La sepia, también conocida como jibia o choco en algunas regiones de España, es un marisco muy apreciado en la gastronomía española. Se trata de un molusco cefalópodo que pertenece a la misma familia que los calamares y los pulpos. La sepia es un ingrediente versátil y se utiliza en una variedad de platos tradicionales en distintas partes del país, sobre todo en verano, donde es uno de los siempre presentes en las terrazas de bares y restaurantes.
Esta popularidad es la que ha dado lugar a que cada vez se ofrezca en más formatos, como este interesante plato para llevar y listo para comer que podemos encontrar en Mercadona: la sepia en salsa Mery, una salsa tradicional de la gastronomía andaluza. Es especialmente popular en la provincia de Cádiz y se utiliza para acompañar mariscos y pescados, así como algunos platos de carne. La salsa se caracteriza por un sabor intenso que se debe a sus ingredientes, entre los que encontramos aceite de oliva, ajo, perejil y, en ocasiones, vinagre.
El producto que ha lanzado Mercadona es bastante fiel a esta receta. Comercializado en dos formatos, bandeja de 500 g y bandeja de 250 g, además de los ingredientes mencionados, incluye sepia, agua, sal y correctores de acidez E330 y E331. Para la bandeja grande, el precio es de 9,75€; para la pequeña, 5,75€. Para su consumo, basta con calentarlo 3 y 2 minutos, respectivamente, con el microondas a máxima potencia.
Un molusco muy nutritivo
Como explica la Fundación Española de Nutrición, la sepia o jibia (Sepia officinalis) es un molusco cefalópodo decápodo de la familia Sepiidae. Se distingue por su cuerpo ancho, ovalado y aplanado, de entre 20 y 40 cm, aunque puede alcanzar hasta 60 cm. Su color varía del grisáceo pálido al marrón oscuro con reflejos malvas. Tiene ocho brazos con ventosas y dos tentáculos largos usados para capturar presas y reproducirse. Es común en el Atlántico Este y en el Mediterráneo. Aunque su disponibilidad en el mercado se mantiene constante gracias a las importaciones, los mejores meses para consumirla fresca son los meses fríos del invierno.
Desde el punto de vista nutricional, por cada 100 gramos de porción comestible, la sepia proporciona de media 71 calorías, 16,1 g de proteínas y 0,7 g de lípidos totales. Entre los lípidos, contiene 0,2 g de ácidos grasos saturados, 0.1 g de ácidos grasos monoinsaturados, 0,2 g de ácidos grasos poliinsaturados, incluyendo 0,193 g de omega-3 y 0,001 g de ácido linoleico. Además, presenta 110 mg de colesterol, 0 g de hidratos de carbono, 0 g de fibra y 83,2 g de agua.
Tiene una composición similar a la del calamar, pero con un contenido ligeramente más bajo en grasas y significativamente más bajo en colesterol. Es una excelente fuente de proteínas y ácidos grasos omega-3, además de diversos minerales y vitaminas. La sepia es rica en proteínas, ácidos grasos omega-3, selenio, yodo, fósforo, hierro, potasio, vitamina B12, niacina, riboflavina, vitamina B6 y vitamina E.
Rico en yodo
Son muchos los minerales que encontramos en la sepia. Entre ellos, destaca el yodo. De hecho, por cada 100 gramos de sepia hay unos 64 mg de yodo, un oligoelemento esencial para la salud a lo largo de toda la vida. Aunque los oligoelementos están presentes en el cuerpo humano en pequeñas cantidades y no tienen valor nutricional directo, desempeñan funciones cruciales en varias reacciones metabólicas.
El yodo se clasifica como un oligoelemento esencial porque tanto su deficiencia como su exceso, aunque este último es muy poco frecuente, pueden causar problemas de salud. Este mineral es clave para la síntesis de las hormonas tiroideas T3 y T4. Estas hormonas, producidas por la glándula tiroides, se distinguen químicamente por la cantidad de átomos de yodo que contienen: tres para T3 y cuatro para T4.
Las hormonas tiroideas influyen en la regulación del ritmo cardíaco, la termorregulación, y el metabolismo de carbohidratos, lípidos y proteínas. Además, son esenciales para varios mecanismos metabólicos, el buen funcionamiento celular y del sistema nervioso. Durante el crecimiento, desde la etapa fetal hasta la pubertad, las hormonas tiroideas juegan un papel vital en la formación del sistema nervioso, el desarrollo celular, la regulación del metabolismo basal, el desarrollo muscular y el neurodesarrollo.
Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), el yodo es especialmente importante durante el embarazo, sobre todo en las primeras 10 a 12 semanas cuando el feto depende totalmente de las hormonas tiroideas maternas. Aunque el feto comienza a producir su propia hormona tiroidea al final del primer trimestre, aún necesita que la madre consuma suficiente yodo para su desarrollo adecuado.