La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dependiente del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, ha tenido conocimiento de una notificación de alerta trasladada por las autoridades sanitarias de Alemania. El aviso, relativa a la presencia de toxina botulínica en botes de setas en salmuera, ha sido transmitido a través de la Red de Alerta Alimentaria Europea (RASFF).

Concretamente, el producto afectado es la seta Rúsula blanca común (Russula delica) cortada y en salmuera, envasado en tarro de cristal por la marcha 'Tpyzah', con origen en Rusia. El número del código de barras afectado es 4250370532731 y la fecha de consumo preferente es 20/05/2025.

Según la información disponible, la distribución inicial ha sido a las comunidades autónomas de Andalucía, Cataluña y Canarias. No obstante, AESAN advierte que no es descartable que puedan existir redistribuciones a otras comunidades autónomas.

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Esta información ha sido trasladada a las autoridades competentes de las comunidades autónomas a través del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI), con el objeto de que se verifique la retirada de los productos afectados de los canales de comercialización, así como al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES). Se recomienda a las personas que tengan en su domicilio el producto afectado por esta alerta que se abstengan de consumirlo.

En el caso de haber consumido el producto afectado y presentar alguna sintomatología compatible con el botulismo (fatiga, debilidad, visión borrosa, sequedad de boca, dificultad para tragar y hablar, vómitos, diarrea, dolor abdominal) se recomienda acudir a un centro de salud.

Finalmente, recuerdan que el botulismo es una enfermedad grave que en determinadas ocasiones puede llegar a ser mortal. Sin embargo, es relativamente inusual. Es una intoxicación causada generalmente por la ingesta alimentos contaminados con neurotoxinas muy potentes. El botulismo no se transmite de persona a persona.

Esta enfermedad está causada por la toxina producida por una bacteria llamada Clostridium botulinum. Este microorganismo puede encontrarse en superficies como el suelo y en ambientes con bajo contenido de oxígeno. También se pueden dar en alimentos enlatados o en conserva que han sido mal procesados y almacenados de forma inadecuada.

La toxina que causa el botulismo es una de las más potentes que se conocen, puesto que afecta directamente al sistema nervioso. Provoca el bloqueo de la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor que actúa transmitiendo señales desde las células nerviosas hasta los músculos.

Los casos más graves de botulismo pueden conducir a la muerte al provocar una parálisis flácida de los músculos. Cuando esta afecta a los músculos respiratorios provoca dificultades para coger y expulsar aire. Por ello, en los casos más extremos, puede conducir a la asfixia.

El índice de mortalidad en pacientes de botulismo se sitúa entre el 5% y el 10%. Lo normal es que los síntomas se manifiesten entre las 12 y 36 primeras horas después de la ingesta del producto contaminado. No obstante, el plazo máximo puede ser de hasta ocho días