La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dependiente de los Ministerios de Sanidad, Consumo y Agricultura, Pesca y Alimentación, ha tenido conocimiento de la detección de niveles de mercurio por encima del límite permitido en la Unión Europea en pescado con origen en España. La notificación ha sido transmitida por el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF por sus siglas en inglés) y tuvo como origen un aviso de las autoridades de control en Italia.
El pescado afectado corresponde a 'rodajas de pez espada (Xiphias gladius) congeladas' en los que se ha detectado concentraciones de 'mercurio por encima del límite legal'. En concreto, según el análisis realizado en Italia, este producto presentaría hasta 1,6 mg de metales pesados en su carne por cada 100 gramos, cuando la norma europea establece un máximo de un gramo en esta especie. El nivel de alerta ha sido calificado como 'Serious' o grave, aunque no hay constancia de consumidores afectados.
Según la última actualización de la alerta, la medida adoptada por AESAN ha sido la destrucción de los productos afectados. Es importante recordar que el mercurio (Hg) se encuentra de forma natural en la corteza terrestre y en el medio en el que habita el pescado, por lo que la contaminación se produce por causas naturales. Pero la actividad humana ha contribuido a que este metal pesado acabe en la cadena trófica alimentaria: los animales lo consumen y acaba finalmente afectando a los seres humanos.
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Su forma de metilmercurio (MeHg) que se encuentra en la carne de los peces es un potente neurotóxico que podría llegar a causar daños en nuestro sistema nervioso, incidiendo principalmente en las épocas de crecimiento. Por ese motivo, tanto embarazadas como lactantes o niños pequeños -e incluso hasta la adolescencia- tienen que prestar una atención especial al pescado que consumen de forma más habitual.
Un estudio publicado recientemente por la Revista Española de Salud Pública y realizado por investigadores de la Comunidad Valenciana ha determina cuáles son los pescados que aportan más mercurio a nuestro organismo y también los que menos. Precisamente el grupo de los más contaminantes lo forman el pez espada y el emperador, con los niveles más elevados, llegando a 0,80 mg/kg aunque registrando un descenso desde hace una década.
Después aparece el grupo del atún y el bonito fresco, con 0,48 miligramos por cada kilo de alimento y también en tendencia decreciente. Finalmente, completa el podio el atún en lata, con 0,28 miligramos, una concentración notablemente menor. No obstante, al ser uno de los alimentos más consumidos en nuestro país también es el responsable de la exposición al metilmercurio en niños en un 27,6%.
AESAN recuerda que el riesgo de contaminación por metales pesados se produce por bioacumulación, puesto que el organismo no los elimina. La recomendación que está en vigor aconseja tomar un máximo de una ración a la semana de atún u otros pescados con altos niveles a partir de los diez años y hasta los 14 años, aconsejando a partir de ahí unas tres o cuatro raciones alternando pescados blancos y azules.