En ningún otro continente se bebe tanto alcohol como en Europa hoy en día. Tanto España como el resto de vecinos cercanos llegan a consumir más del doble que la media mundial. El consumo de alcohol es el tercer factor de riesgo de mortalidad, con 300.000 muertes anuales asociadas.

A pesar de que esta información es de dominio público desde hace décadas, las cosas apenas han cambiado. El consumo no ha disminuido, pero los patrones sí se han modificado. Y si España presume de tradición vinícola, el vino no es la principal bebida alcohólica consumida en nuestro país, como confirma el nuevo trabajo publicado en la revista Addiction.

Este nuevo trabajo analizó los patrones de consumo de alcohol en Europa entre 2000 y 2019, y determinando hasta seis patrones divididos por países. Así, entre los países consumidores de vino destacan Francia, Italia, Portugal, Grecia y Suecia. Estos países consumen menos cerveza y licores, y menos alcohol en general.

Por su parte, los consumidores de cerveza serían Austria, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Noruega, Eslovenia y España. Implica un consumo de cerveza significativamente elevado, pero uno relativamente bajo de bebidas espirituosas.

Por otro lado, entre los países consumidores de cerveza y excesos de alcohol en general destacan Croacia, República Checa, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia. Estos países consumen cerveza prioritariamente, pero destacan por sus 'atracones' de alcohol en forma episódica.

Evolución de los patrones de consumo de alcohol en Europa.

Los países consumidores de alcohol generalizado serían Estonia, Letonia y Lituania. Las repúblicas bálticas se caracterizarían por su elevado consumo de bebidas espirituosas y cerveza, lo que daría lugar a una mayor tasa de alcoholismo. No son amantes del vino, y tampoco se caracterizan por los 'atracones' de alcohol.

A continuación, vienen los países consumidores de mucho alcohol pero con una alta abstinencia a lo largo de la vida, destacando Ucrania, Bulgaria y Chipre. Se caracterizarían por una menor prevalencia de bebedores en general. Pero los que sí consumen alcohol suelen hacerlo en cantidades elevadas, destacando el consumo de bebidas espirituosas.

Finalmente, estarían los países con una alta prevalencia de consumo de alcohol generalizado y en exceso: Finlandia, Islandia, Irlanda, Luxemburgo y Malta. Estos países destacan por tener una mayor prevalencia de bebedores en general que a su vez realizan numerosos 'atracones' de alcohol.

Como ya ha ocurrido en estudios previos, se detectaron asociaciones significativas entre los patrones de consumo de alcohol y los daños para la salud. Se cuantificaron pérdidas de "años de vida ajustados por discapacidad", es decir, el término que mide el número de años perdidos debido a una mala salud, discapacidad o muerte prematura.

En este caos, los países con un alto consumo de bebidas espirituosas y/o alta prevalencia de consumo excesivo de alcohol -Estonia, Letonia, Lituania, Ucrania, Bulgaria y Chipre- tuvieron un promedio más elevado de mortalidad y perjuicios para la salud atribuibles al consumo de alcohol.

Aunque se sigue recomendando el "consumo moderado de alcohol", el consenso científico es que no existe un consumo seguro de alcohol. Consumos tanto bajos como "moderados" se habrían asociado a hipertensión arterial e incluso infartos de corazón en personas jóvenes. Así mismo, se sabe que consumir alcohol desde la juventud empeora más si cabe las cosas, dando lugar a alteraciones emocionales, cognitivas y cerebrales.

Existen evidencias a favor de ciertos "beneficios ligeros-moderados" para determinadas poblaciones, pero  cabe recordar que se trata de estudios observacionales. Por ejemplo, no es infrecuente que gran parte de la población incluida en el estudio y autodenominada como "abstemia" sean en realidad exbebedores, que ya no beben para no recaer en el alcoholismo, o porque sufren enfermedades relacionadas.

"Los patrones de consumo de alcohol en Europa parecen estar profundamente arraigados en la cultura y, por lo tanto, son difíciles de cambiar", explica uno de los autores, el Dr. Jürgen Rehm. "Dado que los patrones de consumo de alcohol están fuertemente asociados a la carga de morbilidad y mortalidad, debemos encontrar formas de cambiar los patrones que caracterizan a los grupos con mayor carga atribuible al alcohol".