Puede parecer extraño e incluso algo digno de un restaurante cuyo menú arriesga con combinaciones y sabores nada tradicionales, sin embargo, echar zumo de limón a las espinacas es mejor que no hacerlo y la razón es la misma de por qué los nutricionistas recomiendan echar limón a las lentejas. Principalmente, esta fruta, siendo una fuente rica en vitamina C, juega un papel crucial en la mejora de la absorción de hierro no hemo, el presente en fuentes vegetales como las espinacas y las lentejas.
Éste es esencial para la producción de hemoglobina, una proteína responsable del transporte de oxígeno en la sangre, y su deficiencia puede llevar a la anemia y a la disminución de la energía. La vitamina C del limón convierte a este tipo de hierro en una forma más soluble que el cuerpo puede absorber más fácilmente.
Al combinar estos alimentos, se potencia la ingesta efectiva y asimilación de hierro, contribuyendo a una mejor salud sanguínea y a una mayor vitalidad. La vitamina C, además de sus beneficios para la absorción del hierro, es un potente antioxidante que ayuda a combatir los radicales libres en el cuerpo, reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas y fortaleciendo el sistema inmunológico.
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Más allá de los prejuicios, el limón puede actuar como un conservante natural que extiende la vida útil de los alimentos. “Desde el punto de vista nutricional es top. Porque ayuda a asimilar mejor ese hierro de origen vegetal, que es el que más nos cuesta asimilar. Entonces, en combinación con vitamina C, con limón, o una naranja de postre, vendría muy bien para absorber mejor el hierro”, explica a Mario Sánchez, tecnólogo de los alimentos en una entrevista en EL ESPAÑOL.
Fortalece el sistema inmunológico
El hierro además juega un papel vital en la producción de hemoglobina, crucial para el transporte de oxígeno en el cuerpo, mientras que la deficiencia de este mineral puede llevar a anemia y fatiga. La vitamina C, por otro lado, no solo mejora la absorción del hierro funcionando como catalizador, aumentando la biodisponibilidad del hierro no hemo, sino que también es conocida por sus propiedades antioxidantes, fortaleciendo el sistema inmunológico y promoviendo una piel saludable mediante la síntesis de colágeno. Por eso, la combinación entre ambos nutrientes es, por lo tanto, esencial para mantener una buena salud, energía, y resistencia a enfermedades.
Las espinacas, al igual que las lentejas, son una excelente fuente de hierro. Sin embargo, al igual que con las legumbres, el presente en estas verduras se absorbe mejor cuando se consume junto con vitamina C. demás, consumir frutas ricas en vitamina C como kiwi, frambuesas, o mandarinas después de una comida puede mejorar aún más la asimilación de este nutriente.
Más allá de facilitar la absorción de hierro, la vitamina C también tiene múltiples beneficios para la salud, incluyendo la protección contra enfermedades cardiovasculares, mejora de la salud de la piel, y fortalecimiento del sistema inmunológico. Este poderoso antioxidante combate el daño celular y reduce el riesgo de enfermedades crónicas. Además, tanto las lentejas como las espinacas son pilares de una dieta saludable y equilibrada, proporcionando una rica fuente de fibra, vitaminas, y minerales.
La fibra en particular, juega un papel crucial en la salud digestiva y la regulación del azúcar en sangre, mientras que el potasio, presente en ambos alimentos, es importante para la salud cardiovascular. De hecho, las autoridades sanitarias recomiendan un aumento en el consumo de legumbres y vegetales de hoja verde como las espinacas, debido a sus beneficios nutricionales y su papel en la prevención de enfermedades crónicas.
Crucial para la visión
Además, la vitamina A presente en las espinacas es crucial para la salud visual y el sistema inmunológico, mientras que la vitamina K es esencial para la coagulación de la sangre y la salud ósea, y el ácido fólico juega un papel importante en la formación de células nuevas, siendo especialmente recomendado para mujeres embarazadas para prevenir defectos congénitos. Además de las vitaminas y minerales, su bajo contenido calórico las convierte en una excelente opción para dietas de control de peso, permitiendo a los individuos sentirse saciados con menos calorías.
De igual modo, la presencia de antioxidantes como la luteína y la zeaxantina en esta verdura es particularmente beneficiosa para la salud ocular, protegiendo contra el deterioro de la visión relacionado con la edad. Además, las espinacas contienen compuestos que han demostrado tener propiedades antiinflamatorias y que pueden reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares y cáncer.
El consumo de espinacas también se asocia con beneficios cardiovasculares, gracias a su capacidad para ayudar a regular la presión arterial. Los compuestos nitratos encontrados en las espinacas son convertidos por el cuerpo en óxido nítrico, una molécula que ayuda a dilatar los vasos sanguíneos, mejorando así la circulación sanguínea y reduciendo la presión arterial. De hecho, un estudio publicado en la revista Nitric Oxide destacó que el consumo de vegetales ricos en nitratos, como las espinacas, puede ser una estrategia efectiva para prevenir y tratar la hipertensión arterial.
Por otro lado, las espinacas son altamente recomendadas en dietas para el control de peso debido a su bajo contenido calórico y su alta proporción de fibra. Esta combinación promueve la sensación de saciedad, ayudando a controlar el apetito y, por ende, la ingesta calórica. Algunas investigaciones han vinculado el consumo de espinacas con mejoras en el control del peso y la gestión de la diabetes tipo 2, gracias a su impacto en la regulación de los niveles de azúcar en sangre. Incluso un estudio publicado en The Journal of Nutrition encontró que los extractos de espinaca pueden prevenir la pérdida de visión.