Llega el calor y, con él las ansiadas frutas de verano. Sandía, melón, nectarinas, cerezas… y albaricoques. Estos últimos están disponibles desde mediados de mayo hasta el fin del verano. Con una forma redonda, un tamaño pequeño y un característico color anaranjado, muy similar al del melocotón, esta fruta es una auténtica bomba de beneficios para nuestra salud. A ello, se le une su agradable sabor, que la hace muy atractiva para todo tipo de públicos.
Con un precio de 2,79 el pack de 700 g, los albaricoques de Mercadona procedentes de Murcia son un excelente aperitivo para cualquier hora del día. Según la Fundación Española de Nutrición, 100 g de albaricoque contienen 45 calorías, 0,8 g de proteínas, 9,5 g de carbohidratos, 2,1 g de fibra y 87,6 g de agua.
A ello, se le unen otras cantidades de micronutrientes importantes para nuestro organismo: 17 mg de calcio, 0,5 μg de yodo, 0,5 μg de hierro, 12 μg de magnesio, 1 miligramo de sodio, 293 μg de potasio y 24 μg de fósforo. En cuanto a las vitaminas, contiene 0,07 mg de vitamina B6, 7 mg de vitamina C, 26 μg de vitamina A y 0,7 mg de vitamina E.
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El pigmento antioxidante
Con las cifras señaladas, podemos asegurar que se trata de un alimento muy saludable que aporta pocas calorías y una cantidad interesante de fibra, además, de una amplia gama de minerales y vitaminas. La fibra aporta beneficios a la salud digestiva, el potasio contribuye al correcto funcionamiento del sistema nervioso y de los músculos y la vitamina C protege las células contra el envejecimiento prematuro.
Pero si en algo destaca este anaranjado fruto es en su alto contenido en betacaroteno, un componente antioxidante que se transforma en vitamina A. Este carotenoide perteneciente al grupo de pigmentos rojos, amarillos y anaranjados no solo sirve como precursor de la vitamina A, sino que también posee una serie de beneficios independientes para la salud.
Funciona como antioxidante, protegiendo las células del daño provocado por los radicales libres, lo que puede prevenir enfermedades crónicas y el envejecimiento prematuro. Además, contribuye a proteger la piel contra los daños solares, reduciendo el riesgo de quemaduras y fomentando un bronceado saludable.
Una vitamina fundamental
La vitamina A, una de las vitaminas liposolubles más importantes para el organismo humano, desempeña un papel multifacético en el mantenimiento de la salud y el bienestar. Una de sus funciones más destacadas es su papel en la salud ocular, donde protege contra la ceguera nocturna y la degeneración macular, dos condiciones que pueden afectar significativamente la calidad de vida.
La vitamina A es crucial para la producción de la rodopsina, un pigmento sensible a la luz en la retina, lo que permite una visión adecuada en condiciones de poca luz y la percepción del color. También se ha asociado con la reducción del riesgo de ciertos tipos de cáncer. Estudios epidemiológicos sugieren que una ingesta adecuada de vitamina A puede estar relacionada con un menor riesgo de cáncer de cuello uterino, pulmón y vejiga.
Este efecto protector puede atribuirse a las propiedades antioxidantes de la vitamina A, que ayudan a neutralizar los radicales libres y reducir el estrés oxidativo en el cuerpo, un factor de riesgo conocido para el desarrollo del cáncer. También ayuda a fortalecer las defensas naturales del cuerpo contra infecciones y enfermedades, produciendo y haciendo funcionar los glóbulos blancos que combaten infecciones.
También mantiene la integridad de las mucosas en los ojos, los pulmones, el intestino y los genitales, que actúan como barreras contra patógenos invasores. Otro beneficio que no podemos dejar de lado está relacionado con la reproducción y el desarrollo fetal. La deficiencia de vitamina A durante el embarazo puede tener consecuencias graves para el feto, ya que es crucial para el desarrollo adecuado de muchos órganos y sistemas importantes.