En la isla griega de Ikaria, uno de sus habitantes le contó al experto en longevidad Dan Buettner que "la gente se olvida de morir". No es para menos: residir en esta 'zona azul' con la mayor esperanza de vida de las islas del Mediterráneo implica una probabilidad diez veces mayor de llegar a los 100 años en comparación con vivir en Estados Unidos.
Con estos datos en mente, Diane Kochilas, escritora griega, ha decidido compartir algunos de sus aprendizajes sobre la isla. Durante casi dos décadas dirigió una escuela de cocina y jardín en su pueblo, y su propia despensa está inspirada en tradiciones ikarianas.
Por ese motivo, Kochilas ha podido elaborar una lista de hasta 12 alimentos típicos de la zona.
Judías y legumbres
Las zonas azules en general -y la isla de Ikaria en particular- llevan a cabo una alimentación basada en vegetales, donde las legumbres son fundamentales. Se sabe que agregar legumbres a la alimentación de forma diaria aumenta la esperanza de vida.
También ayudan a reducir el exceso de carne característico de las dietas occidentales. Algunos ejemplos de estos alimentos serían las judías o habas, garbanzos, lentejas y guisantes entre otros.
Ajo y especias
El ajo es un ingrediente natural básico en la cocina ikariana, pudiéndose usar como condimento o en forma de infusión junto a salvia, jengibre y miel, un combinado muy típico en la zona para los resfriados. El ajo, según Kochilas, "hace que casi todo sepa mejor", se endulza mientras se cocina, y da un sabor caramelizado a los platos.
En Ikaria crecen diferentes tipos de hierbas y especias, y la mayoría son cultivables en cualquier casa del mundo para aderezar los platos. Además, como explica Kochilas, muchas de estas hierbas poseen propiedades terapéuticas. Algunas de estas serían el laurel, tomillo, orégano o la menta.
Cereales, frutos secos y frutas deshidratadas
Los cereales integrales son un pilar básico en la dieta de Ikaria. Algunos ejemplos serían el bulgur o la pasta integral. También la pasta basada en legumbres, como las harinas de garbanzos y lentejas, más ricas en proteína que la pasta habitual.
Por su parte, los frutos secos se usan en muchas recetas basadas en alimentos vegetales, además de ser un importante ingrediente en la cocina regional griega. Algunos de los más populares en la zona son las almendras, pistachos, nueces o semillas de sésamo y tahini.
Así mismo, las frutas secas o deshidratadas como los higos y las pasas también son ingredientes básicos de la cocina griega. También se emplean como acompañamiento en ensaladas y arroces.
Aceitunas y aceite de oliva
Como sucede en otros países del Mediterráneo, es habitual echar mano de frutos como las aceitunas, consumidas desde la prehistoria y fáciles de almacenar en forma de conserva. Como en España, se consumen aceitunas solas o en ensaladas, además de ser fácilmente combinables con legumbres, pasta y cereales.
Por su parte, el aceite de oliva es un alimento clave en la Dieta Mediterránea. Sus ampliamente estudiados beneficios para la salud, y su facilidad de recolección en los países de la cuenca mediterránea, lo convierten en otro ingrediente clave en la búsqueda de la larga vida. Si es virgen extra, mejor.
Sal marina y miel
En Ikaria es muy común el uso de la sal marina que se suele acumular en las pequeñas cuencas naturales de la isla. Su sabor, según los ikarianos, es mejor que el de la sal de mesa estándar, la cual proviene de minas y sufre un gran procesado.
Por su parte, el consumo de miel de forma diaria es otro de los secretos de la larga vida de los isleños. Como hemos comentado en EL ESPAÑOL, el 80% de la miel es azúcar pero sus compuestos como los flavonoides tienen potencial antibacteriano y antioxidantes. En Ikaria consumen miel sola o bien agregada al té.
Yogur y quesos
Para finalizar, el yogur es alimento fermentado por excelencia en la cocina mediterránea oriental desde hace miles de años. El yogur tradicional de Ikaria se elabora con leche de cabra, otorgándole un sabor ácido y una textura cremosa.
Por su parte, casi todo el queso que se consume en Ikaria se produce con leche de cabra u oveja, como es el caso del queso feta. Gran parte se fermenta de forma natural, y se pueden consumir incluso para intolerantes a la lactosa. La explicación está en el problema de las caseínas, como ya explicamos en su día.