El italiano Valter Longo es uno de los grandes expertos a nivel internacional en lo que a longevidad se refiere. Lleva años estudiando cómo influye nuestra alimentación en el desarrollo (o no) de enfermedades. De hecho, el director del Instituto de la Longevidad en la Facultad de Gerontología de la Southern California University y director del Laboratorio de Oncología y Longevidad del Instituto de Oncología Molecolare de Milán es uno de los grandes defensores del ayuno intermitente

Longo, que ha confesado en alguna ocasión que espera vivir hasta los 120 años, es sin embargo bastante pragmático a la hora de aconsejar a la población sobre los hábitos que cada uno debe cambiar en sus rutinas. "Es importante considerar lo que la gente puede cambiar y lo que no puede cambiar", ha dicho en alguna ocasión el experto. 

Quizás es por este mismo pragmatismo que le caracteriza por lo que este sabio de la longevidad ha reconocido que él mismo cambiaría muchas cosas para poder cumplir muchos años excepto una. De hecho, no la cambiaría incluso si supiera que con ello podría vivir mucho más allá de los 120 años que espera vivir. 

Tal y como explica un artículo publicado en la web de la cadena CNBC, Longo es tajante a la hora de afirmar que "la dieta es, con diferencia, el factor más importante" para tener una vida larga y sana. Él mismo realiza una dieta que se alinea directamente con lo que popularmente conocemos como dieta mediterránea y que, según numerosos estudios, se ha vinculado con un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas o diabetes tipo 2. 

El doctor Longo también recomienda realizar 12 horas de ayuno diarias. Esto es, comer "entre las 8 de la mañana y las 20 de la noche, o las 7 de la mañana y las 19 de la tarde". Es lo que se conoce como dieta que imita el ayuno. Además, es un firme defensor del dicho "desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo". 

Longo reconoce que no cumple con los horarios propios del ayuno por la tarde / noche. "Ceno bastante, bastante tarde por la noche, y probablemente eso no sea lo ideal, pero es que me hace la vida mucho más fácil no almorzar", reconoce el experto y director del Instituto de Longevidad Leonard David en la Escuela de Gerontología de la Southern California University. “No almuerzo de lunes a viernes y luego hago una gran cena”, remacha el experto.

Longo reconoce que “probablemente sería mejor hacer un gran almuerzo y una cena más pequeña. Pero así es como está organizada mi vida”. Además, defiende que probablemente los efectos negativos de comer una cena copiosa a última hora del día son relativos.