El envejecimiento es inevitable, pero la longevidad va en aumento en todo el mundo, destacando en España con sus 83 años de esperanza de vida media. El reto para la humanidad pasa por disfrutar de nuestra vejez -más allá de los 100, e incluso los 110 años- con la mejor salud posible. Y esto ya lleva ocurriendo desde generaciones en unos enclaves del planeta que el autor Dan Buettner bautizó como 'zonas azules'.
Lo más interesante de estos enclaves es que han alcanzado la mayor concentración de 'supercentenarios' con hábitos de vida y una alimentación tradicionales, sin recurrir a intervenciones farmacológicas o sanitarias. Este concepto se conoce como "esperanza de vida saludable" e implica una menor incidencia de enfermedades crónicas y degenerativas, así como de otras patologías, como la fragilidad, que reducen la calidad de vida de los mayores.
Buettner ha localizado hasta cinco zonas azules en todo el mundo: Cerdeña (Italia), Loma Linda (California), Nicoya (Costa Rica), Ikaria (Grecia) y Okinawa (Japón). Todas y cada una de ellas tienen sus "secretos" para vivir más y mejor, y aunque comparten diversas similitudes, cada una de estos enclaves tiene sus propias fórmulas para superar el siglo de vida.
Así, en la isla de Okinawa, la más longeva de Japón la alta ingesta de antioxidantes como los flavonoides vegetales se habría asociado con una mejor salud cardiovascular. Su dieta incluye verduras, soja y también "batatas moradas" (Dioscorea alata). Este tubérculo emparentado con el boniato es rico en vitaminas y minerales como potasio, fósforo, calcio, vitaminas A, B y C. También rico en fibra, además de hidratos de carbono de absorción lenta. Contiene también fitoesteroles, con un conocido efecto protector a nivel digestivo y cardiovascular.
Menús de la longevidad
Además de su larga esperanza de vida, los habitantes centenarios de las zonas azules comparten factores como un elevado sentido de la comunidad, poseer un propósito de vida, un buen control del estrés, y la realización de actividad física con un propósito -a menudo, la agricultura-, no solo como mera forma de "mantenerse activo" como se hace actualmente en el mundo industrializado.
Así mismo, la mayoría de estas zonas azules se disponen en enclaves geográficos rurales, menos expuestos a la contaminación. Por supuesto, sus habitantes pueden poseer determinados genes ligados a la longevidad, pero los estudios indicarían que una buena genética solo podría explicar un 20-25% de la longevidad de estas poblaciones. Por contraste, sería mucho más importante el lugar que ocupa la alimentación saludable en estas comunidades.
La dieta de las zonas azules se basa en alimentos vegetales como frutas, verduras y legumbres cultivadas a nivel local. Los Adventistas del Septimo Día de Loma Linda tienen una alimentación predominantemente vegetariana. Por su parte, en Nicoya, es habitual el consumo de arroz y frijoles de producción local, los cuales se han asociado a una mayor longitud de los telómeros de los cromosomas que protegen el material genético. El acortamiento de los telómeros, que se produce con cada división celular, es en primera instancia el que dicta cómo y cuándo envejecemos.
En Cerdeña el consumo de carne y pescado es moderado, consumiendo verduras locales y añadiendo pan de bellota, pane carasau, miel y quesos blandos. En las zonas azules se suele cocinar a diario y con ingredientes frescos, algo cada vez menos común en el mundo industrializado. Además, evitan excesos: los centenarios de Okinawa no llegan al punto de saciedad, sino al 80% de su capacidad. Y así, de forma tradicional, llevan a cabo una reducción calórica parcial.
Por otro lado, el consumo de aceite de oliva, vino (no más de un vaso diarios) y té también es habitual. En todos estos casos encontramos antioxidantes, los cuales ayudarán a proteger a nuestras células del daño causado por el envejecimiento. Es muy probable que no exista un único secreto para lograr la eterna juventud, sino un complejo conjunto de factores de estilo de vida, donde la dieta en especial y todo lo que la rodea (productos locales, preparación de alimentos y cocción caseros, no comer en exceso) parece ser un pilar básico.