La chirimoya, una fruta tropical procedente de los Andes peruanos y de las montañas de Ecuador, destaca por su riqueza en nutrientes y su sabor, que permite consumirla sola y sin necesidad de mezclarla. La mayor parte de la producción en España se realiza en Andalucía.
Así lo explica la dietista-nutricionista y vocal del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (CODINAN) Paula López Jiménez en declaraciones a Europa Press. Esta fruta es típica del invierno, explica, "época en la que mejor podemos disfrutar de su sabor y de sus propiedades nutritivas".
Es por ese motivo por el que puede considerarse una fruta "desconocida" en nuestro país, explica, ya que su óptima maduración se da sólo durante unos pocos meses al año. "Podemos disfrutarla a partir de octubre, aunque con las nuevas técnicas de cultivo se va encontrando en el mercado durante más tiempo", aclara.
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La chirimoya es una buena fuente de potasio, de vitamina C y de hidratos de carbono, que suponen un 20% de su peso. "Es por ello por lo que supone un mayor aporte calórico que otras frutas, debido a los azúcares simples que contiene como la fructosa, la glucosa, y la sacarosa. Sin embargo, solo aporta 90 kilocalorías por 100 gramos de porción comestible. Además, es pobre en grasas y proteínas", agrega.
Entre sus propiedades, explica la Dietista-Nutricionista, se puede destacar la mejora del funcionamiento muscular por su riqueza en potasio, así como la estimulación del sistema nervioso y la eliminación de líquidos.
"Además, gracias a la vitamina C, es antioxidante, ayudando en la absorción del hierro de otros alimentos, reforzando el sistema inmune, e interviniendo en la formación de colágeno, de los huesos, de los glóbulos rojos y de los dientes. También refuerza la resistencia a las infecciones. Y la riqueza en fibra ayuda a mejorar el tránsito intestinal", valora esta especialista.
Para que una chirimoya esté óptima en su maduración debe tener la superficie de la piel lisa, de color verde claro más o menos uniforme. "Al ser una fruta delicada es muy fácil que le salgan manchas, y su tacto debe ser blandito", apostilla.
Entre otros puntos destaca por contener la misma cantidad de fibra que el kiwi -de las frutas más conocidas por su aporte en fibra y por combatir el estreñimiento, tal y como prosigue esta dietista-nutricionista, por lo que ve interesante su consumo en personas con estreñimiento para mejorar su motilidad intestinal.
La chirimoya es una fruta climatérica, por lo que sigue madurando después de su recolección y es muy perecedera, advierte López Jiménez. "Debemos conservarlas en un lugar abierto, a temperatura ambiente, y evitando su cercanía a otras frutas, ya que pueden acelerar su proceso de maduración".
Es una fruta sensible al frío, apunta la experta, que puede frenar un poco su maduración.Finalmente, y debido a su aporte en hidratos de carbono simples, la chirimoya resulta una fruta con un dulzor característico sin aportarnos muchas calorías. La considera, por tanto, "una opción saludable para cuando tengamos algún antojo hacia un alimento dulce".