mejorar la alimentación también se ha relacionado con un aumento de la longevidad y la salud. Vivir más y mejor es relativamente asequible si conocemos qué factores debemos tener en cuenta, explica el Dr. Frank B. Hu, profesor de nutrición y epidemiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.
La longevidad se ve influenciada por muchos factores, pero la dieta es uno de los más importantes, dado que puede afectar al riesgo de enfermedad crónica, mortalidad y longevidad de forma simultánea. Por ello el Dr. Hu habla de cuatro formas sencillas de comer para vivir más.
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1. Más alimentos integrales
Como explica Hu, debemos priorizar el consumo de alimentos integrales y mínimamente procesados, especialmente en el caso de los vegetales. Frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y legumbres deberían formar parte de cada comida. De hecho, el experto recomienda llevar a cabo una dieta que sea lo más parecida posible a la Dieta Mediterránea, o a las dietas de las 'zonas azules' como la dieta de Okinawa, todas ellas ricas en alimentos vegetales integrales.
Según recuerda Hu, "se ha demostrado que estos patrones dietéticos reducen el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y el riesgo de demencia. Y precisamente esas son las principales causas de muerte en la actualidad. Es por eso por lo que se ha demostrado que estos patrones dietéticos saludables reducen el riesgo de muerte prematura y aumentan la esperanza de vida".
2. Menos procesados y ultraprocesados
Como segundo punto, y tras aumentar el consumo de alimentos integrales, Hu sugiere además reducir todo lo posible el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados. Actualmente la dieta occidental se compone casi en un 60% de alimentos ultraprocesados como refrescos, snacks y dulces poco saludables y densamente calóricos.
Según un trabajo llevado a cabo con más de 11.000 personas en seguimiento durante 19 años, aquellos que consumían la mayor cantidad de ultraprocesados tenían hasta un 31% más de riesgo de mortalidad por cualquier causa respecto a aquellos que consumían menos.
3. Ser flexible con la dieta
Como bien recuerda el especialista, "no existe un tipo de dieta ideal para todo el mundo, capaz de aumentar la esperanza de vida de forma saludable en todos los casos. Existen diferentes patrones dietéticos, y la gente puede crear su propia versión de la dieta".
En este caso, Hu recomienda identificar qué alimentos integrales nos gustan realmente, y crear una dieta saludable a partir de nuestros gustos. Propone mezclar ideas de la dieta Mediterránea o la dieta de Okinawa, o bien crear una versión nueva y personal. Al fin y al cabo, el secreto está en disfrutar de lo que comemos, y adherirnos a este patrón dietético a largo plazo. Ser flexible y disfrutar es clave.
4. Comer con familia o amigos
Finalmente, el profesor también recuerda que, aparte de la dieta, la actividad física y el manejo del estrés, uno de los secretos de la larga y próspera vida reside en las conexiones sociales. Y por dicho motivo aconseja usar las comidas como forma de reunión social, maximizando así las posibilidades de vivir más tiempo.
"La relación entre la comida y las conexiones sociales es muy natural, porque la comida une a las personas. Comer juntos alimentos saludables no solo nutre nuestros cuerpos, sino también nuestras almas".
En este caso, priorizar la hora de la comida como un momento de reunión social da lugar a incorporar simultáneamente dos comportamientos relacionados con la longevidad: la alimentación saludable y las relaciones sociales.