La longevidad está aumentando en todo el mundo, y el reto ya no consiste únicamente en superar los 100 años, sino en hacerlo con la mejor salud posible. Las 'zonas azules' del planeta nos han dado alguna pista sobre qué hábitos han llevado tradicionalmente a estas comunidades a convertirse en 'supercentenarios'. Pero no faltan alimentos y bebidas que alargan la esperanza de vida en otras culturas.
En esta ocasión, un nuevo estudio publicado en PLOS Genetics, a cargo de los investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, apuntan a una bebida fermentada tradicional para allanar el camino hacia esa larga vida. Se trataría de la kombucha.
La kombucha es un té fermentado y endulzado, cuyo origen se remonta a China hace más de dos mil años, y se consume característicamente en Corea y Japón. Su popularidad se ha disparado durante los últimos años gracias a los beneficios para la salud relacionados: reducción de la tensión arterial, menor riesgo de sufrir enfermedades metabólicas e incluso potencial para prevenir el cáncer.
Se sospecha que estos beneficios no procederían de la bebida como tal, sino más bien de los microorganismos vivos o probióticos que contiene y sus efectos reales sobre el metabolismo humano. En este estudio, Robert Dowen y sus colegas de la UCN analizaron el potencial de la kombucha en el metabolismo de los alimentos. Para ello, se investigó como los microorganismos de este té fermentado impactan en un modelo de gusano conocido como C. elegans.
Según sus hallazgos, las levaduras y las bacterias que contiene la kombucha colonizaban los intestinos de los gusanos y daban lugar a cambios metabólicos similares a los que pueden observarse en el ayuno. Estos microorganismos alterarían la expresión de genes, dando lugar a la producción de más proteínas que descomponen grasas y menos de las productoras de triglicéridos. Esto, en su conjunto, daría lugar a una reducción de las reservas de grasa en estas lombrices.
"Fue sorprendente descubrir que los animales que consumían una día rica en microorganismos probióticos, presentes en el té de kombucha, mostraban una menor acumulación de grasas, niveles más bajos de triglicéridos y gotitas de lípidos más pequeñas -orgánulos que almacena los lípidos a nivel celular- en comparación con otras dietas", valoran los investigadores.
Estos hallazgos sugerirían que estos microorganismos en el té desencadenan un estado "similar al ayuno" en el huésped incluso en presencia de suficientes nutrientes, con los consiguientes beneficios en términos metabólicos, de menor acumulación de grasa y de longevidad. Estos nuevos resultados evidenciarían que los probióticos presentes en la kombucha son capaces de remodelar el metabolismo.
Cabe recordar que será necesaria más investigación que corrobore estos hallazgos también en humanos, y cómo el consumo de este té podría tener efectos reales en nuestra especie. Aún así, los autores recuerdan que estos hallazgos serían consistentes respecto a otros beneficios asociados al consumo de kombucha en cuanto a salud humana se refiere, por lo que creen que se puede recomendar el consumo de esta bebida con un enfoque terapéutico complementario.