La gamba es el marisco más consumido en España: este crustáceo decápodo con un abdomen y cabeza alargadas está muy presente en nuestra gastronomía. A su agradable sabor se une su precio más asequible, más bajo que el de otras especies. Además, su versatilidad permite cocinarla de muchas formas diversas para introducirlas en las recetas. Por ello, los supermercados lo ofrecen a lo largo del año.
Mercadona lanza ahora la 'Gamba cocida Hacendado', un producto capturado en la zona FAO 34 Atlántico centro-oriental -frente a la costa occidental de África- y comercializado por Profand Zaragoza. Con un precio de 6,95€ por una bandeja de 300 g, su etiquetado especifica que se trata de Parapenaeus longirostris, es decir, la gamba blanca. Se le ha añadido algo de sal y antioxidantes como E450, E330 y metabisulfito sódico, necesarios para la buena conservación del producto.
En cuanto a los valores nutricionales medios por cada 100 g, encontramos 91 calorías, 0,9 g de grasas, de las cuales 0,2 g son grasas saturadas, menos de 0,5 g de carbohidratos, 20,8 g de proteína y 2 g de sal. Además, son una fuente rica de minerales como yodo, hierro, zinc, cobre, magnesio, calcio, selenio y fósforo. Contienen importantes vitaminas, especialmente las del grupo B, incluyendo B3, B6 y B12, así como vitamina E. También son una excelente fuente de ácidos grasos omega 3, beneficiosos para la salud cardiovascular.
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Ricas en yodo
Desde una perspectiva nutricional, la gamba blanca parece un alimento con mucho potencial. Con su bajo contenido en grasas y una considerable cantidad de proteínas de calidad, junto a múltiples minerales y vitaminas -sin olvidar el omega 3- pueden tener un impacto positivo en nuestro organismo. Por ejemplo, su consumo puede repercutir en una mejora del sistema inmunológico, la prevención de enfermedades cardiovasculares y la promoción de una piel y un cabello saludables.
Pero uno de los aspectos en los que destaca la gamba, según la Fundación Española de Nutrición, es en su contenido de yodo. "Es un micronutriente de gran importancia, imprescindible para la síntesis de las hormonas tiroideas", explica la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Es fundamental para regular la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca, y el desarrollo, la maduración y funcionamiento del cerebro en los niños entre otras funciones.
Este mineral se encuentra en muy pocos grupos de alimentos, como el pescado, el marisco y las algas. Por eso, es importante conocer dónde podemos encontrarlo, ya que la deficiencia de este micronutriente puede suponer riesgos para nuestra salud. Por ejemplo, su deficiencia durante el embarazo puede causar abortos y malformaciones congénitas. En los lactantes, puede llevar a problemas de desarrollo y parálisis. Además, la falta crónica de yodo en la infancia puede favorecer la formación de nódulos en la tiroides.
Necesario para la tiroides
"La cantidad diaria recomendada de yodo es de 150 microgramos al día para adultos, 120 en niños y 220 en embarazadas y se alcanza fácilmente con el menú regular incluyendo pescados y mariscos o sal yodada", explica la Academia Española de Nutrición y Dietética. No incluir suficiente yodo en la dieta puede ser una de las causas de hipotiroidismo, según la American Thyroid Association. Es la causa más común de esta enfermedad a nivel mundial.
El hipotiroidismo -o tiroides hipoactiva- ocurre cuando la glándula tiroides, una pequeña glándula en forma de mariposa ubicada en la parte delantera del cuello, no produce suficientes hormonas tiroideas, que controlan cómo el cuerpo usa la energía. Estas hormonas afectan casi todos los órganos y funciones importantes, incluyendo la respiración, la frecuencia cardíaca, el peso, la digestión y los estados de ánimo. Sin suficientes hormonas tiroideas, se vuelven más lentas.
Los síntomas del hipotiroidismo pueden variar de persona a persona. Incluyen fatiga, aumento de peso, rostro hinchado, problemas para tolerar el frío, dolor articular y muscular, estreñimiento, piel seca, cabello seco y delgado, disminución de la sudoración, períodos menstruales intensos o irregulares, problemas de fertilidad en mujeres, depresión o baja frecuencia cardíaca. También el bocio, un agrandamiento de la tiroides que hincha el cuello y puede causar problemas para respirar o tragar.
Dicho esto, un exceso de consumo de yodo también puede ser contraproducente, especialmente en individuos con problemas preexistentes de tiroides, como nódulos, hipertiroidismo y enfermedades autoinmunes de la tiroides. Esto puede suceder, explica la American Thyroid Association, en personas que se mudan de una región con gastronomías bajas en yodo a una zona con un mayor consumo de alimentos ricos en este mineral.