Un nuevo estudio publicado en Heart Rhythm, la revista oficial de la Heart Rhythm Society, la Cardiac Electrophysiology Society y la Pediatric & Congenital Electrophysiology Society, alerta del peligro del consumo de bebidas energéticas en personas con enfermedades cardíacas congénitas no diagnosticadas. Los excesos de cafeína y otras sustancias excitantes que provocan han llevado a varias instancias en España a plantear restringir su consumo en menores de edad.
Para este nuevo estudio, realizado en la clínica Mayo de Estados Unidos, se examinó una cohorte de 144 supervivientes de un fallo cardíaco repentino, de los cuales siete (5%) habían consumido una o más bebidas energéticas cerca del evento cardíaco. Las bebidas energéticas contienen una concentración cafeína que oscila entre 80 mg y 300 mg por lata, en comparación con los 100 mg en una taza de café preparado, recoge Europa Press.
Sin embargo, la mayoría de estas bebidas energéticas contienen otros ingredientes estimulantes además de la cafeína que no están regulados por la agencia reguladora de EEUU, la FDA. Estos incluyen la taurina y el guaraná. Esos ingredientes altamente excitantes y no regulados alteran la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la contractilidad cardíaca y la repolarización cardíaca de una manera potencialmente proarrítmica.
"Un número cada vez mayor de sustancias en la dieta estándar tienen efectos cardíacos no deseados, lo que lleva a considerar una nueva subcategoría en la historia clínica del paciente. Ingesta: alimentos arritmogénicos", valora Ehud Chorin, del Centro Médico Tel Aviv Sourasky y Facultad de Medicina Sackler de la Universidad de Tel Aviv (Israel). Las bebidas energéticas entran en esta categoría". En España, un estudio de la Oficina Autonómica de Salud Mental y Adicciones de la Comunidad Valenciana afirma que el 45% los de jóvenes abusan de estas bebidas.
Además de examinar el consumo de bebidas energéticas, los investigadores también observaron de cerca el tipo de evento cardíaco, así como las condiciones de vida del paciente como el ejercicio. "Una gran cantidad de 'agitadores' potenciales podrían haber contribuido a una arritmia genética asociada a la enfermedad cardíaca", valora Michael J. Ackerman, cardiólogo genético de Mayo Clinic y director del Laboratorio de Genómica de Muerte Súbita Windland Smith Rice de Mayo Clinic en Rochester.
Estos 'agitadores' incluyen la falta de sueño, la deshidratación, las dietas o el ayuno extremo, el uso concomitante de fármacos que prolongan el intervalo QT o el período posparto. Sin embargo, "lo más probable es que el consumo inusual de bebidas energéticas se combine con otras variables para crear una 'tormenta perfecta' de factores de riesgo que conducen a un paro cardíaco repentino en estos pacientes", explica el investigador principal del estudio.
De esta forma, Ackerman concluye: "Aunque el riesgo relativo es pequeño y el riesgo absoluto de muerte súbita después de consumir una bebida energética es aún menor, los pacientes con una enfermedad cardíaca congénita que predispone a sufrir casos de muerte súbita deben sopesar los riesgos y beneficios de consumir dichas bebidas".