¿Eres de los que crees que las lentejas son las reinas del hierro? Sí, todos sabemos, y esa es su fama, que se trata de un alimento muy rico en este mineral. Pero no es el que más. De hecho, hay muchos que las superan: berberechos, almejas, hígado, pistachos… Pero si tenemos que destacar uno, sin duda, esta es la sangre, sobre todo la de cerdo. Se trata de un ingrediente que está presente en muchas recetas y platos de todo el mundo, aunque en ciertos lugares y para algunas culturas es considerada un tabú. Países como Hungría, Polonia, China, Reino Unido, Francia o, cómo no, disfrutan de platos tradicionales en los que la sangre es la gran protagonista.
Así, una de las características más destacadas de la sangre de cerdo es su excepcional contenido en hierro. Pero no es el único nutriente que encontramos, ya que también es rico en otros nutrientes esenciales como proteínas, vitamina B12 y zinc. De hecho, sus valores nutricionales muestran que 100 g de sangre de cerdo contienen 81 calorías, 18 g de proteínas, 1 g de grasas, 81 g de agua, 8 mg de calcio, 52 mg de hierro, 10 mg de magnesio, 207 mg de sodio, 174 mg de potasio y 74 mg de fósforo, vitamina B2 y vitamina C.
Un mineral necesario
Si lo comparamos con las lentejas, la sangre de cerdo llega a contener ocho veces más cantidad de hierro, que juega un papel fundamental para el crecimiento, desarrollo y bienestar general. Su principal función es la de ayudar a la producción de hemoglobina y mioglobina, dos proteínas esenciales para el transporte de oxígeno a diferentes tejidos y músculos.
La hemoglobina, presente en los glóbulos rojos, transporta oxígeno desde los pulmones a todas las partes del cuerpo, mientras que la mioglobina lo suministra a los músculos. Además, el hierro es necesario para la síntesis de ciertas hormonas.
Algo fundamental es que la cantidad diaria recomendada de hierro varía según factores como la edad, el sexo y los hábitos alimenticios. Las necesidades de hierro son mayores para las personas que consumen una dieta principalmente vegetal en comparación con las que incluyen productos animales. No cumplir con la ingesta adecuada puede provocar anemia, caracterizada por síntomas como debilidad, fatiga, dificultad para concentrarse y un sistema inmunológico debilitado.
La deficiencia de hierro no es infrecuente, especialmente entre niños pequeños, mujeres en edad fértil. Ciertos factores como la pérdida de sangre, las enfermedades gastrointestinales y una dieta deficiente contribuyen a esta deficiencia. También es importante en las mujeres embarazadas, ya que deben cubrir sus propias necesidades y las de su bebé en desarrollo. Un aporte insuficiente de hierro durante el embarazo puede provocar complicaciones como bajo peso al nacer y problemas en el desarrollo cerebral del bebé.
Una excelente fuente de nutrientes
En medio de su peculiar apariencia, la sangre de cerdo es sorprendentemente rica en proteínas de alta calidad y en aminoácidos esenciales. Estas proteínas, estructuras fundamentales de nuestro organismo, no solo son responsables de la construcción y reparación de tejidos, sino que también desempeñan un papel crucial en la producción de enzimas, hormonas y otros componentes esenciales para el funcionamiento corporal óptimo.
Por su parte, los aminoácidos esenciales son aquellos que el cuerpo no puede sintetizar por sí mismo y que deben obtenerse a través de la dieta, son los bloques de construcción esenciales para la formación de proteínas y la promoción de diversas funciones corporales, desde el mantenimiento muscular hasta el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Además, la sangre de cerdo es una fuente natural de vitamina B12, una vitamina crucial para la salud del sistema nervioso y la producción de glóbulos rojos. Incorporar la sangre de cerdo en la dieta puede ayudar a mantener niveles óptimos de esta vitamina esencial.
Otro nutriente que no podemos dejar de lado es el zinc. Muy presente en la sangre de cerdo, juega un papel de primer orden para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Una ingesta adecuada de zinc puede ayudar a fortalecer las defensas del cuerpo contra enfermedades y mantener una salud óptima.
Un ingrediente presente en la gastronomía española
La sangre de cerdo, un ingrediente con una larga tradición en la cocina española, aporta un sabor único y una textura particular a diversos platos. Uno de los productos más conocidos es la morcilla, un embutido emblemático que también incluye grasa, especias y cebolla, embutidas en tripas de cerdo. Su sabor varía según la región, incluyendo especias como pimentón, pimienta negra, orégano y ajo. Se puede cocinar de diferentes formas, al horno, a la parrilla o fritas.
Pero la morcilla no es la única que se elabora con sangre de cerdo. Otro plato emblemático en la cocina gallega son las filloas de sangre. En apariencia, son muy similares a los típicos crepes, pero con un color mucho más oscuro que se debe, precisamente, a ese ingrediente. Además, se le añade harina, leche, huevos y azúcar y se suelen acompañar con miel, azúcar o incluso rellenas de crema.
No podemos olvidarnos de la sangre encebollada. Típica de regiones más meridionales, como Andalucía o Castilla-La Mancha. En este caso, la sangre se acompaña de cebolla, ajo, aceite de oliva, especias y, en ocasiones, otros ingredientes como tomate, pimentón o vino blanco.