El consumo de suplementos de omega-3 a base de aceite de pescado aumenta en los países industrializados. De hecho, antes de que el consumo de pescado azul se generalizara en España, esta ya era una de las maneras más extendidas de consumir en una cucharada las 'grasas buenas'. Se trata de un nutriente esencial cuyo consumo reduce el riesgo cardio y cerebrovascular. Sin embargo, las últimas evidencias apuntan a que su ingesta puede ser contraproducente y causar el efecto contrario al deseado.
Así lo apunta un reciente estudio publicado en la revista BMJ Medicine. Según sus autores, el consumo habitual de suplementos de aceite de pescado aumentaría en lugar de reducir el riesgo cardio y cerebrovascular en personas con buena salud cardiovascular. Sin embargo, sí retrasan la progresión de la enfermedad cuando ya se sufre alguna enfermedad cardíovascular previa.
El aceite de pescado se aconseja como consumo dietético preventivo con el objetivo de reducir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Existen fármacos derivados de estos ácidos grasos naturales avalados por multitud de estudios que corroboran esta reducción de riesgo, pero solo en el caso de que ya hayan sufrido un evento cardiovascular previo.
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Sin embargo, la evidencia sobre su protección en personas sanas o con un bajo riesgo es menos concluyente, como explican los investigadores responsables del nuevo estudio. En este caso analizaron la asociación entre los suplementos de aceite de pescado y los nuevos casos de fibrilación auricular, infarto de corazón, ictus cerebral, insuficiencia cardíaca y muerte por cualquier causa en personas sin enfermedad cardiovascular previa.
Se evaluó el efecto potencial de consumir suplementos sobre el riesgo de progresar desde una buena salud cardíaca (etapa primaria, personas sanas) hacia una fibrilación auricular (etapa secundaria), eventos cardiovasculares importantes como infarto de corazón o ictus cerebral (etapa terciaria), y mortalidad por cualquier causa (etapa final).
Se usaron datos de 415.737 participantes del Biobanco de Reino Unido con una edad media de entre 40 y 69 años. Las encuestas se realizaron entre los años 2006 y 2010. Se recopiló información básica, incluyendo ingesta habitual de pescado azul y no graso, y también suplementos de aceite de pescado. El seguimiento de la salud de los participantes duró hasta marzo de 2021, o hasta su fallecimiento.
Según los datos facilitados por los voluntarios, casi un tercio (130.365, 31.5%) de los participantes consumían habitualmente suplementos de aceite de pescado. Esto era más habitual en personas mayores, en raza blanca y en mujeres. Por su parte, la ingesta de alcohol y la proporción de pescado graso y no graso consumidos también fueron mayores en estos grupos de población. Las personas fumadoras y aquellas que vivían en zonas desfavorecidas eran las que menos pescado consumían.
Tras un promedio de seguimiento de casi 12 años, 18.367 participantes desarrollaron fibrilación auricular, 22.636 sufrieron un infarto cardíaco, un ictus cerebral o desarrollaron una insuficiencia cardíaca, y 22.140 murieron. Tras analizar el papel de los suplementos de pescado, se determinó que su consumo regular tenía diferentes funciones en la salud cardiovascular, la progresión de la enfermedad y la mortalidad:
- Las personas sin enfermedad cardiovascular previa, pero que consumían suplementos de forma regular, tenían un 13% más de riesgo de desarrollar una fibrilación auricular y un 5% más de riesgo de sufrir un ictus cerebral.
- Las personas con enfermedad cardiovascular previa, que consumían suplementos de forma regular, tenían un 15% menos de riesgo de progresar desde la fibrilación auricular hacia un infarto de corazón, y un 9% menos de riesgo de progresar desde la insuficiencia cardíaca hacia la muerte.
El consumo regular de suplementos en población sana aumentó el riesgo de ictus cerebral o insuficiencia cardíaca un 6% más en mujeres, y un 6% más en los voluntarios no fumadores. Por otro lado, el efecto protector de estos complementos cuando las personas ya sufrían del corazón fue mayor en los hombres (un 7% menos de riesgo) y en los voluntarios de edad más avanzada (11% menos de riesgo).
Como conclusión, los investigadores sugieren que "el uso regular de suplementos de aceite de pescado podría tener diferentes funciones en la progresión de la enfermedad cardiovascular". No obstante, se necesitan más estudios para determinar los mecanismos precisos para el desarrollo y pronóstico de enfermedades cardiovasculares con el uso regular de suplementos de aceite de pescado.