Vaya por delante que sufro un especial sesgo hacia el café, como ya comentamos en un episodio previo de esta sección. Sin embargo, hay que ser objetivo y admitir que no es una bebida para todo el mundo. Por tanto, hay que considerar las alternativas a la infusión más popular en España. Y, como suelo repetir, hay que saber elegir: no vale cualquier opción.
Así pues, ¿cuál sería el sustituto ideal del café? Esta pregunta pueda tener diferentes contestaciones dependiendo de zonas geográficas y culturas, probablemente en España la respuesta más adecuada serían las infusiones. Y, si lo que buscamos es que la bebida tenga cierto componente estimulante, nada mejor que el té. Pero no todos los tés son iguales, como veremos hoy.
Se tiende a pensar que el té y el café contienen sustancias estimulantes diferentes, la teína y la cafeína respectivamente. Sin embargo, se trata de la misma sustancia pero originada en diferentes plantas. Incluso el guaraná contiene cafeína, pero la llamamos guaraína. Sin embargo, a pesar de ser el mismo compuesto, pueden tener efectos diferentes en el organismo gracias al resto de componentes asociados de cada planta originaria.
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La diferencia entre el café y el té es que en el primero la cafeína puede ser más potente. Además, el té se prepara de forma más diluida, lo que resta a su vez potencia a la teína que contiene. Como ejemplo, un café espreso de 100 ml contiene alrededor de 80-100 mg de cafeína, mientras que un té apenas contiene 20 mg de media por taza de 200-250 ml.
Aunque existen diversas variedades, el té verde es el más estudiado de todos. Como sucede con el café, también contiene múltiples antioxidantes, entre los cuales destacan flavonoides como las catequinas y epicatequinas, otorgándole potencial para reducir el riesgo cardiovascular a través de la reducción de la aterosclerosis. Además, también colabora en la reducción de los niveles de colesterol LDL o "colesterol malo".
Otros estudios también habrían sugerido que el té verde ayuda a mantener una buena salud ósea, reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño. Algunos trabajos han sugerido que dormir mal también produce aumento de peso, y determinadas infusiones pueden reducir la hinchazón abdominal, mejorar la digestión y colaborar en una mejor calidad del sueño. Es el caso del hibisco.
En el caso del té negro, se ha comparado su potencial para mejorar el riesgo cardiovascular a través de la reducción de la tensión arterial, como ya explicamos en EL ESPAÑOL. Tanto té verde como té negro poseen sustancias capaces de relajar los vasos sanguíneos y colaborar en la reducción de la tensión arterial.
Eso sí, se sugirió que mezclar té negro con leche podría reducir su potencial. Los investigadores creen no obstante que, dado que a nivel estomacal las proteínas de la leche se separan de las catequinas del té, los efectos "bloqueantes" serían ínfimos o nulos.
De hecho, en estudios previos, el consumo de té tanto con como sin leche daba lugar a beneficios similares. Aún así, se sabe que calentar el té verde a 35ºC potencia sus efectos antihipertensivos. Eso no significa que deba consumirse caliente, solo sería necesario para su preparación.
Por su parte, el té Oolong parece ser el mejor quemagrasas. Cabe recordar que todos los tipos de té provienen de la misma planta, la Camellia sinensis, y es su grado de oxidación el que determina su variedad. El té verde no se oxida, y el té negro proviene de una oxidación completa. El té Oolong estaría en un punto medio de oxidación parcial, por lo que compartiría características de ambos.
Así mismo, hay que insistir en que, por mucho que el té posea propiedades quemagrasas, no se trata de sustancias mágicas. Estos compuestos potencian la eliminación de grasa solo hasta cierto punto, y se deben acompañar de una dieta saludable y un nivel óptimo de actividad física.
Para terminar, siempre hay que elegir té natural: sin colorantes, conservantes, azúcares, edulcorantes o cualquier tipo de aditivo o preparación previa. Cualquier té preparado previo, en lata, botella o el recipiente que nos quieran vender, no será jamás la mejor opción.
Siempre es mejor prepararlo en nuestro domicilio o en el lugar de trabajo mediante las típicas bolsas de infusión naturales. El té verde es el más estudiado, pero como hemos comentado, el té negro y el té Oolong también serían buenas opciones.