Nuestra dieta tiene un gran impacto sobre la salud general, y en especial en los factores de riesgo cardio y cerebrovascular. No solo se trata de "comer bien" y "moverse más" como se suele recomendar, sino de controlar los consumos habituales que pueden tener un impacto significativo a largo plazo. Es el caso del café, el compañero habitual de las mañanas de millones en España.

En este aspecto, un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Neurology ha dado la vuelta a un mito aún muy extendido. Según afirman los investigadores, beber café reduce el riesgo de sufrir la enfermedad de Parkinson, y no al revés como todavía se tiende a pensar.

Se suele relacionar el riesgo de sufrir arritmias o incluso temblores -característicos del párkinson, pero insuficientes para su diagnóstico- por la toma de café. Sin embargo, lo que realmente ocurre es que la toma excesiva de cafeína puede sobreactivar el sistema nervioso simpático, y eso en última instancia provocaría taquicardias y temblores. Y dicho "exceso" es muy particular de cada persona, pues cada uno tiene una sensibilidad diferente.

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Un equipo internacional de investigadores analizó para este nuevo estudio datos de 184.024 personas durante un promedio de 13 años. Y se observó que el hecho de tomar esta infusión no solo no aumentó el riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas, sino que beber café reducía el riesgo de sufrir párkinson en comparación a no consumirlo.

En un análisis adicional de una muestra de cientos de personas con enfermedad de Parkinson, se midieron los niveles de metabolitos primarios de la cafeína -paraxantina y teofilina en sangre-, detectando una relación inversa con el riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson. Dicho de otro modo, a menores niveles de estos metabolitos, mayor el riesgo.

Este no sería en cualquier caso el primer estudio que encuentra una relación beneficiosa entre el café frente al párkinson. Pero va más allá que los precedentes gracias a la forma de analizar los biomarcadores del consumo de cafeína años antes de que se diagnostique la enfermedad.

En cuanto a niveles de riesgo, el 25% de los participantes -aquellos que consumían más café- tenían un 40% menos de probabilidades de sufrir la enfermedad neurodegenerativa que aquellos que no tomaban café en absoluto. Entre todos los consumidores de café la reducción del riesgo variaba en gran medida, basculando entre el 5% y el 63% dependiendo del país estudiado.

Esta asociación entre el consumo de café y enfermedad de Parkinson se mantendría incluso descartando factores como el tabaquismo o el consumo de alcohol, aunque no sería suficiente para demostrar una relación de causa-efecto. Se sospecha que tanto la cafeína como otras moléculas antioxidantes presentes en la infusión serían las causantes de esta protección a nivel cerebral.

Según se ha descrito en investigaciones previas, se cree que la forma en la que la cafeína mantiene el flujo de dopamina en el cerebro podría explicar estos efectos. Recordemos que la enfermedad de Parkinson se caracteriza por una reducción de dopamina debido a una pérdida de células cerebrales en la conocida como "sustancia negra".

Teniendo en cuenta la forma en la que la cafeína interactúa con las neuronas, es lógico que haya cierta relación entre su consumo y las enfermedades neurodegenerativas. Aún así, aún no se sabe cómo se origina el párkinson, lo que nos ayudaría a saber cómo reducir su riesgo e incluso cómo parar la enfermedad. Más que los temblores, la rigidez de extremidades y la falta de equilibrio son los síntomas más característicos para su diagnóstico hoy en día.