Si tenemos que elegir un único producto como el reflejo de nuestra gastronomía, probablemente el aceite de oliva se llevará la palma. Según datos oficiales, España es líder mundial en comercio gracias a una producción que supone el 70% del total de la UE y el 45% de la mundial. Igualmente excepcionales son las cifras sobre el consumo, con más de 300 millones de litros cada año.
Su popularidad está más que justificada. No solo por su excelente sabor, sino por los múltiples beneficios para nuestra salud, avalados por numerosas investigaciones y estudios. Un ejemplo de ello es una reciente investigación realizada en Estados Unidos por investigadores de la Universidad de Harvard y publicada en la revista Jama Network.
El resultado, una vez más, no puede ser más claro: una cucharada de aceite de oliva al día podría reducir significativamente el riesgo de muerte relacionada con la demencia. "El aceite de oliva puede ejercer efectos antiinflamatorios y neuroprotectores debido a su alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados y otros compuestos con propiedades antioxidantes como la vitamina E y los polifenoles", explican los investigadores en su artículo.
Un 28% menos de riesgo
Para este estudio, los investigadores analizaron una serie de encuestas realizadas a enfermeras y profesionales de la salud durante los años 70 y 80. Todos estaban libres de enfermedades cardíacas y cáncer cuando las encuestas introdujeron por primera vez preguntas sobre el consumo de aceite de oliva en 1990. En los años siguientes, 4.751 de los 92.383 participantes seleccionados murieron por causas relacionadas con la demencia.
Los investigadores descubrieron que los adultos que consumían regularmente más de 7 gramos de aceite de oliva al día -aproximadamente media cucharada- tenían un 28% menos de probabilidades de morir por enfermedades relacionadas con la demencia en comparación con aquellos que rara vez o nunca consumían aceite de oliva. Los efectos positivos del aceite de oliva se enmarcaron en pautas saludables de alimentación, como las de los que siguen la dieta mediterránea.
No obstante, la investigación apunta a que incluso cuando este ingrediente se usa de forma aislada, genera un impacto positivo. "Las personas que usan aceite de oliva para cocinar o como aderezo tienen una mejor calidad general de la dieta, pero, curiosamente, descubrimos que la asociación es independiente de este factor", explica la nutricionista de la Universidad de Harvard Anne-Julie Tessier a este respecto.
Unos datos preocupantes
La demencia, incluyendo el Alzheimer, es una de las principales causas de muerte y discapacidad entre las personas mayores, según la OMS. Entre ellas, el Alzheimer representa el 60-70% de los casos de demencia. Las mujeres están desproporcionadamente afectadas, constituyendo el 65% de las muertes por demencia y proporcionando el 70% de las horas de cuidado a quienes viven con esta condición.
En España, se estima que 900.000 personas padecen demencia, con una especial relevancia del Alzheimer, representando entre un 60% y un 70% de los casos, según la Fundación Pasqual Maragall. Evidentemente, se trata de una enfermedad que afecta, sobre todo, a las personas mayores. Así, afecta a una de cada 10 personas de más de 65 años y a un tercio de las mayores de 85.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el año 2022, la demencia ocupó el quinto lugar entre las causas de muerte, mientras que la enfermedad de Alzheimer se ubicó en la octava posición. Estas condiciones representan una parte importante del panorama de salud del país, sumando cerca del 10% de todas las defunciones anuales. Esto significa que más de 21.000 personas fallecen debido a la demencia, mientras que otras 15.000 mueren a causa del Alzheimer.
Prevenir con hábitos
Una de las preocupaciones relacionadas con las diferentes formas de demencia es que, a día de hoy, no tienen cura. Por lo que la prevención mediante los hábitos saludables de vidaes un elemento fundamental para disfrutar de una buena salud cerebral a ciertas edades. Y esto es más importante aún en el caso de sufrir condiciones de predisposición genética.
El tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la falta de ejercicio físico están relacionados con un mayor riesgo de alzhéimer y demencia, ya que pueden tener un impacto negativo en la salud cerebral a lo largo del tiempo. Asimismo, ciertas enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión pueden aumentar la probabilidad de desarrollar estas enfermedades, por lo que un control deficiente de la glucosa en sangre o una presión arterial alta pueden afectar adversamente al cerebro.
Por supuesto, la alimentación también es fundamental para mejorar la prevención. Como señala la Fundación Atilano Sánchez, que trabaja mejorando la calidad de vida de las personas mayores, llevar una dieta equilibrada podría desempeñar un papel importante en la prevención de enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer. Esto se debe a que el tejido cerebral es especialmente susceptible a posibles daños causados por niveles insuficientes de antioxidantes y otros compuestos beneficiosos.
Por el contrario, la dieta mediterránea se caracteriza por ser baja en grasas saturadas y rica en grasas monoinsaturadas, ácidos grasos omega-3 y omega-6, fibra, carbohidratos complejos y antioxidantes. Precisamente, el aceite de oliva es rico en grasas monoinsaturadas y los compuestos con efectos antioxidantes. Por tanto, el aceite de oliva es una excelente y sabrosa forma de cuidar nuestro cerebro disfrutando de las comidas.