No todos los alimentos que tomamos expresamente para adelgazar son saludables, aunque es muy frecuente que lo pensemos. De hecho, esto es lo que sucede con los productos que se venden con etiquetas como diet, light o zero: aportan un valor energético muy bajo a costa de emplear ingredientes que están cada vez más en entredicho. En este sentido, el aspartamo es uno de los que más se ha hablado en los últimos años, un edulcorante artificial que se encuentra fácilmente en los alimentos sin azúcar del supermercado.
Hace tan sólo un año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió declarar este edulcorante como un "posible carcinógeno" para los humanos, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL. Para tomar esta decisión, la OMS contó con una detalladísima evaluación realizada en colaboración con la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, según sus siglas en inglés) y el Comité Mixto de Expertos en Aditivos alimentarios (JECFA) de la FAO.
De todas formas, el aspartamo también se ha ganado otros enemigos poderosos: los médicos que se encargan del cerebro, como los neurólogos y los psiquiatras, también piden evitarlo. "El aspartamo puede ser especialmente dañino y ha sido vinculado directamente a la ansiedad en algunos estudios. También causa oxidación, que aumenta la presencia de radicales libres en el cerebro", explica Uma Naidoo, psiquiatra de la Universidad de Harvard especializada en los hábitos de vida y la alimentación.
Dentro del cerebro
Si bien Naidoo ha destacado el perjuicio que supone concretamente el aspartamo, también recomienda evitar el resto de edulcorantes artificiales. La experta asegura que son capaces de promocionar el aumento de las bacterias negativas del intestino y este desbarajuste de la microbiota puede conducir a un peor estado de ánimo. De hecho, un par de estudios publicados en la revista científica Nature han relacionado el impacto sobre la microbiota con un mayor riesgo de depresión, tal y como se explica en este otro artículo de EL ESPAÑOL.
Detectaron hasta 13 taxones de bacterias que se habían relacionado con estos síntomas de depresión y descubrieron que alteraban la síntesis de sustancias que se producen en el intestino y que se relacionan con el estado de ánimo. Estas son el glutamato, el butirato, la serotonina y el ácido gamma amino butírico (GABA). Este último compuesto se asocia con un efecto calmante para los sentimientos de estrés o ansiedad y puede potenciarse al tomar alimentos fermentados, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL.
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Aunque existen artículos sobre los inconvenientes del aspartamo, en general se sigue considerando seguro en ciertas dosis. Por eso, todavía no ha sido retirado de la industria alimentaria. De todas formas, el portal Healthline recoge varios estudios que señalan el daño que el aspartamo puede llegar a infligir en el cerebro. "El aspartamo está hecho de fenilalanina, metanol y ácido aspártico. La fenilalanina puede traspasar la barrera hematoencefálica y puede alterar la producción de neurotransmisores", apunta Healthline.
También afirman que puede aumentar la vulnerabilidad del cerebro frente al estrés oxidativo y algunos estudios, como este de European Journal of Clinical Nutrition, sostienen que en exceso puede llegar a producir efectos negativos en el aprendizaje y en las emociones. Otro de Research in Nursing and Health observó los efectos de las dietas con un aporte alto de aspartamo durante ocho días y descubrió que al terminar los participantes estaban más irritables, presentaban tasas más altas de depresión y realizaban peor los tests psicológicos.
"A pesar de estos descubrimientos, el aspartamo sigue siendo considerado como un edulcorante seguro en general si las personas consumen a diario menos de 50 miligramos por cada kilogramo de peso corporal", explica Healthline. Es fácil localizar el aspartamo en casi cualquier producto del supermercado que se anuncia como sin azúcares: refrescos, galletas, mermelada, yogures, caramelos, cereales, helados…